Ocho a?os de incertidumbre por un solar
Vista para sentencia la venta en 1996 de un terreno en Arturo Soria tras falsificar las firmas de los propietarios
En noviembre de 1996 tres hombres fueron detenidos tras vender a una empresa un solar en la zona de Arturo Soria que no les pertenec¨ªa. Los detenidos consiguieron fingir ser los propietarios del terreno tras falsificar las firmas de los due?os originales en el documento de una compraventa que, seg¨²n los perjudicados, jam¨¢s se llev¨® a cabo. La semana pasada se celebr¨® el juicio en la Audiencia Provincial, que ya est¨¢ visto para sentencia.
Tanto la empresa estafada, Uni¨®n Pineda SL, que asegura haber adquirido el solar "de buena fe", como los propietarios originales reclaman el solar, en el n¨²mero 42 de la calle de Bueso Pineda y a escasos metros de la calle de Arturo Soria. Sus 800 metros cuadrados est¨¢n hoy valorados en aproximadamente 1,8 millones. Sin embargo, est¨¢ abandonado y los arbustos y la hierba crecen sin control, ya que hace ocho a?os que existe una orden judicial que impide cualquier tipo de actividad en ¨¦l hasta que la sentencia de respuesta a la cuesti¨®n: ?a qui¨¦n pertenece ahora el solar?
Tanto la empresa estafada como los propietarios originales reclaman el solar
?sta es la incertidumbre que sufre desde 1996 Francisco Lopesino, de 86 a?os. En 1957 compr¨® el terreno por 4.500 pesetas junto a un socio, compa?ero de trabajo. Ambos lo dividieron a partes iguales. La calle de Arturo Soria estaba entonces en las afueras de Madrid y nada hac¨ªa sospechar que se convertir¨ªa en una de las zonas m¨¢s caras de la capital. La compra no se hizo con ¨¢nimo de especular, asegura C¨¢ndida, hija de Francisco. "Siempre hemos sido y somos gente de clase media", dice. El tiempo fue pasando y el solar ni se vendi¨® ni en ¨¦l se edific¨® nada. Mientras, su valor iba creciendo.
En 1995 los actuales propietarios, Lopesino y los herederos de su socio ya fallecido, comenzaron a recibir ofertas de empresas constructoras para que vendieran. No sirvi¨® de nada hasta que llam¨® un arquitecto quien, como cuenta Juan, pareja de C¨¢ndida, "puso a todos los dientes largos" con las posibilidades del solar. La familia Lopesino y los herederos del socio llegaron a un acuerdo para que una constructora edificara doce pisos. La mitad ser¨ªa para los propietarios, es decir, tres pisos para cada parte. "Nunca quisimos dinero", afirma C¨¢ndida. "Mi padre quiere pisos para m¨ª y mis hermanas", a?adi¨®.
Cuando a finales de noviembre de 1996 el proyecto estaba ya muy avanzado, lleg¨® la sorpresa: el solar de repente ya no les pertenec¨ªa. Uno de los hijos del socio fallecido hab¨ªa ido al Registro de la Propiedad donde comprob¨® que el solar ya no se encontraba a su nombre ni al de Lopesino.
Alguien hab¨ªa falsificado un documento de compraventa en el que consta que las dos partes hab¨ªan vendido el solar por unos 108.000 euros a uno de los detenidos, cuya identidad result¨® ser tambi¨¦n falsa. Aparentemente, el falso comprador -actualmente fallecido al tratarse ya entonces de una persona de avanzada edad- proporcion¨® un n¨²mero de DNI perteneciente a una mujer de Guadalajara. Nadie hab¨ªa vendido nada, pero en el Registro no constaba as¨ª. Esta operaci¨®n, que tiene fecha del 24 de junio de 1996, s¨®lo se pudo realizar porque se hab¨ªan falsificado las firmas de Francisco Lopesino y de los herederos de su socio. Esta falsificaci¨®n, cuya existencia era fundamental demostrar para la causa de los propietarios originales, ha sido corroborada por la Polic¨ªa Cient¨ªfica. En su informe, los agentes llegan a la conclusi¨®n de que las r¨²bricas fueron hechas por una sola persona que, adem¨¢s, se las invent¨®. Por ejemplo, la firma de Lopesino "ni se parece" a la original, como asegura C¨¢ndida. Pero las firmas no son la ¨²nica falsificaci¨®n: los datos que el documento ofrece sobre los domicilios y profesiones de los propietarios son, al parecer, tambi¨¦n inventados.
Un notario dio fe de las firmas, como consta en la escritura falsificada. Pero, durante el juicio -al que el notario acudi¨® en calidad de testigo- ¨¦ste afirm¨® no recordar ni haber percibido nada irregular, a pesar de que los perjudicados declararon que jam¨¢s hab¨ªan pisado su despacho.
Tras la primera compraventa falsa, se realiz¨® una segunda en noviembre de 1996: a Uni¨®n Pineda SL por m¨¢s de 480.000 euros. La trama sali¨® a la luz casi inmediatamente despu¨¦s ya que la empresa, al parecer, sospech¨® el mismo d¨ªa de la fiabilidad de la operaci¨®n, seg¨²n su abogado. A los pocos d¨ªas uno de los acusados fue a cobrar el cheque entregado por Uni¨®n Pineda -embargado desde entonces por orden judicial y reclamado por la empresa en caso de no quedarse con el solar- a una entidad bancaria a la que entreg¨® un DNI falso para ejecutar el cobro. El banco detect¨® el fraude.
Despu¨¦s de ocho a?os, la familia de Lopesino s¨®lo quiere "que las cosas queden como antes". "Que se construyan los pisos y que se nos den lo que nos corresponde", a?aden. Pero parece que su caso no es aislado: algunas pintadas, de 1995, advierten sobre la actividad de timadores en Arturo Soria, dedicados a vender solares que no les pertenecen.
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