Riazor se asoma al v¨¦rtigo de la historia
A Coru?a entera se engalana para empujar al Deportivo a marcar un hito en Europa a costa del Oporto
Enormes banderas blanquiazules en las ventanas, los puentes, el balc¨®n del Ayuntamiento, las fachadas comerciales... Hasta los autobuses de A Coru?a enarbolan la ense?a del Deportivo, que ha hecho famosa a la ciudad y se apresta a culminar un fabuloso itinerario de 12 a?os. Su milagro no parece tener fin. Sobrevivi¨® a la rocambolesca y dolorosa p¨¦rdida de una Liga en el ¨²ltimo minuto, logr¨® los principales t¨ªtulos nacionales, profan¨® los santuarios del continente y se asoma ya a la cima definitiva. Un simple gol, si no recibe ninguno del Oporto, bastar¨ªa hoy para que el equipo de una urbe de 250.000 habitantes, alejada de los centros del poder econ¨®mico, pol¨ªtico y futbol¨ªstico, entrase con todos los honores en la final del torneo de clubes m¨¢s reputado.
Para hallar un caso similar al del Depor en la Copa de Europa hay que remontarse decenios atr¨¢s. Los precedentes m¨¢s parecidos, por representar tambi¨¦n ciudades peque?as y clubes sin historial ni apoyo econ¨®mico de una gran firma, los protagonizaron en los 70 el Saint-?tienne, franc¨¦s, subcampe¨®n, y el Nottingham, ingl¨¦s, bicampe¨®n. Por lo dem¨¢s, la final europea ha sido un reducto de los clubes de las grandes ciudades.
El ambiente en A Coru?a, m¨¢s caldeado a¨²n por el triunfo sobre el Madrid, recuerda al vivido en 1994 y 2000, cuando el Depor se jug¨® en Riazor la Liga con distinta suerte. Esta vez disputa algo todav¨ªa m¨¢s grande y varios jugadores se han referido al choque con el Oporto como el m¨¢s importante en la vida del club. Uno de los capitanes, Mauro Silva, que no podr¨¢ jugar por sanci¨®n, protagoniz¨® ayer un gesto inaudito y cargado de solemnidad. Por iniciativa propia, se present¨® ante los periodistas para enviar una especie de declaraci¨®n institucional a la afici¨®n. "M¨¢s que nunca, necesitamos sentir el calor de Riazor", proclam¨®. El entrenador, Javier Irureta, tambi¨¦n pidi¨® a la gente que invada las calles para acompa?ar al autob¨²s del equipo entre el hotel y el estadio, que se llenar¨¢: 35.000 espectadores, 3.000 de ellos portugueses, y por primera vez en su palco el rey Juan Carlos, cuya presencia pretende simbolizar el apoyo de toda Espa?a.
El marcador de la ida, 0-0, invita a un optimismo que puede resultar enga?oso. Como record¨® su t¨¦cnico, Jos¨¦ Mourinho, el Oporto no ha perdido en ning¨²n desplazamiento y en todos logr¨® al menos un gol. La estad¨ªstica del Depor en Riazor es tambi¨¦n impecable: seis triunfos sin sufrir tanto alguno. A Irureta le asalta una duda en el flanco izquierdo del ataque, entre Luque y Fran, que tiene mucho que ver con el modo de afrontar el partido. Si sale Luque, se buscar¨¢ golpear primero. Si Fran, administrar la pelota y tom¨¢rselo con paciencia. Dos formas distintas de enfrentarse al v¨¦rtigo de la historia.
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