El sistema decimal
Cuentan que la madre de Jorge Luis Borges falleci¨® cuando le faltaban pocas fechas para cumplir los cien a?os de edad, por lo que al darle el p¨¦same por el ¨®bito uno de los amigos que acompa?aban al escritor en tan triste momento le coment¨®: que l¨¢stima, con lo poco que le faltaba para cumplir los cien. A lo que el maestro replic¨®: amigo, que fe tiene usted en las virtudes del sistema decimal.
Estos d¨ªas se celebra, con menos pompa de la que era de esperar pero con el mismo grado de fe en el sistema que enaltec¨ªa el amigo de Borges, el centenario del nacimiento de Salvador Dal¨ª, insigne pintor, amigo del R¨¦gimen y de varios ismos, en especial del surreal. A la vista de los fastos que se anuncian en tan temprana fecha despu¨¦s del fallecimiento del de Cadaqu¨¦s, conviene rememorar la reacci¨®n de Borges y preguntarse el sentido ¨²ltimo de las celebraciones en las fechas que finalizan con dos ceros el recuento de los a?os desde el nacimiento del famoso, por no decir de la muerte, el bautismo, la confirmaci¨®n o el matrimonio del susodicho.
Parece ser que los panegiristas est¨¢n al acecho del calendario, y encontrando el n¨²mero m¨¢gico ya est¨¢n prestos a someternos a una masiva raci¨®n de elogios y buenaventuras en favor del finado, sea su obra catalogada en el momento de la celebraci¨®n como maldita, repulsiva, falta de inter¨¦s o demod¨¦. No importa, en el caso de Dal¨ª, que nada haya sucedido desde su fallecimiento que aumente o disminuya el valor de su pintura, ni que exista una falta evidente de perspectiva para enjuiciar su obra con criterios distintos a los que se utilizaron en 1989, a?o de su muerte. Lo que ¨²nico que gu¨ªa a los partidarios de las efem¨¦rides es que ha transcurrido un siglo desde que se produjo el feliz alumbramiento.
Valgan las redondas cifras para recordar aquello que el ritmo acelerado de los tiempos ha podido relegar al olvido y es merecedor de volver a la actualidad, y mucho m¨¢s si lo rememorado puede ser contemplado con ojos nuevos o al amparo de j¨®venes ciencias o filosof¨ªas, pero no se utilice de forma autom¨¢tica el recurso de desenterrar lo acaecido para mera satisfacci¨®n de los aficionados a la c¨¢bala num¨¦rica.
En el fondo, afortunados somos al estar nuestra cultura matem¨¢tica basada en el n¨²mero diez, que logra componer la cifra cien despu¨¦s de transcurridos noventa y nueve a?os, porque si nos rigi¨¦semos por la base dos -ya saben ceros y unos, como se utilizan en los ordenadores- podr¨ªan los celebrantes satisfacer sus pasiones cada dos por tres. Bueno, cada cuatro.
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