"El partido debe tener un papel decisivo en el Gobierno"

Ha conseguido modular ligeramente su acento gallego. Se enfrenta a las preguntas como si estuviese ante un selecto auditorio. Ha perdido espontaneidad de forma alarmante, pero no su flema y su buen car¨¢cter. Abandona enseguida el monocorde tonillo de las respuestas blindadas, seguro como est¨¢ de que ya no puede equivocarse. El suyo es el suave perfume de la satisfacci¨®n colmada.

Pregunta. Desde nuestra primera y larga conversacion, hace ya cuatro a?os, no s¨¦ qu¨¦ le habr¨¢ parecido a usted m¨¢s espectacular, si la transformaci¨®n del PSOE o la suya propia.

Respuesta. Mire, las dos cosas han ido aparejadas. Nosotros ¨¦ramos una generaci¨®n de pol¨ªticos que cuando asumimos la responsabilidad en el XXXV Congreso ¨¦ramos unos desconocidos para la inmensa mayor¨ªa de la gente. Ese desconocimiento generaba desconfianza y era normal que as¨ª fuera; lo que hemos logrado, a lo largo de estos cuatro a?os, es que esa desconfianza inicial por parte de la sociedad, pero tambi¨¦n en el interior del partido, haya ido cambiando poco a poco. No le voy a negar a usted que hemos tenido que afrontar muchas dificultades.

"No se puede confundir el pensamiento de algunos con el pensamiento de la mayor¨ªa. Y, desde luego, esta direcci¨®n ha sabido escuchar a la mayor¨ªa del partido y de la sociedad"

"Nosotros hemos reivindicado como nadie la etapa de Felipe Gonz¨¢lez en la modernizaci¨®n de este pa¨ªs. No renegamos de nuestro pasado; nuestro proyecto es incluyente"

"La satisfacci¨®n que me produjo haber podido dirigirme a todos los espa?oles anunciando la victoria socialista, me hizo olvidar las circunstancias adversas de estos cuatro a?os"

"No me molestar¨ªa que me comparen con Alfonso Guerra, porque, junto a Felipe, ha protagonizado la mejor historia del partido socialista, que nosotros ahora queremos superar"

"En la ense?anza de la religi¨®n prevalecer¨¢ el sentido com¨²n. Y a trav¨¦s del di¨¢logo podr¨¢ haber un punto de encuentro y respeto mutuo entre el Gobierno y la jerarqu¨ªa cat¨®lica"

"Hab¨ªa un deseo un¨¢nime de superar una etapa pol¨ªtica tremebunda como la de Aznar. Y le aseguro que tampoco habr¨¢ 'zapaterismo' mientras estemos en la direcci¨®n del PSOE"

P. Me gustar¨ªa conocer cu¨¢les eran sus reflexiones cuando sosten¨ªa con mano de hierro a un PSOE desorientado frente a un PP inexpugnable.

R. Mi reflexi¨®n de esos tiempos dif¨ªciles era que resultaba imprescindible, ante todo, mantener la confianza en uno mismo; una confianza que era fe en un proyecto pol¨ªtico que apenas comenzaba a andar. Lo que nos result¨® m¨¢s dif¨ªcil fue romper la inercia predominante, en el sentido de que no hab¨ªa nada que hacer y tratar de implicar a una sociedad que quer¨ªa cambio, pero que dudaba de que el cambio se pudiera producir con nosotros. El tiempo ha demostrado que est¨¢bamos acertando en nuestra estrategia, pero sobre todo ha demostrado que la ansiedad es muy mala consejera. Y lo cierto es que esta direcci¨®n nunca tuvo ansiedad, porque es verdad que hab¨ªa mucha gente que ten¨ªa mucha ansiedad; una ansiedad que ven¨ªa motivada por una forma de hacer pol¨ªtica del PP que cada d¨ªa generaba m¨¢s rechazo y m¨¢s deseos de que esa situaci¨®n pol¨ªtica terminara.

P. Acepta usted que parte de esa ansiedad tambi¨¦n estaba motivada porque mucha gente no daba por Zapatero ni un duro y por usted ni medio.

R. Pues yo le tengo que decir que el partido ha sido muy generoso con esta direcci¨®n. Incluso a pesar de la incomprensi¨®n que les produc¨ªa las decisiones que tom¨¢bamos. Es verdad que hemos tenido que superar muchos obst¨¢culos y hacer frente a muchas dificultades. Siempre he tenido confianza en dos cosas: el trabajo y la intuici¨®n. Creo que soy una persona trabajadora y que tengo un olfato pol¨ªtico que me hizo posible percibir con claridad que una cosa era la percepci¨®n que pod¨ªan tener los creadores de opini¨®n, sobre el camino emprendido por el partido socialista, y otra cosa bien distinta era saber que nosotros nos sent¨ªamos c¨®modos y respaldados por la pol¨ªtica que est¨¢bamos haciendo. Ah¨ª est¨¢ la clave de nuestra fortaleza, la clave del acierto de Zapatero.

