La 'ecomafia' saquea Italia
Venta de incunables, trata de animales y abandono ilegal de residuos al por mayor
En 2003, a contracorriente de una econom¨ªa estancada, la facturaci¨®n de 169 clanes especializados en la destrucci¨®n del medio ambiente, creci¨® en un 14,2%, superando los 18.900 millones de euros de negocio. ?se es el dato a partir del cual hay que entender lo que ha sido una d¨¦cada de desarrollo de la ecomafia en Italia.
El t¨¦rmino ecomafia lo acu?¨® la Legambiente -la organizaci¨®n de defensa del medio ambiente m¨¢s importante de Italia- en 1994: designaba un cartel de grupos que hab¨ªan convertido el tr¨¢fico y tratamiento perjudicial para el medio ambiente en el centro de su actividad. Esa elecci¨®n por parte de la organizaci¨®n criminal ven¨ªa facilitada por una serie de descuidos de los organismos del Estado: la vigilancia oficial sobre la disposici¨®n de los desechos se hab¨ªa relajado, favoreciendo con ello movimientos clandestinos de un alcance considerable; se hab¨ªa ido reduciendo el control de los dep¨®sitos ilegales, as¨ª como tambi¨¦n sobre los abusos de las autoridades municipales; en torno a las obras p¨²blicas, sobre todo en determinadas regiones, prosperaba una cadena de arriendos y subarriendos que dejaba la puerta abierta a la infiltraci¨®n de los mafiosos.
Con el Gobierno de Berlusconi, la breve temporada del rigor llegaba a su fin
El Gobierno t¨¦cnico de centro-izquierda -que dirig¨ªa entonces Carlo Azeglio Ciampi- cerr¨® algunas de esas puertas a la ilegalidad, retrasando el crecimiento de la ecomafia, pero sin que verdaderamente acabara con esas organizaciones. El esfuerzo p¨²blico se centr¨® en el combate al tr¨¢fico de desechos, que es el n¨²cleo funcional del negocio de esta mafia. Se aprob¨® la ley Ronchi -por el legislador que la present¨®- que impon¨ªa controles m¨¢s severos, as¨ª como tambi¨¦n la obligaci¨®n de reciclar para reducir el volumen de basuras. E incluso el ¨²ltimo d¨ªa de la anterior legislatura, en marzo de 2001, se vot¨® la ley conocida como 53 bis, la norma que castigaba con seis a?os de prisi¨®n (ocho en el caso de material radiactivo) a los culpables de tr¨¢fico de esta naturaleza.
Con el Gobierno de Silvio Berlusconi, la breve temporada del rigor llegaba bruscamente a su fin. Las autorizaciones municipales volv¨ªan a dar vida a un sector en el que los grupos mafiosos obten¨ªan beneficios m¨¢s que apreciables. Y sobre el tratamiento de los desechos cay¨® una desregulaci¨®n que minaba las bases mismas de la definici¨®n del t¨¦rmino residuos o desechos, que consent¨ªa, por a?adidura, la liquidaci¨®n sin precauciones de ninguna clase de materiales que hasta ayer mismo se hab¨ªan considerado peligrosos; fue un salto tan brusco que hizo que la propia UE abriera una investigaci¨®n contra Italia por infracciones cometidas en este campo.
"Llegados a este punto, para relanzar la lucha contra la ecomafia hace falta una estrategia de choque: hay que incluir inmediatamente en el c¨®digo penal el delito contra el medio ambiente", propone Enrico Fontana, responsable del Observatorio Ambiente y Legalidad de Legambiente. "A partir de ah¨ª hay que hacer exactamente lo que nos pide la Uni¨®n Europea, y tanto el Parlamento como la Comisi¨®n quieren que este paso legal se d¨¦ para 2005. Con la aprobaci¨®n de esas disposiciones, uno de los delitos por los que se podr¨¢ emitir un mandato de captura europeo ser¨¢ el del tr¨¢fico de residuos y de especies protegidas. Y es llamativo que Italia, que es el ¨²nico pa¨ªs de la Uni¨®n Europea en el que, gracias a la 53 bis, han sido arrestados 140 traficantes de residuos, no haya acusado recibo de este aspecto de la normativa europea".
A favor de un r¨¢pido refuerzo de la legislaci¨®n contra los delitos medio ambientales se han pronunciado tanto el procurador nacional antimafia, Pier Luigi Vigna -"hay que establecer disposiciones penales que sean disuasivas a la vez que eficaces y que permitan la extradici¨®n"- como el presidente de la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n sobre almacenaje de desechos, Paolo Russo -"hay que enviar un mensaje claro a los ecodelincuentes, y el castigo del delito ambiental actuar¨¢ como agente disuasor a nivel pol¨ªtico y social".
