De pol¨ªtica, ferias y toros

Un amigo m¨ªo, bastante guas¨®n, les gast¨® la siguiente broma a unos catalanes que vinieron a la feria de Sevilla: "No perd¨¢is los tiques, que os los pueden pedir en cualquier momento". "Qu¨¦ tiques", preguntaron los visitantes, alarmados. "Hombre, los que habr¨¦is comprado para entrar en el recinto". "Nosotros no hemos comprado nada, no sab¨ªamos...". "Uy, uy...". Mi amigo les hizo creer entonces que era peor volver a la supuesta taquilla, porque les har¨ªan pagar una multa. Lo mejor ser¨ªa esquivar a los guardias municipales que fueran oteados en el horizonte. Y as¨ª los tuvo, de caseta en caseta, burlando a unos inexistentes guardadores del orden financiero. Por la tarde, y para que no sufrieran m¨¢s, les confes¨® la verdad. Los catalanes, que ya hab¨ªan sido ganados por la cordialidad y por la fiesta, se echaron a re¨ªr tambi¨¦n.

Hace pocos d¨ªas, Jordi Portabella, concejal de Esquerra Republicana del Ayuntamiento de Barcelona, ha atacado a la feria de abril de aquella ciudad con el argumento nada gracioso de ser "un acto m¨¢s bien de los a?os 50, y dar una imagen confusa del F¨°rum". Vamos, que desentona. A los parientes pobres, ya se sabe, hay que esconderlos en las grandes ocasiones. Y as¨ª ha sido, que el F¨°rum ese ha echado a andar despu¨¦s de la feria. No como en Sevilla, en el 92, cuando Expo y Feria fueron de la mano, y a mucha honra. En cuanto a la de Barcelona, s¨¦pase que el a?o pasado recibi¨® la friolera de tres millones de visitas, para pasarlo bien en sus ochenta casetas. No es moco de presb¨ªtero. Ahora, con las protestas de las entidades andaluzas de Catalu?a -votantes de izquierda en su mayor¨ªa-, todo ha quedado en un collage de insinuaciones de lo m¨¢s desabrido. (En andaluz se dice "esabor¨ªo").

El tal Portabella se destac¨® tambi¨¦n en el episodio de la reciente declaraci¨®n antitaurina, emitida por el consistorio barcelon¨¦s. Habida cuenta de que los toros son tambi¨¦n una fiesta intensa y originariamente andaluza, no es f¨¢cil evitar la sospecha de que aqu¨ª toros y ferias son m¨¢s bien un pretexto simb¨®lico, como para ir creando ambiente. Y que todas las patadas a Espa?a que vengan de por all¨ª, ahora nos las van a querer pegar en el culo a los andaluces. Pero hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar.

Como en realidad se est¨¢ hablando de otra cosa, no vamos a entrar aqu¨ª al trapo de lo de los toros. No sin recordar lo que mi colega mun¨ªcipe del 79, Pascual Maragall, dijo en 1988: "Los que niegan la tradici¨®n taurina de Barcelona, desconocen su historia". Ahora, el hombre tiene que nombrar una comisi¨®n, para ir dando largas al regalito que le ha enviado su compa?ero de partido, Joan Clos, acosado por el tripartito municipal, del que depende hasta para hacer pis. En la presunta proclama antitaurina, con la suma de CiU, faltar¨ªa m¨¢s. Los nacionalistas, querido Pascual, se pinten como se pinten, nunca pierden el pelo de la dehesa. Ten cuidado.

Democr¨¢ticamente, nada que objetar a esa declaraci¨®n, salvo que los 21 concejales que la votaron (de 41) apenas representan el 30% de los electores barceloneses, puesto que en las municipales s¨®lo acudi¨® a las urnas el 58,9% del censo. Pero con ese mismo porcentaje ma?ana ya podr¨¢n votar hasta independencia, que es de lo que en realidad se trata.