Valores de la escuela holandesa

El ballet oficial de la regi¨®n madrile?a se presenta en el Alb¨¦niz con un programa ¨²nico que refresca repertorio. No hay estrenos, pero s¨ª aparecen dos obras importantes de la escuela holandesa de ballet moderno en las que se respira una est¨¦tica algo superada, pero que se salvan en lo perdurable por la calidad intr¨ªnseca de la creaci¨®n cor¨¦utica. No son obras de circunstancia, sino que reflejan la grandeza del talento de sus creadores y por ello trascienden honestamente el tiempo: Van Dantzig y Van Manen son pilares desde hace 30 a?os de una manera especial de afrontar el ballet llamado neocl¨¢sico desde una perspectiva llena de poes¨ªa y de b¨²squedas est¨¦ticas, a la vez que sosteniendo grandes exigencias en lo t¨¦cnico.

La plantilla actual de la compa?¨ªa (que se mantiene en el formato discreto de un ballet de c¨¢mara con 21 elementos) respira vitalidad y se encuentra reforzada por la presencia internacional (cubanos en primer lugar, franceses, italianos, japoneses, rusos): el ballet es hoy d¨ªa as¨ª en todas partes, por vocaci¨®n cosmopolita y por la log¨ªstica globalizante. Son j¨®venes con arrojo y con deseos de hacerlo bien, pero en general inexpertos, faltos de control y sin demasiada concentraci¨®n (de esto se salva Ana Noya, la ¨²nica superviviente de la formaci¨®n original, y que entiende a fondo desde el estilo hasta el sentido en Strauss). Naturalmente, algunos de ellos destacan y se adelantan a buscar el perfil de artistas m¨¢s cuajados, como Dario Mealli, Mika Tokui y Reinol Morales. El proceso de interiorizaci¨®n de los pasos, cuales sean, puede ser entendido como una parte de la did¨¢ctica que se contrapone a la ejecuci¨®n, pero que no se enfrenta a ella.

El programa se complet¨® con el d¨²o que creara Ullate en 1995 para Tamara Rojo y Carlos L¨®pez, y vi¨¦ndolo se piensa enseguida en la generosidad y buen hacer de sus int¨¦rpretes originales, que volaron en busca de una luz profesional m¨¢s amplia y son ahora verdaderas estrellas, orgullo de todos.