La nueva Europa y las viejas preocupaciones
Cuando Estados Unidos, tras la II Guerra Mundial, asumi¨® un papel importante en Europa occidental, los responsables de nuestra pol¨ªtica exterior decidieron estimular el proceso de la unidad europea. Entre otras cosas, les pareci¨® que seguramente fortalecer¨ªa la capacidad de Europa occidental de resistir las presiones sovi¨¦ticas y ofrecerse apoyo mutuo contra los grandes partidos comunistas de Francia e Italia y las tendencias a la neutralidad que aparec¨ªan en la opini¨®n p¨²blica. Adem¨¢s, los sectores financiero e industrial de Estados Unidos pensaron que sus inversiones en Europa pod¨ªan administrarse de forma m¨¢s fruct¨ªfera en un mercado m¨¢s amplio y con normas comunes. El capitalismo estadounidense de finales de los a?os cuarenta y los cincuenta era distinto de la versi¨®n actual. Se apoyaba en un compromiso de clases entre los grandes sindicatos y los empresarios. Sus representantes en la pol¨ªtica exterior ten¨ªan una opini¨®n m¨¢s favorable de los Estados de bienestar europeos que sus descendientes actuales. La necesidad de consolidar el apoyo de Europa occidental a la coalici¨®n anticomunista, encabezada por Estados Unidos, era lo principal.
El resultado fue una alianza verdaderamente peculiar. Los progenitores de la Uni¨®n Europea fueron tres pol¨ªticos cat¨®licos conservadores, que en la I Guerra Mundial hab¨ªan sido ciudadanos de las potencias centrales: Adenauer, De Gasperi y Schumann. Tras la II Guerra Mundial hicieron causa com¨²n con Estados Unidos, que representaba un modelo distinto de civilizaci¨®n (m¨¢s protestante y m¨¢s abierta culturalmente). Eisenhower, durante sus a?os como presidente -de 1953 a 1961-, dej¨® intacto el legado del New Deal, a pesar de que su Gobierno estaba completamente en manos del capital. Y fue ¨¦l quien, al ayudar y dar legitimidad al r¨¦gimen de Franco, incorpor¨® Espa?a a una alianza t¨¢cita con Europa.
El entusiasmo inicial de Estados Unidos por la unificaci¨®n europea se fue mitigando y acab¨® convirti¨¦ndose en un escepticismo resentido. Una de las razones fue la autonom¨ªa, cada vez mayor, de los pa¨ªses europeos. La Ostpolitik alemana, la negativa a aliarse con Estados Unidos en contra de la Rep¨²blica Popular China y a enviar tropas a Vietnam, o las diferencias a prop¨®sito de Israel, fueron elementos importantes. Pero el factor principal es sencillo: la vuelta de Europa a la prosperidad y la consolidaci¨®n de un modelo social cada vez m¨¢s distinto del estadounidense. Hoy, Estados Unidos considera la Uni¨®n Europea como un rival econ¨®mico. Sus ide¨®logos (con la excepci¨®n de los sindicatos y el ala izquierda del Partido Dem¨®crata) critican ruidosamente el Estado de bienestar europeo, que podr¨ªa servir de modelo alternativo, incluso para los ciudadanos estadounidenses. Y, sobre todo, lo que m¨¢s temen nuestras clases dirigentes es la independencia geopol¨ªtica de Europa.
Ahora, con los nuevos miembros de la UE, los estadounidenses tienen m¨¢s posibilidades de interferir en los asuntos de la Uni¨®n. Hungr¨ªa y Polonia poseen unas comunidades de inmigrantes considerables en Estados Unidos. Los grupos de inmigrantes procedentes de los pa¨ªses b¨¢lticos son m¨¢s peque?os, pero mantuvieron una postura antisovi¨¦tica constante durante la guerra fr¨ªa. La composici¨®n pol¨ªtica de la inmigraci¨®n cambi¨® durante dicho periodo. Los que, al principio, eran grupos de clase obrera integrados en el Partido Dem¨®crata se fueron incorporando al Partido Republicano, mucho m¨¢s agresivo que el Dem¨®crata en la guerra fr¨ªa. Los inmigrantes con cierto nivel de educaci¨®n, que antes de 1939 sol¨ªan ser dem¨®cratas v¨ªctimas de persecuci¨®n, a partir de 1945 pasaron a ser, en muchos casos, partidarios de los reg¨ªmenes autoritarios del periodo de entreguerras. Ni el compromiso entre cat¨®licos y comunistas en Polonia en 1956 ni la flexibilidad del Gobierno de Kadar en Hungr¨ªa sirvieron para modificar su anticomunismo estridente ni su desconfianza ante la voluntad de Europa occidental de establecer relaciones duraderas de coexistencia con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Su herencia estuvo perfectamente representada por el hecho de que Hungr¨ªa y Polonia firmaran la carta de apoyo a Estados Unidos promovida el a?o pasado por Aznar.
Estados Unidos tiene dos cauces de influencia en estos pa¨ªses, aparte de los v¨ªnculos permanentes entre los grupos de inmigrantes y sus patrias de origen. Cuando el gobernador del Banco Central polaco declar¨®, la semana pasada, que no hay mayor error que pensar que el Gobierno puede dirigir la econom¨ªa, es evidente que estaba buscando agradar a Estados Unidos. Cuantas m¨¢s inversiones estadounidenses haya en un pa¨ªs de la UE, m¨¢s sujeto estar¨¢ su Gobierno a presiones para impedir el desarrollo de un modelo social diferente. El segundo modo de influencia, igualmente importante, es el militar. La expansi¨®n de la OTAN hacia el Este concede a Estados Unidos nuevas ventajas en su oposici¨®n a que la Uni¨®n Europea tenga una pol¨ªtica de seguridad independiente y un ej¨¦rcito propio. El hecho de que Polonia haya comprado aviones de combate estadounidenses y no europeos, y la presencia de tropas polacas en el caos de Irak, revelan que dicho pa¨ªs est¨¢ decidido a explotar su relaci¨®n con Estados Unidos. Los norteamericanos tienen la intenci¨®n de sacar sus tropas de una Alemania que se ha vuelto demasiado independiente y llev¨¢rselas m¨¢s hacia el este: los nuevos miembros de la UE no han mostrado ning¨²n rechazo a incorporarse al proyecto estadounidense de imperio para el siglo XXI.
Es evidente que los nuevos miembros poseen fuertes lazos culturales con Europa occidental. Est¨¢ por ver si la presencia creciente en dichos pa¨ªses de grupos medi¨¢ticos internacionales favorables al capitalismo y el poder de Estados Unidos (Berlusconi, Murdoch, Springer) debilitar¨¢ su compromiso con un legado europeo com¨²n.
Ser¨ªa absurdo llegar a la conclusi¨®n inamovible de que los nuevos miembros van a reforzar la quinta columna estadounidense que con tanta eficacia act¨²a ya en la Uni¨®n Europea. Pero ser¨ªa tambi¨¦n absurdo ignorar dicha posibilidad.
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