'Capitanes intr¨¦pidos', de R. Kipling
EL PA?S ofrece por 1 euro el relato del duro aprendizaje vital de un ni?o rico y maleducado entre los rudos pescadores
En el empe?o algo absurdo de elaborar listas jer¨¢rquicas a costa de los escritores uno no sabe demasiado bien d¨®nde ha ido a parar Rudyard Kipling. Quiz¨¢ viaj¨® demasiado, escribi¨® lo que vio y divirti¨® a sus lectores m¨¢s de lo que es recomendable para entrar en la alta literatura, por m¨¢s que fuera el primer escritor en lengua inglesa premiado con el Nobel. Transit¨® tambi¨¦n la escritura juvenil cuando no estaba etiquetada, y si hoy habl¨¢ramos aqu¨ª de una de sus obras cumbre habr¨ªa que referirse a El libro de la selva, Kim de la India o incluso a Stalky & Co., donde cont¨® las travesuras escolares de un grupo de chavales en un texto autobiogr¨¢fico que ha ganado m¨¢s adictos para la lectura que todas las campa?as promocionales.
Recibe una primaria lecci¨®n sobre su peque?ez frente a la grandeza del mar
El autor se trabaja la construcci¨®n moral del personaje casi a martillazos
Sus textos desnudos contienen humor y melodrama y han pasado a la historia con el privilegio de haber propiciado varias obras maestras del cine: el cl¨¢sico de dibujos animados El libro de la selva, Kim de la India, Gunga Din, una de las mejores si no la mejor pel¨ªcula de John Huston, El hombre que pudo reinar, y la cinta de Victor Fleming Capitanes intr¨¦pidos, que inmortaliz¨® al joven Freddie Bartholomew y le gan¨® un oscar a Spencer Tracy por su improbable pescador portugu¨¦s Manuel. Esta novela es el cuento moral del pobre ni?o rico. El joven Harvey Cheyne, malcriado millonario, se marea y cae al mar desde un vapor de lujo. En alta mar es rescatado por una goleta llamada Estamos Aqu¨ª, que se dedica a la pesca del bacalao. El primer instinto de Harvey es ofrecer dinero a los pescadores para que le lleven de inmediato a Nueva York, pero nadie va a comprometer los tres meses de pesca por un insoportable maleducado de 15 a?os. Escrita en tiempos muy anteriores a lo pol¨ªticamente correcto, Harvey recibe un estruendoso bofet¨®n al tiempo que es aleccionado sobre lo mucho que ayuda a clarificar las ideas perder un poco de sangre superflua.
A partir de aqu¨ª, Harvey recibe una primaria lecci¨®n sobre la dura vida de los pescadores en los bancos del Norte atl¨¢nticos, sobre su peque?ez frente a la grandeza del mar y el eterno rondar de la muerte con su aliento cercano. Al parecer, Kipling se traslad¨® a la costa de Boston y tom¨® notas durante largo tiempo sobre el ambiente marinero, aunque molesto porque para entonces su fama internacional ya le imped¨ªa el anonimato. El que hab¨ªa sido periodista y luego cronista literario de las grandezas del ej¨¦rcito colonial ingl¨¦s ten¨ªa una impagable afici¨®n por recopilar leyendas e historias m¨ªticas locales, y aunque este cuento de formaci¨®n fue muy mal recibido por la cr¨ªtica, pareci¨® la espoleta para arrancar a contar las aventuras juveniles en la India que le proporcionar¨ªan la inmortalidad.
"Aquel chico ten¨ªa un camarote con ba?o y agua caliente y pasaba diez minutos todas las ma?anas eligiendo el desayuno en un men¨² con los bordes dorados. Y ese mismo muchacho estaba en pie a las cuatro de un incierto amanecer con un traje de tosca tela chorreando agua, tocando con toda el alma, por razones de vida o muerte, una campana m¨¢s peque?a de la que usaba el camarero para llamar al desayuno, mientras en alg¨²n lugar muy pr¨®ximo un tajamar de acero de diez metros avanzaba contra su peque?a embarcaci¨®n a m¨¢s de treinta kil¨®metros por hora. Lo m¨¢s amargo era pensar que hab¨ªa personas dormidas en c¨®modos camarotes tapizados que no se enterar¨ªan hasta bien entrada la ma?ana de que hab¨ªan destruido un peque?o barco de pesca". As¨ª recapitula Kipling a mitad de novela sobre la inversi¨®n de papeles del joven Harvey. En los cap¨ªtulos finales los padres millonarios recorrer¨¢n en tiempo r¨¦cord el camino hasta la costa para recuperar no s¨®lo al hijo resucitado, sino para encontrarse con un hombre que ha aprendido la lecci¨®n de los que trabajan con sus manos. El homenaje del pueblo a todos los muertos en alta mar en los ¨²ltimos meses le provoca un vah¨ªdo casi existencilista avant la lettre y sirve de transici¨®n hacia su nueva vida de millonario comprometido.
En el recorrido vital de Harvey, Kipling se trabaja la construcci¨®n moral del personaje casi a martillazos. Habla de la filosof¨ªa de la vida de los marineros, de la glorificaci¨®n del esfuerzo y su talento para esbozar personajes y su capacidad de cuentista le salvan de posibles naufragios. "As¨ª empezamos todos, los chicos fingen que son hombres hasta que llega la hora de morir... fingiendo y fingiendo", dice el marinero Tom Platt cuando para entonces la goleta Estamos Aqu¨ª se ha convertido para siempre en la mejor escuela de vida que un insoportable ni?o rico pueda merecer.
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