Negocios de unos cuantos
Con Charles Svoboda, un canadiense de 63 a?os, hay que llevar cuidado. Lo ves y dices: un jubilado extranjero m¨¢s de los muchos que pueblan nuestro litoral mediterr¨¢neo, saturado de pensionistas y constructores. Pero en cuanto cruzas dos palabras con ¨¦l, la cosa cambia. Svoboda est¨¢ en pie de guerra. No piensa retirar sus tropas de la partida Hostalet (perteneciente al municipio de Benissa, en la Marina Alta) aunque se lo pidan de rodillas los llamados agentes urbanizadores. Ni ¨¦l, ni por supuesto la organizaci¨®n que preside (Abusos Urban¨ªsticos No) venden sus voluntades por un plato de lentejas, como puede ocurrir en X¨¤bia donde el promotor Felipe Sedano se compromete en documento p¨²blico a pagar 3.000 euros a cada uno de los vecinos del barrio mar¨ªtimo de Duanes de la Mar si se aprueba su plan de ampliaci¨®n del puerto. ?Tres mil euros para sobornar -de esto se trata- a los ciudadanos en presencia de un notario? ?A qu¨¦ hemos llegado?
Si un empresario se asoma a un valle o a una colina, le gusta el lugar, echa cuentas y concluye que si presenta un plan de urbanizaci¨®n, y se lo aprueban, el valle o la colina ser¨¢n suyos, nadie lo detiene
No, ya est¨¢ bien. Si la costa (y lo que ya no es costa sino tambi¨¦n tierras del interior) va a ser suculenta merienda de especuladores, pasto de un ej¨¦rcito de excavadoras, para¨ªso de adosados, enjambre de carreteras, f¨¢brica de ruidos y ping¨¹e negocio de alcald¨ªas, conviene poner las cosas claras para no llevarse sorpresas.
El otro d¨ªa apareci¨® en la CCN Internacional una residente del t¨¦rmino de Calpe a la que un agente urbanizador le arrancaba un pedazo de cocina de su casa dejando a la pobre se?ora en el tendedero y en bragas. Luego, en la misma CNN, sacaban a otras v¨ªctimas de la llamada Ley Reguladora de la Actividad Urban¨ªstica (atropello ideado por el PSOE y explotado a fondo por el PP, pues los grandes negocios no conocen ideario pol¨ªtico), y sacaban, como digo, en la tele norteamericana, a diversas v¨ªctimas de esa ley que salvando las diferencias recordaban a los refugiados palestinos en Gaza, indignados e indefensos ante las m¨¢quinas de demolici¨®n israel¨ªes. All¨ª se mostraban los efectos de una invasi¨®n perpetrada con nocturnidad y alevos¨ªa.
El comentarista sacaba sus l¨®gicas conclusiones de estos hechos inexistentes en cualquier otra parte de Europa: las garant¨ªas jur¨ªdicas en la Comunidad Valenciana son pr¨¢cticamente nulas para los propietarios de bienes inmuebles. Si un empresario se asoma a un valle o a una colina, le gusta el lugar, echa cuentas y concluye que si presenta un plan de urbanizaci¨®n al municipio, y se lo aprueban, el valle o la colina ser¨¢n suyos, nadie lo detiene. O como acostumbran a decir en su argot los del ramo: a las malas se compra hasta con bicho dentro.
Esto es lo que teme Charles Svoboda (y otros 50.000 presuntos damnificados de la RAU, o de la LUV, que es la anterior ley en versi¨®n maquillada) y esto es lo que el cabeza visible de Abusos Urban¨ªsticos No -diplom¨¢tico canadiense y ex director general de los Servicios de Inteligencia de aqu¨¦l pa¨ªs- est¨¢ dispuesto impugnar contra viento y marea.
Hace un par de a?os estaba Sovoboda tranquilamente en su jard¨ªn cuando advirti¨® que unos individuos tomaban medidas muy cerca de su casa. Pregunt¨® qu¨¦ les tra¨ªa por all¨ª. Le dijeron que un proyecto de urbanizaci¨®n. "Yo les pregunt¨¦ si ten¨ªan algo que ver con el Ayuntamiento de Benissa. No dijeron ni que s¨ª, ni que no. Se limitaron a decirme que este terreno, el m¨ªo, ya ca¨ªa dentro de su puchero".
Svoboda encendi¨® todas las alarmas. Cre¨® la asociaci¨®n Abusos Urban¨ªsticos No que cuenta en este momento con mas de veinte mil miembros y tiene p¨¢gina web. Averigu¨® que los extra?os agrimensores estaban recorriendo otras partidas del mismo municipio con la pretensi¨®n de hacer construcciones masivas, hoteles, calles de 20 metros de ancho y no s¨¦ cuantas maravillas m¨¢s. De las adormecidas profundidades profesionales de Svoboda resucit¨® la del espionaje, pues este hombre es capaz de leer un papel a dos metros de distancia aunque se lo pongas boca abajo. De manera que se pase¨® por las distintas mesas del Ayuntamiento y en un rato lo tuvo claro. Detr¨¢s de la oreja, grande por cierto, de Svoboda, se pos¨® la gran mosca del urbanizador, zumbona como cualquier mosca cojonera.
La nueva ley Urban¨ªstica Valenciana mantiene la obligaci¨®n del propietario de ceder suelo a los promotores. Pero como han sido tan escandalosos los atropellos cometidos hasta la fecha, en previsi¨®n de otros peores se establece que los afectados deber¨¢n ser claramente informados de esos planes, y dispondr¨¢n de suficiente tiempo para decidir qu¨¦ hacer. Se pregunta uno qu¨¦ cabe hacer ante una expropiaci¨®n forzosa fuera de presentar otro proyecto que mejore el anterior. No es soluci¨®n. La nueva ley tambi¨¦n garantiza a las v¨ªctimas que no pagar¨¢n un sobreprecio de las obras a urbanizar. Lo cual es de caj¨®n. Sin embargo, Charles Svoboda, y con ¨¦l sus tropas de damnificados, consideran que nada de esto es bastante. As¨ª que han recurrido al Parlamento Europeo para que env¨ªen desde Bruselas una comisi¨®n y hablen con los numerosos cornudos y apaleados.
Svoboda dice, y tambi¨¦n lo afirma Enrique Climent, vicepresidente de Abusos Urban¨ªsticos No, que de otras comunidades espa?olas les est¨¢n llegando noticias de abusos similares. Citan casos en Asturias, Catalu?a y Andalucia, "donde Zaplana ha vendido a sus amigos la LRAU en su versi¨®n especuladora mas pura y dura".
Svoboda mira ahora su piscina y presagia que si no hace algo perder¨¢ la mitad, ya que el proyecto atraviesa la propiedad justo por ah¨ª "y encima me har¨¢n pagar 20 millones de pesetas para urbanizar algo que va a quitarnos la tranquilidad a todos los vecinos que buscamos este lugar alejado del mar por ser, precisamente, apacible y r¨²stico".
Le irrita que la ley invoque el inter¨¦s social y el bien p¨²blico en una operaci¨®n que, a su juicio, no es mas que un lucrativo negocio privado que, sin poner ni un duro, beneficia a sus promotores y a las arcas de los municipios. Abusos Urban¨ªsticos No, ha recurrido por lo contencioso al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Y pide una moratoria urban¨ªstica hasta tanto se apruebe en las Cortes esa nueva ley. "Lo mas vergonzoso es que la est¨¢n aplicando sin disponer siquiera de su preceptivo reglamento".
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