P. Me pregunto si usted tuvo la tentaci¨®n de tirar la toalla.

R. Tuve dos momentos decisivos en estos cuatro a?os. El primero fue cuando entr¨¦ por primera vez en el despacho y me pregunt¨¦ si yo ser¨ªa capaz de responder a aquel reto que ten¨ªa por delante. La respuesta me ha venido dada por el resultado del trabajo de un equipo humano espl¨¦ndido y que ha sido una pieza clave para el triunfo electoral. El segundo momento fue cuando surgieron algunas dificultades. Lo m¨¢s grave fue cuando dos traidores fueron desleales con la confianza que hab¨ªa depositado en ellos el partido. Quiero dejarle claro que cuando yo asum¨ª la responsabilidad de secretario de organizaci¨®n, ya le hab¨ªa advertido a Zapatero que en el momento en que ya no le resultara ¨²til sab¨ªa que pod¨ªa contar con mi renuncia. Cuando estall¨® la crisis de Madrid se lo record¨¦. La verdad es que no se plante¨® la necesidad de que yo dimitiera. No pude superar en mucho tiempo la rabia por haber perdido la oportunidad de gobernar Madrid.

P. Pero muchos le se?alaron como responsable de que las cosas fueran as¨ª. Usted hab¨ªa dado por zanjada la crisis que hab¨ªan venido provocando determinados poderes f¨¢cticos en la FSM. Y no se tom¨® en serio a aquellos siniestros personajes.

R. ?Eso no se corresponde con la verdad! Las personas de las que estamos hablando eran personas de una larga trayectoria en el partido socialista. Y cometi¨® una injusticia el que dijo que yo hab¨ªa sido determinante en que ellos estuvieran en las listas electorales. ?Si ya eran diputados y alguno ten¨ªa un cargo cuando yo llevaba pantal¨®n corto! ?Traicionaron la confianza del partido en ese momento? S¨ª. Pero eran personas que llevaban mucho tiempo haciendo trabajo pol¨ªtico en la FSM. Me sent¨ª muy dolido cuando algunas personas me se?alaron con el dedo, porque es cierto que yo soy el responsable de las listas electorales,pero no es menos cierto que el PSOE tiene un proceso de elaboraci¨®n de sus candidaturas en el que los ¨®rganos federales pr¨¢cticamente no intervienen.

P. Lo que s¨ª parece claro es que usted no se los tom¨® en serio cuando fueron a explicitarle sus condiciones.

R. Los traidores no avisan el d¨ªa anterior al que van a cometer una traici¨®n. Y quien dude de que eran unos traidores es que no entiende nada de lo que pas¨®. No es cierto que me expusieran condiciones para no llevar a cabo un estrategia traidora que ten¨ªan bien meditada.

P. Despu¨¦s usted dej¨® de ser portavoz del partido y se dijo que su estrella se apagaba.

R. Es que ¨¦se no es el mejor ejemplo que puede usted poner. Fui yo quien decidi¨® constituir un comit¨¦ electoral y encargar las funciones de portavoc¨ªa a otra persona. Pero era una decisi¨®n que yo mismo hab¨ªa tomado para tratar de que el PSOE fuera m¨¢s eficaz. Las cosas que uno le¨ªa no se correspond¨ªan con la realidad, pero el tiempo pone las cosas en su sitio.

P. Aquellos comentarios de "Pepi?o ha ca¨ªdo en desgracia" le dejaban fr¨ªo.

R. ?Hombre! Es verdad que esos comentarios a uno le duelen, porque somos personas de carne y hueso. Pero en pol¨ªtica uno sabe que tiene que estar a las duras y a las maduras. Y creo que, a pesar de todo, yo he sabido demostrar tes¨®n, frialdad y encaje.

P. Lo que no se puede negar es que usted se dispuso a hacer las listas electorales y a preparar el grupo parlamentario socialista para lo que preve¨ªan que iba a ser una larga traves¨ªa.

R. No lo hemos debido hacer tan mal si las candidaturas del partido se han aprobado por unanimidad en el Comit¨¦ Federal.

P. ?Unanimidad "a la b¨²lgara", como se dec¨ªa antes?

R. ?No, no! Era la expresi¨®n de un partido que ten¨ªa ganas de ganar, que ten¨ªa confianza en su direcci¨®n. Fue una tarea en la que fuimos capaces de conjugar una larga experiencia de gobiernos anteriores con una amplia renovaci¨®n de las candidaturas, formadas por gentes que si ten¨ªan algo en com¨²n era la confianza en un proyecto ganador.

