Jaque universal
El ajedrez est¨¢ organizado como un deporte en 160 pa¨ªses y reconocido como tal en m¨¢s de 130, as¨ª como por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) desde 1999. Lo que proyecta el Gobierno vasco, eliminarlo como deporte tras haberlo aceptado y financiado, s¨®lo ha ocurrido en tres pa¨ªses, en los que adem¨¢s fue prohibido: China, durante la Revoluci¨®n Cultural (1966-1969), el Ir¨¢n de Jomeini (1979-1989), quien revoc¨® la medida poco antes de morir, y el Afganist¨¢n talib¨¢n.
Ning¨²n documento oficial del COI defin¨ªa lo que es deporte en 1998, cuando Juan Antonio Samaranch recibi¨® la petici¨®n de la Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE) para ser miembro de ese organismo. El entonces presidente explic¨®: "Esa definici¨®n no es nada f¨¢cil. En todo caso, creo que la petici¨®n ser¨¢ aceptada sin problemas porque el ajedrez es el deporte mental por excelencia y mejorar¨¢ nuestra imagen. Mente sana en cuerpo sano. Adem¨¢s, la FIDE nos ha remitido estudios m¨¦dicos realmente sorprendentes". Tras aceptarlo, el COI incluy¨® el ajedrez como deporte de exhibici¨®n en los Juegos de Sidney 2000 y ahora forma parte de los de Asia y de ?frica.
Samaranch se refer¨ªa a experimentos realizados por los doctores Sturbois y Pfleger en las universidades de Lovaina (B¨¦lgica) y M¨²nich (Alemania), respectivamente, con ajedrecistas voluntarios que hab¨ªan jugado partidas, lentas y r¨¢pidas con sus cuerpos conectados a diversos aparatos. Los par¨¢metros de tensi¨®n arterial, ritmo cardiaco -hasta 200 pulsaciones-, consumo de hidratos, estr¨¦s nervioso..., se disparaban en todos los casos. Incluso en los proleg¨®menos de las partidas, "la presi¨®n sangu¨ªnea y el ritmo cardiaco eran similares a los de un velocista de atletismo cuando espera el disparo inicial". Todo ello confirmaba lo publicado por el ruso Balkin, del Instituto de Cultura F¨ªsica de Mosc¨², en 1987. ?ste destacaba que los ajedrecistas perd¨ªan "entre cuatro y ocho kilos en un torneo importante", lo que puede corroborar cualquier jugador de alto nivel.
El entonces presidente del COI sab¨ªa que, en 1998, el ajedrez estaba reconocido como deporte en 98 pa¨ªses. Ese n¨²mero pasa hoy de 130 e incluye a m¨¢s del 80% de los europeos y probablemente al 100% de los de habla hispana. Entre las excepciones est¨¢n Gran Breta?a, Estados Unidos y Australia, donde las noticias de ajedrez, incluyendo los resultados, pueden aparecer en Internacional, Nacional, Cultura o Deportes seg¨²n el medio, lo que complica la captaci¨®n de patrocinadores.
El director de Deportes del Gobierno vasco, Jos¨¦ Ram¨®n Garai, dijo el martes en Radio Euskadi: "Reconocemos que el ajedrez tiene valores extraordinarios y podr¨ªa recibir ayudas sin ser deporte". Pero, en la pr¨¢ctica, eso rozar¨ªa el absurdo: aunque estuviera financiado por otros departamentos del Ejecutivo, el ajedrez tendr¨ªa que funcionar como deporte sin serlo, con licencias, ¨¢rbitros, campeonatos, clasificaciones..., y aceptar un delegado impuesto por la Federaci¨®n Espa?ola para seguir conectado nacional e internacionalmente.
Todo indica que esas palabras de Garai son nuevas, inducidas por las numerosas protestas: en conversaciones anteriores con varias personas, equipar¨® el ajedrez con el mus y los bailes de sal¨®n y reconoci¨® que el fin del Gobierno vasco es evitar que los promotores de juegos y actividades pongan como ejemplo el ajedrez al pedir su admisi¨®n como deporte. Parece obvio que sus asesores y ¨¦l desconoc¨ªan las enormes diferencias a favor del ajedrez: 15 siglos de historia documentada, virtudes pedag¨®gicas -se imparte en 400 colegios vascos-, expansi¨®n universal, reconocimiento como deporte... El director t¨¦cnico de la Federaci¨®n Vasca, Nicola Lococo, pregunta: "Si se propone que los lanzamientos de cuchillos, azadas, llaves inglesas y piedras sean reconocidos como deportes, ?eliminar¨ªa el Gobierno vasco los de martillo, jabalina, disco y peso?".
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