Ronaldinho tambi¨¦n se sale en el 'derby'
El jugador brasile?o abander¨® la magn¨ªfica actuaci¨®n del equipo azulgrana, que remont¨® ante un entusiasta Espanyol
Un reci¨¦n llegado de nombre Ronaldinho hizo que el derby tuviera el signo de siempre e igualmente se ajustara a las coordenadas del campeonato. Incontenible para el rival, siempre dispuesto a dejar su sello en cualquier partido, el efecto reparador del brasile?o con su equipo no tiene l¨ªmites. Especialmente exigido por el Espanyol en el arranque, el Barcelona necesit¨® la mejor versi¨®n de su estrella para resolver el duelo en una media hora sensacional. La irrupci¨®n de Ronaldinho en el encuentro result¨® entonces tan vertiginosa que los blanquiazules se salieron de la cancha para que los azulgrana se entregaran a una deliciosa goleada.
Ronaldinho estuvo exuberante y deslumbrante, imparable en el balc¨®n del ¨¢rea, igual de desequilibrante pasando que rematando, tan optimista para el juego barcelonista como devastador para el del contrario. Fue el futbolista total hasta el extremo de que su onda expansiva sobre el equipo y el partido record¨® a la que en su d¨ªa tuvo el mismo Cruyff, o al menos, eso se dice en el palco y la tribuna, dicho sea con el m¨¢ximo respeto al Profeta y como signo del entusiasmo que ha provocado el brasile?o entre el barcelonismo.
BARCELONA 4 - ESPANYOL 1
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Reiziger, Oleguer (Gabri, m. 83), Cocu, Van Bronckhorst; Xavi, Motta, Davids; Iniesta (Quaresma, m. 83), Saviola (Kluivert, m. 68) y Ronaldinho.
Espanyol: Lemmens; Domoraud, Lopo, Pochettino, Torricelli (Morales, m. 59; ?lex (Toni, m.53), Fredson; Maxi (Radu, m.65), Hadji, Wome; y Tamudo.
Goles: 0-1. M. 18. Tamudo ejecuta, raso y por el centro, un penalti de Oleguer al propio Tamudo.
1-1. M. 34. Ronaldinho cabecea un centro de Iniesta, tras una apertura a la derecha de Xavi.
2-1. M. 43. Saviola materializa una asistencia de Ronaldinho, de tac¨®n, y supera a Lemmens.
3-1. M. 54. Van Bronckhorst culmina una excelente jugada colectiva y una asistencia de Xavi.
4-1. M. 58. Saviola, tras un error de Lemmens.
?rbitro: Medina Cantalejo. Amonest¨® a Oleguer, Pochettino, Domoraud y ?lex.
Camp Nou. Unos 85.000 espectadores.
Derrotado antes de alcanzar el descanso, el Espanyol consumi¨® el partido como quien pasa el rosario, condenado a una nueva derrota en el estadio (suma 22 a?os sin ganar) despu¨¦s de haberse dado unos minutos de gloria, los primeros, cuando el Bar?a parec¨ªa hecho un l¨ªo o, cuanto menos, no era un equipo reconocible, comparable con el que ven¨ªa corriendo en la segunda vuelta de la Liga.
A Rijkaard le hab¨ªa entrado tanto fr¨ªo durante la semana que la prudencia le llev¨® a ganar un medio a cambio de un delantero. A¨²n cuando el partido parec¨ªa invitar a afrontar los laterales del Espanyol con dos extremos, anoche no jugaba ni siquiera Overmars, titular en Madrid. El t¨¦cnico prefiri¨® poner a Iniesta en la banda derecha y a Ronaldinho en la izquierda mientras Motta operaba como medio centro y Cocu ejerc¨ªa de central. Muchos centrocampistas, futbolistas de toque y control, para un encuentro que desde el punto de vista azulgrana demandaba tambi¨¦n jugadores veloces. No jugaba el Bar?a a gusto, m¨¢s que nada porque Iniesta y Ronaldinho extra?aban sus puestos y tend¨ªan a recogerse m¨¢s que a abrirse, faltos de campo, limitadas como estaban sus maniobras, y los laterales no pasaban de medio campo. El equipo se hizo un nudo, incapaz de ganarse el sitio, y qued¨® expuesto al plan del Espanyol, que desde hace un tiempo juega m¨¢s organizado, entregado a la causa de la permanencia. Los blanquiazules se parapetaron en la divisoria y juntaron las l¨ªneas tan bien que gobernaron el choque con una cierta arrogancia si se atiende a sus ¨²ltimas espantadas en el Camp Nou.
Del dominio esc¨¦nico del Espanyol qued¨® constancia en el banco de datos de la media hora. Tamudo marc¨® su primer gol en el estadio despu¨¦s de que Vald¨¦s le hubiera sacado a Maxi un remate a quemarropa. Los movimientos de Hadji y Maxi sorprendieron tanto a la zaga que por vez primera se vio a Oleguer en un apuro y no lo pudo resolver: el central derrib¨® al ariete y Tamudo retrat¨® al meta desde el punto de penalti.
De manera sorprendente, el gol no benefici¨® al juego del Espanyol, que empez¨® a perder la pelota y a cargarse de tarjetas, atropellado por el Bar?a, enrabietado colectivamente y liderado por Ronaldinho, m¨¢s genial que nunca. El brasile?o dej¨® la orilla y barri¨® el frente de ataque hasta certificar el remonte en tres acciones sublimes. En una jugada que ni pintada para darle la raz¨®n a Rijkaard, Iniesta templ¨® desde la derecha y Ronaldinho remat¨® como s¨®lo lo hacen los delanteros centro: le cogi¨® la espalda a Pochettino, se levant¨® como un ariete en el ¨¢rea, gir¨® el cuello y cabece¨® cruzado a la red. No contento con el gol, habilit¨® despu¨¦s con un taconazo a Saviola para que rematara a la red. Y, a poco de arrancarse el segundo acto, mont¨® la jugada del tercer tanto, rematado por Van Bronckhorst, en una acci¨®n que expres¨® las intenciones de Rijkaard respecto a la misi¨®n de los jugadores de banda.
Fueron tres goles preciosos, tanto por la intervenci¨®n soberana de Ronaldinho como por la manera que el brasile?o mezcl¨® con Xavi, con Iniesta y con Saviola, siempre con la lengua fuera ante la productividad de Ronaldinho. El cuarto tanto sirvi¨® para que la hinchada se pusiera especialmente festiva mientras el Espanyol maldec¨ªa a Wome, que intervino tanto en los goles como el brasile?o.
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