Colombia
Con respecto a las declaraciones del jesuita colombiano Javier Giraldo, recogidas por EL PA?S el pasado jueves, una pregunta parece de rigor: ?tiene raz¨®n el mencionado sacerdote cuando dice que "el Gobierno de Uribe ha trazado una estrategia de paramilitarizaci¨®n, muy sutil: la seguridad democr¨¢tica"?
El presidente Uribe fue elegido mayoritaria y democr¨¢ticamente, con el mandato ciudadano de restablecer con firmeza el imperio de la ley. Fue elegido para recuperar en todo el territorio el derecho a la vida, el ejercicio de las libertades, la justicia, y garantizar el derecho a la propiedad dentro de un Estado social de derecho. El cumplimiento de este mandato, tan elemental para cualquier pa¨ªs por ser la esencia misma del Estado, en Colombia result¨® renovador y logr¨® el optimismo de los colombianos.
Cuando el presidente Uribe asumi¨® la presidencia, los colombianos ten¨ªamos m¨¢s territorio que Estado, el mundo entero ve¨ªa con estupor la incapacidad del Estado para enfrentar el terrorismo y garantizar la convivencia. Nuestra democracia estaba amenazada, y se hab¨ªa roto nuevamente la esperanza de alcanzar la paz a trav¨¦s del di¨¢logo. Fue precisamente por la incapacidad del Estado de garantizar los m¨ªnimos derechos de los colombianos que surgi¨® un grupo armado de extrema derecha que ha pretendido, de manera criminal, llenar ese vac¨ªo. Son los llamados paramilitares, financiados por el narcotr¨¢fico y el secuestro, al igual que las guerrillas terroristas de extrema izquierda.
Mal puede, entonces, pretenderse que un presidente que est¨¢ devolviendo, por la v¨ªa democr¨¢tica, la seguridad a los colombianos, sea tachado por algunos de aut¨®crata. Mal puede confundirse el ejercicio de la autoridad leg¨ªtima con el autoritarismo.
Ahora bien, hay quienes pretenden, a la luz de leg¨ªtimas diferencias ideol¨®gicas, confundir la democracia con su propio pensamiento. El ejercicio de la democracia, en s¨ª mismo, no es patrimonio de ning¨²n partido y, afortunadamente, de ninguna ideolog¨ªa. Tampoco se puede pretender que una ley cuando ha sido aprobada, con mecanismos absolutamente democr¨¢ticos, sea una expresi¨®n de la derecha. La ley es un instrumento de la justicia y es el marco y la frontera con los que debe actuar cualquier gobernante.
Han podido los pa¨ªses civilizados a trav¨¦s de la historia defenderse con la ley, frente a la embestida de la barbarie, de los abusos econ¨®micos o de cualquier exceso de los poderosos; ?por qu¨¦, entonces, los colombianos no podemos, dentro del ejercicio de nuestra democracia, defendernos de la embestida de unos terroristas que han venido impidiendo nuestra convivencia y la transformaci¨®n social de unas realidades inequitativas que imperan desde hace mucho tiempo en nuestro pa¨ªs?
Considero que el padre Giraldo, con afirmaciones de este estilo, est¨¢, guardadas proporciones, tan equivocado como el cura P¨¦rez con la fundaci¨®n del grupo guerrillero ELN.
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