Primero, Marruecos
Al margen de la costumbre, en esta ocasi¨®n exist¨ªan sobradas razones para que el primer viaje al exterior de Zapatero fuera a Marruecos. La rapidez con la que ha realizado la visita, anunciada durante el debate de investidura, es sin duda muestra de la importancia que el presidente concede a la relaci¨®n con Rabat, empantanada por un c¨²mulo de problemas muchas veces intrascendentes, pero muy mal gestionados en los ¨²ltimos a?os. Acontecimientos como los atentados del 11-M vinieron a poner dram¨¢ticamente las cosas en su sitio, recordando la necesidad de separar lo sustancial de lo accesorio en unas relaciones que son vitales pa- ra ambos pa¨ªses y para la estabilidad internacional. Sobre los Gobiernos de Madrid y de Rabat recae en buena medida la responsabilidad de demostrar que la fractura entre Occidente y el islam es imaginaria.
La t¨ªmida recomposici¨®n de las relaciones llevada a cabo por el anterior Gobierno de Espa?a, despu¨¦s de que alcanzasen un grado m¨¢ximo de tensi¨®n con el incidente de Perejil, no es suficiente para abordar con garant¨ªas la agenda que qued¨® congelada tras la negativa a renovar el acuerdo de pesca por parte de Marruecos, y a la que no han cesado de incorporarse nuevos y preocupantes cap¨ªtulos. Zapatero ha viajado a Casablanca acompa?ado por los ministros de Interior y Asuntos Exteriores, adem¨¢s de por la secretaria de Estado para la Inmigraci¨®n, subrayando de este modo las prioridades del nuevo Gobierno. Ante todo, lograr mayor coordinaci¨®n en la lucha contra el terrorismo, una amenaza que afecta por igual a los ciudadanos de ambas orillas del Estrecho, como prueba la conexi¨®n entre la matanza de Casablanca y el 11-M.
En materia migratoria, lo que se busca es lograr una mayor eficacia a la hora de asegurar cauces legales para que los trabajadores marroqu¨ªes accedan al mercado laboral espa?ol. Zapatero ha anunciado una mayor implicaci¨®n de los diversos departamentos ministeriales y, al mismo tiempo, un reforzamiento de la contrataci¨®n en origen. Quiz¨¢ el clima que parece abrirse paso en las relaciones bilaterales deber¨ªa permitir nuevos avances en el tratamiento de un fen¨®meno que, hasta ahora, ha sido abordado sobre todo con criterios policiales y de frontera.
La visita de Zapatero ha pretendido, por ¨²ltimo, identificar proyectos en los que Madrid y Rabat puedan implicarse en el futuro. A este apartado, esencial para generar la confianza con la que deben ser abordados los inevitables problemas que surgen entre pa¨ªses con v¨ªnculos tan estrechos, pertenece el compromiso de reactivar la cooperaci¨®n econ¨®mica. Tambi¨¦n el anuncio de una visita oficial del rey Juan Carlos, cuya fecha establecer¨¢n de com¨²n acuerdo ambas casas reales, tras los contratiempos diplom¨¢ticos surgidos en torno a la boda de Mohamed VI. El compromiso de Zapatero de apoyar la candidatura de Marruecos para el Mundial de f¨²tbol de 2010 a?ade un elemento afectivo de gran impacto popular.
M¨¢s all¨¢ de los resultados concretos que haya propiciado esta visita, la diplomacia espa?ola tiene por delante la tarea de recomponer el esquema de relaciones con Marruecos que se fue tejiendo trabajosamente desde los inicios de la transici¨®n. Durante los ¨²ltimos a?os se han recuperado razonamientos propios del antiguo africanismo, jugando con las divisiones existentes en el Magreb sobre asuntos como el S¨¢hara para tratar de asegurar nuestras propias posiciones. Como demostr¨® el r¨¢pido y en buena medida incontrolable deterioro de las relaciones entre la no renovaci¨®n del acuerdo de pesca y el incidente de Perejil, est¨¢ en el inter¨¦s de nuestro pa¨ªs recuperar una visi¨®n de conjunto hacia el Magreb que pasa por defender el desarrollo y los avances democr¨¢ticos en todos y cada uno de los pa¨ªses que lo componen. Tambi¨¦n en el inter¨¦s de Marruecos, y de ah¨ª que esta visita pueda ser interpretada como un primer y esperanzador mensaje.
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