P. ?Ganador? Pero si su gran m¨¦rito fue haber formado un grupo parlamentario cohesionado y preparado para perder.

R. Pero es que usted no puede confundir el pensamiento de algunos con el pensamiento de la mayor¨ªa. Y, desde luego, esta direcci¨®n ha sabido escuchar a la mayor¨ªa del partido y de la sociedad. Seguramente que hubo muchas personas que se erig¨ªan en int¨¦rpretes ¨²nicos de la sociedad, confund¨ªan su mundo con el mundo. Fue precisamente lo que le pas¨® a Aznar. Y le dir¨¦ una cosa que tiene mucho que ver con esa percepci¨®n tan negativa a la que usted se refiere de forma tan reiterada: los problemas de los partidos se solucionan de fuera adentro. Es la sociedad la que marca el camino y el rumbo de los partidos. Y quien sabe escuchar y entender a la sociedad es al final el que tiene un proyecto mayoritario. Nosotros hemos sabido interpretar a la sociedad.

P. Otro gran m¨¦rito suyo ha sido la contundencia a la hora de mandar. Tanto criticar los m¨¦todos del guerrismo y resulta que usted ha aprendido que es vital ejercer el poder con autoridad.

R. Y con di¨¢logo. Creo que nuestro m¨¦rito es saber escuchar. En un partido tan grande y tan diverso ya no ser¨ªa posible la cohesi¨®n sin el di¨¢logo. Ni que las cosas funcionaran sin autoridad. La firmeza ha definido nuestra forma de dirigir el partido.

P. ?Le molesta que se le vea como el Alfonso Guerra de Zapatero?

R. Mire, yo me veo como Jos¨¦ Blanco. Respeto y aprecio el trabajo que a lo largo de muchas a?os ha hecho Alfonso. Recuerdo siempre que fue la primera llamada que hice cuando entr¨¦ en este despacho. Cada uno tiene sus formas, y yo tengo las m¨ªas. En cualquier caso, a m¨ª no me molestar¨ªa que me comparasen con Alfonso porque ¨¦l, junto con Felipe, protagoniz¨® una historia brillante, la mejor historia del partido socialista. Nosotros ahora la queremos superar.

P. Pero cuando llegaron dieron ustedes la impresi¨®n de que se propon¨ªan imponer un corte generacional que iba a dejar en la cuneta a los protagonistas de aquella etapa, ?no?

R. Lo que ha ocurrido es que cuando una nueva generaci¨®n hace el relevo a otra generaci¨®n que hab¨ªa aportado tanto a la historia del partido socialista, es indudable que exista hacia esa nueva generaci¨®n desconfianza, que se produzca un sentimiento que haga preguntarse: "?Ser¨¢n capaces de conducir la nave?". Lo cierto es que nosotros hemos reivindicado como nadie la etapa anterior, el papel de Felipe Gonz¨¢lez en la modernizaci¨®n de este pa¨ªs. No renegamos nunca de nuestro pasado y siempre dijimos que nuestro proyecto era un proyecto incluyente. Tambi¨¦n dejamos claro que los protagonistas de esta nueva etapa iban a ser los nuevos dirigentes del PSOE. Es cierto que se produjeron actitudes de cierta irritaci¨®n. Eso era algo normal, porque ¨¦ramos una nueva direcci¨®n de personas desconocidas, que no hab¨ªamos estado en primera l¨ªnea y que nos sent¨ªamos muy identificados con la etapa anterior.

P. La verdad es que aquella aparici¨®n en escena del comit¨¦ de notables visualiz¨®, mejor que cualquier declaraci¨®n de intenciones, que hab¨ªan triunfado las tesis de la "cohabitacion" con la vieja guardia. Me gustar¨ªa conocer la reflexi¨®n interna que les llev¨® a tomar esa decisi¨®n.

R. Quisimos mandar un mensaje inequ¨ªvoco a la sociedad: "Estamos preparados para gobernar". Y la preparaci¨®n ten¨ªa que venir de las personas que ten¨ªan experiencia por haber formado parte de otros Gobiernos. Pero tambi¨¦n ven¨ªa de la experiencia profesional y pol¨ªtica acumulada por una generaci¨®n que asumi¨® la responsabilidad de dirigir el partido a partir del XXXV Congreso. Puedo aceptar que esa voluntad de s¨ªntesis no se hab¨ªa visualizado hasta la presentaci¨®n del comit¨¦ de notables, pero le puedo asegurar que ¨¦sa fue la voluntad personal de Zapatero, sin renunciar al protagonismo de la nueva direcci¨®n. Lo que quisimos con aquella comparecencia del comit¨¦ de notables fue romper con la idea, alimentada desde la derecha, de que nuestro partido no ten¨ªa capacidad de gobierno, despu¨¦s de haber estado gobernando durante 14 a?os.

