Cerezos entre el mar de olivos

Sierra M¨¢gina, tambi¨¦n conocida como la "m¨¢gica", vuelve a sorprender durante la primavera y, especialmente, durante las semanas de floraci¨®n del cerezo. Nadie dir¨ªa que una provincia como Ja¨¦n, inundada de olivos, podr¨ªa guardar en sus entra?as ¨¢rboles frutales como el cerezo que, en pueblos como Torres, se ha convertido en una alternativa econ¨®mica y paisaj¨ªstica al tradicional olivar.

El punto de partida de esta ruta circular se encuentra en el paraje de Fuenmayor, a cinco kil¨®metros de Torres, uno de los 16 pueblos de la comarca que levanta sus casas encaladas entre huertas y encinares a la falda del cerro La Vieja. Esta zona recreativa es una de las m¨¢s conocidas y visitadas, sobre todo, cuando llega el buen tiempo y el calor aprieta. "No hay ning¨²n vecino de los pueblos de alrededor que no se haya ba?ado en Fuenmayor", comenta Jos¨¦ S¨¢nchez, un vecino de Torres.

En Fuenmayor, a 1.500 metros de altura, la protagonista es el agua, sobre todo, despu¨¦s de que las lluvias primaverales hayan aumentado el caudal de esta gran fuente, de donde brota el r¨ªo Torres y que desemboca en un peque?o embalse rodeado de encinas. A partir de aqu¨ª, el camino asciende levemente por una pista de tierra c¨®moda que discurre entre campos de cerezos en plena floraci¨®n.

Los p¨¦talos blancos que caen por el viento simulan una copiosa nevada en pleno mes de mayo. "Los cerezos siempre han formado parte del paisaje de Torres, aunque fue a partir de los a?os 70 cuando se explot¨® comercialmente. Si tenemos una buena cosecha, podemos producir hasta un mill¨®n de kilos de cereza", cuenta Jos¨¦.

Despu¨¦s de varios kil¨®metros, el sonido del agua descubre a la derecha un bello salto de agua, la cascada de Zurre¨®n que, seg¨²n cuenta Jos¨¦, en invierno se congela dando lugar a "impresionantes" car¨¢mbanos. El correr del agua acompa?a al caminante durante todo el trayecto. Las encinas y retamas se mezclan con los cerezos y otros arbustos como almendros, y hasta alg¨²n conejo puede acompa?ar durante unos metros a los excursionistas. El sendero avanza por los montes de Las C¨¢rceles, Ponce y tambi¨¦n deja a la derecha la zona conocida como Las V¨ªboras, un monte en el que a¨²n se conserva esta culebra que puede ser venenosa y que se encuentra en peligro de extinci¨®n. "Existen numerosas leyendas supersticiosas en Torres sobre las v¨ªboras a las que se le otorgan una inteligencia superior", relata Jos¨¦ S¨¢nchez.

Mientras, se dejan a ambos lados del camino fuentes como La Nita y otras, escondidas, que brotan espor¨¢dicamente cuando las lluvias son frecuentes. La pista forestal enlaza en el ¨²ltimo tramo con antiguos caminos de mesta que recientemente han sido arreglados y que comunican por la sierra a Torres con otros pueblos como Cambil o Alb¨¢nchez de M¨¢gina. Durante los kil¨®metros finales las encinas comparten protagonismo con los pinares y los campos de cultivo de cerezos vuelven a hacer acto de presencia. El ¨²ltimo tramo coincide con el paraje de Las Eras de Honda Cabra, donde antiguamente se trillaba el grano. Ahora se ha convertido en un mirador desde donde se divisa todo el recorrido hecho hasta ahora, desde el que se desciende por la carretera de nuevo a Torres.