Pero mientras se anuncia que las cosas van a cambiar, los clanes criminales siguen prosperando. En 2003, se lee en el ¨²ltimo informe sobre ecomafia, que los delitos relativos al reciclaje del cemento han aumentado en un 16%, y que el 40% de todas las infracciones contra el medio ambiente se ha concentrado en cuatro regiones meridionales con tradicional presencia mafiosa. Al mismo tiempo y gracias al efecto estimulante de las facilidades municipales bajo el Gobierno de Berlusconi se han construido -invirtiendo la tendencia de disminuci¨®n de las pr¨¢cticas abusivas, que parec¨ªa haberse consolidado con la detenci¨®n de un cierto n¨²mero de ecodelincuentes- 40.000 edificios ilegales, 9.000 m¨¢s que en 2002, y un 41% m¨¢s que el a?o anterior.
Otro sector en el que los negocios de la ecomafia han marchado divinamente es el de la conducci¨®n o desag¨¹e ilegal de los desechos: millones de toneladas de sustancias venenosas siguen escapando al control de las autoridades, para ir a parar a los dep¨®sitos de la mafia napolitana. S¨®lo en 2003, seg¨²n los c¨¢lculos de Legambiente, se han volatilizado misteriosamente 13,1 millones de toneladas de residuos especiales: si los pusi¨¦ramos todos en una pila formar¨ªan una monta?a con una base de tres hect¨¢reas -30.000 metros cuadrados- y una altura de 1.314 metros. Una de las zonas del pa¨ªs m¨¢s afectada es la Campania, en el sur. Muy cerca de N¨¢poles se halla la llamada tierra del
fuego, donde por la noche la acumulaci¨®n de residuos abandonados hace que se produzca una gran cantidad de fuegos que despiden emanaciones, llenando el campo de dioxina.
El tercer gran fil¨®n del negocio ecomafioso es la trata ilegal de especies animales. Se practica desde la caza furtiva -cada chiringuito preparado para este tipo de fraude ecol¨®gico, puede producir hasta 8.000 euros al a?o- al robo de caballos -5.000 euros- que, muy a menudo, acaban sacrificados ilegalmente. En todo el mundo estas pr¨¢cticas ilegales s¨®lo le ceden en beneficios al tr¨¢fico de armas y de droga, con un volumen de negocio de 120.000 millones de euros al a?o. ?nicamente en Brasil se calcula que cada a?o se captura, para venderlos de contrabando en el mundo entero, 38 millones de animales salvajes, de los que el 90% muere durante la captura o el transporte.
Por ¨²ltimo, hay que mencionar el saqueo del patrimonio arqueol¨®gico, hist¨®rico y art¨ªstico italiano. Siempre en 2003, las organizaciones criminales han dado un impresionante salto que podemos llamar cualitativo: menos robos, pero mejor preparados, seg¨²n cabe deducir de que de las 18.453 operaciones de esta ¨ªndole que se conocen, casi 3.000 est¨¢n consideradas de alto valor econ¨®mico, mientras que el a?o anterior fueron solamente 77. Hoy se saquean sistem¨¢ticamente los lugares m¨¢s emblem¨¢ticos de la arqueolog¨ªa italiana, como la propia Pompeya; se devasta el extraordinario patrimonio editorial del pa¨ªs, de forma que s¨®lo en julio del a?o pasado desaparecieron en la ciudad de Bari 35 manuscritos, 30 incunables, 634 obras del siglo XV, y 497 ediciones del XVI; hay robos a comisi¨®n de obras como la Nativit¨¢ de Caravaggio, el sarc¨®fago de la iglesia de San Saba en Roma y el c¨¦lebre salero de oro de Benvenuto Cellini, considerado la Gioconda de la orfebrer¨ªa.
?sta es una actividad muy productiva, gracias a un sistema extraordinariamente desarrollado de protecci¨®n y enmascaramiento de todo lo que se escamotea. En Ginebra, por ejemplo, se ha descubierto un almac¨¦n-laboratorio en el que se amontonaban obras maestras destinadas a los grandes coleccionistas internacionales y a los grandes museos. De esta forma, tras su procesamiento por una sociedad fantasma y una subasta internacional, antig¨¹edades etruscas y romanas de valor incalculable han acabado en galer¨ªas de arte japonesas, alemanas, danesas y australianas.
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