El Este, un gran basurero
Los nuevos socios tendr¨¢n que gastar entre 50.000 y 80.000 millones de euros para adaptarse a las normas medioambientales de la UE
Embalajes, desechos, coches viejos, pilas gastadas, sustancias peligrosas, productos qu¨ªmicos, reciclaje: los 10 pa¨ªses que el 1 de mayo ingresaron en la Uni¨®n Europea se enfrentan a la tarea ingente de poner en pr¨¢ctica la normativa europea en materia de desechos dom¨¦sticos e industriales. Apenas unas semanas antes del ingreso, la Comisi¨®n europea estimaba, sin embargo, que todos ellos experimentaban grandes dificultades en trasladar a sus respectivos ordenamientos la multitud de directivas medioambientales de la comunidad.
"Hay todav¨ªa lagunas en la legislaci¨®n relativa a la protecci¨®n de la naturaleza, a los desechos de la contaminaci¨®n industrial, pero todos esos textos encontrar¨¢n su adaptaci¨®n en los d¨ªas que faltan para la adhesi¨®n", se dec¨ªa en medios de la UE en Bruselas, entre accesos de confianza y reca¨ªdas de inquietud.
El 85% de la basura se almacena en lugares que no cumplen con las normas europeas
Desde entonces, la situaci¨®n ha mejorado en el plano puramente jur¨ªdico, pero la puesta en pr¨¢ctica de tanta nueva legislaci¨®n va a constituir un trabajo de la mayor envergadura. "La transposici¨®n del cuadro reglamentario al derecho nacional de cada nuevo miembro ha sido, finalmente, satisfactoria; lo esencial ya se ha hecho", dice un alto funcionario de Bruselas. "Todos cuentan ya con modelos de trabajo que les permitan identificar los problemas para tratar de resolverlos. Todos los pa¨ªses, con la excepci¨®n de Malta, han preparado ya un plan de acci¨®n para pilotar la adaptaci¨®n nacional de los nuevos textos".
Cada pa¨ªs ha negociado plazos para la transici¨®n ante la necesidad de cumplir las normas de la Comunidad, en particular cuando se trata de efectuar grandes inversiones. Polonia, por ejemplo, puede esperar a 2012, mientras que el resto s¨®lo tiene, en cambio, hasta 2009 para adoptar las directivas que limitan, por ejemplo, el volumen de la descarga de desechos. Ese plazo m¨¢s dilatado les permitir¨¢ desarrollar sus capacidades de incineraci¨®n, as¨ª como cerrar las antiguas instalaciones. Aparte del caso polaco, el 85% de la basura dom¨¦stica que se genera en los Diez se almacenaba, todav¨ªa en 2002, en instalaciones de las que al menos dos terceras partes no cumpl¨ªan las exigencias de la Comunidad.
Otra dificultad previsible es la que se plantea con la exigencia de reciclar un m¨ªnimo de un 55% de los embalajes. Se calcula que costar¨ªa alrededor de 1.500 millones de euros la instalaci¨®n de un sistema de selecci¨®n y separaci¨®n eficaz de basuras en los pa¨ªses de nueva accesi¨®n. Por ello, lo que hay que hacer, entre otras cosas, es sensibilizar a la poblaci¨®n de esos pa¨ªses para con las sutilezas de semejante sistema de trabajo. Y se trata de un ejercicio delicado, como demuestra el hecho de que pa¨ªses fundadores, como la propia Francia, a¨²n no lo han asimilado plenamente.
Los Diez tienen, en definitiva, plazos suplementarios, como topes que van desde 2005 a 2007, para ponerse en regla. El esfuerzo financiero es importante. En los pr¨®ximos 15 a?os, los nuevos miembros tendr¨¢n que hacer una inversi¨®n de entre 50.000 y 80.000 millones de euros, en algunos casos pudiendo recurrir a los fondos comunitarios, para adaptarse a las exigencias de la legislaci¨®n medioambiental de la Uni¨®n Europea. Alrededor de un 20% de esta suma est¨¢ destinada, seg¨²n una fuente de la Comunidad, a la gesti¨®n de los desechos dom¨¦sticos e industriales.
A los ojos de los especialistas, sin embargo, el almacenamiento de desechos presenta menos problemas que el tratamiento de las aguas. Polonia y Eslovaquia disponen, en este caso, de un plazo r¨¦cord, que se alarga hasta 2015, para adaptar su gesti¨®n de las aguas residuales a la normativa europea.
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