Vengativos
En Estados Unidos van comprendiendo lo que ocurri¨® el 14-M en Espa?a. La tesis de que fuera un voto de "apaciguamiento" del terrorismo del 11-M ha remitido. Pero, aunque ha de aceptarlo, esta Administraci¨®n no le perdona a Zapatero la retirada de las tropas espa?olas de Irak (ha sido con este anuncio que el estadounidense medio se ha enterado de que Espa?a ten¨ªa tropas all¨ª), sin haberle dado una oportunidad al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Claro que sobre el contenido de una nueva resoluci¨®n, la Administraci¨®n manifiesta unos d¨ªas unas intenciones, y otros, otras.
Es una Administraci¨®n de vengativos. Algunos que conocen bien a Cheney, a Rumsfeld y a otros -por haber trabajado con ellos- as¨ª lo afirman. En su ¨²ltimo libro, The Choice, el nada sospechoso Zbigniew Brzezinski recuerda c¨®mo las potencias mundiales dicen que no libran guerras sino que crean paz, y que no invaden, sino liberan. Y sobre todo, en palabras de Peter Bender, "se sienten ultrajadas cuando un vasallo deja de actuar como vasallo". La vieja f¨®rmula leninista retomada por Bush -"Quien no est¨¦ con nosotros, est¨¢ contra nosotros"- es la vara de medir.
La mujer que sac¨® las fotos de los ata¨²des de soldados muertos a la llegada a la base de Dover ha sido despedida, con su marido, de las contratas para que trabajaban. Washington no quiere im¨¢genes de ata¨²des de esta guerra. Y est¨¢ en curso una operaci¨®n para desacreditar al afamado periodista Bob Woodward por su revelador libro Plan de ataque sobre los entresijos de los preparativos de la invasi¨®n de Irak, incluso por los aspectos que le contaron, on the record, el propio Bush, Rumsfeld, o Powell, este ¨²ltimo en desacuerdo, pero sirvi¨® fielmente sin dimitir. ?stos no perdonan a los que se les atraviesan. Al candidato dem¨®crata a la Casa Blanca, John Kerry, le est¨¢n desmenuzando su pasado m¨¢s remoto. A Bush, no. Las elecciones de noviembre las decidir¨¢ un pu?ado de votos en un pu?ado de Estados. Y, m¨¢s que la guerra -los partidos de ambos est¨¢n internamente divididos al respecto-, lo que se juzga es si el uno o el otro es apto para gobernar. Y es en esta cuesti¨®n de aptitud, tambi¨¦n para buscar aliados, donde ha impactado la decisi¨®n de Zapatero, con casi un crimen de lesa majestad contra Bush.
Espa?a les ha fallado, y con un efecto domin¨®: la retirada espa?ola arrastra otras. Pero castigo, puede haber poco. El comercio tiene sus reglas. Estamos todos en la lucha contra el terrorismo, y no es previsible que EE UU no siga colaborando con Espa?a en la persecuci¨®n del terrorismo global y no del local. En cuanto a las relaciones con Marruecos, desde los atentados de Casablanca y de Madrid, ya no se pueden permitir m¨¢s errores en las relaciones bilaterales. Adem¨¢s, para Washington, la base de Rota es mucho m¨¢s importante que las tropas espa?olas.
Como se se?al¨® en una reuni¨®n este fin de semana en la sede del Council on Foreign Relations en Nueva York, el efecto espa?ol, m¨¢s all¨¢ de su incidencia sobre el estado de la llamada coalici¨®n, ha puesto de relieve que la guerra de Irak quema a los pol¨ªticos que la han defendido. Ha quemado a Aznar, abrasado en parte a Blair, al Gobierno polaco, y est¨¢ por ver qu¨¦ pasa con Bush. Pero ha tenido otro efecto que no gusta desde esta Administraci¨®n: superada la falsa dicotom¨ªa rumsfeldiana entre una vieja y una nueva Europa, est¨¢ impulsando un nuevo europe¨ªsmo, una transformaci¨®n de la UE en actor global. Pese a sus limitaciones, la UE no busca convertirse en "contrapeso" a EE UU, sino ampliar su margen de autonom¨ªa de decisi¨®n y acci¨®n. Incluso los que entran en la UE el pr¨®ximo s¨¢bado, muchos m¨¢s atlantistas que europe¨ªstas, cambiar¨¢n pronto o est¨¢n cambiando ya, en buena parte como consecuencia de la guerra de Irak.
El problema actual no es ya reconstruir, sino reinventar las relaciones transatl¨¢nticas en t¨¦rminos pol¨ªticos y estrat¨¦gicos, con una proyecci¨®n global, el "nuevo Occidente", como lo llaman Moratinos y otros. Mas, ?es posible, sin que, hoy por hoy, se vislumbre una soluci¨®n para Irak? Pues nadie la ve.
aortega@elpais.es
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