Choque de culturas
Los militares estadounidenses comenzaron a entrenar a los polic¨ªas iraqu¨ªes el pasado mes de junio. La imagen que ofrec¨ªan aquellas clases de seguridad ciudadana hubieran servido para ilustrar mejor que otras muchas el choque de culturas que defiende el polit¨®logo norteamericano Samuel Huntington.
En una de las plantas del Palacio de Congresos de Bagdad dos jovenc¨ªsimos oficiales del Ej¨¦rcito de EE UU instru¨ªan a un grupo de antiguos polic¨ªas iraqu¨ªes formados en fila india dispuestos a ser reciclados. Nada de armas de fuego y lectura de derechos.
Panzudos y con caras patibularias, observaban con escepticismo los perfectos movimientos y llaves para inmovilizar a los delincuentes que hac¨ªan los militares.
Luego les tocaba repetir a ellos, y ah¨ª ven¨ªa el problema. La perfecta sincron¨ªa de movimientos para poner a un delincuente boca abajo, metiendo la mano por detr¨¢s, entre las piernas del sospechoso y tirando fuerte del cintur¨®n no serv¨ªa cuando la mitad de la fila vest¨ªa la yalab¨ªa, la tradicional camisa iraqu¨ª, que llega m¨¢s abajo de las rodillas. A las risas, las toses, el par¨®n y el pitillito, suced¨ªa el intento de los oficiales norteamericanos de ense?ar otro m¨¦todo de detenci¨®n. Los soldados correg¨ªan los movimientos. Incapaces de pronunciar los nombres y apellidos ¨¢rabes, iban diciendo "Charly, Lucas, D. J....".
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