P. S¨®lo se permite el zapaterismo, ?no?

R. Le aseguro que mientras estemos en la direcci¨®n del PSOE, tampoco habr¨¢ zapaterismo. Ser¨ªa caer en viejos errores.

P. Me imagino que le habr¨¢ resultado muy laborioso ese encaje de bolillos en el que est¨¢n casi todos, ?no?

R. Ese encaje de bolillos s¨ª que ha sido laborioso, pero pol¨ªticamente no nos ha resultado complicado porque hab¨ªa un deseo un¨¢nime de que acert¨¢ramos, de superar una etapa pol¨ªtica tremebunda como la de Aznar. Puedo asegurarle que me siento muy gratificado de haber podido integrar a todo el mundo, incluso a gente que ha mantenido posiciones cr¨ªticas.

P. S¨®lo se les han quedado fuera Javier Solana y... Felipe Gonz¨¢lez. ?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦ no se deciden a repescar a Solana, que ya no le quisieron de candidato a la alcald¨ªa de Madrid? ?Para cu¨¢ndo le van a echar un cable?

R. Le aseguro que Javier Solana est¨¢ llamado a tener grandes responsabilidades en un futuro inmediato. En cuanto a Felipe, lo cierto es que tom¨® una decisi¨®n que fue la de no formar parte de las candidaturas en estas elecciones. Pero todo el mundo sabe que tiene todo el respeto y toda la admiraci¨®n de la direcci¨®n y del partido. Y yo creo que se siente a gusto con el papel que ¨¦l mismo ha elegido.

P. Me imagino que se qued¨® usted helado cuando le oy¨® aconsejar a Zapatero lo de "se gobierna en Moncloa y no en Ferraz".

R. ?En absoluto! La funci¨®n del partido es apoyar al Gobierno. Pero es tambi¨¦n dar consistencia y coherencia a todo el proyecto socialista. Yo escuch¨¦ ese d¨ªa a Felipe Gonz¨¢lez, pero tambi¨¦n escuch¨¦ al presidente del Gobierno decir que se gobernaba desde La Moncloa, pero que se gobernaba escuchando tambi¨¦n la opini¨®n del partido. De todas las experiencias de los Gobiernos socialistas tenemos que tener en cuenta los aciertos, pero tambi¨¦n los errores. Y de ¨¦stos tenemos que aprender para no volver a cometerlos. Creo que el partido socialista tiene que tener un papel decisivo a la hora de gobernar para ser un engranaje entre el Gobierno y la sociedad, para garantizar que no se pierda la sensibilidad, para tratar de que el poder y la ciudadan¨ªa est¨¦n muy cerca. El partido tiene que tener un papel decisivo en la acci¨®n del Gobierno, y eso no es contrario a que se gobierne desde La Moncloa. Yo me re¨²no con el presidente todos los lunes, y creo que eso es bastante elocuente.

P. A lo peor le sale a usted un Miguel Boyer con cara de Pedro Solbes. ?Qui¨¦n ganar¨ªa la batalla si el vicepresidente econ¨®mico decide que hay que apretarse el cintur¨®n y a usted le toca defender la posici¨®n de la gente, de los del "no nos decepciones"?

R. Mire, nosotros tenemos un compromiso con los ciudadanos y el compromiso es nuestro programa electoral. Y le puedo asegurar que el partido va a ser exigente respecto al cumplimiento del programa electoral. Tambi¨¦n le puedo asegurar que el m¨¢s exigente en el cumplimiento del programa electoral va a ser el presidente del Gobierno, porque es un hombre de palabra, que cumple lo que promete. Le aseguro que ¨¦l mismo ser¨¢ el que evite que se produzca esa situaci¨®n a la que usted hace referencia.

P. Imagine que Solbes se sienta encima de la caja, como hacen los responsables econ¨®micos. ?C¨®mo cree usted que acabar¨ªa un conflicto de prioridades entre el Gobierno y el partido?

R. Yo no estoy en pol¨ªtica para hacer futuribles. Pero la l¨®gica establece que los Gobiernos tienen que responder al caudal de confianza que la gente deposita en ellos, de acuerdo con los programas electorales. Lo que pasa es que estamos asistiendo al espect¨¢culo que est¨¢ dando el PP, que parece que le escandaliza que el Gobierno cumpla lo que promete. Lo que tambi¨¦n est¨¢ claro es que al Gobierno al que le corresponde establecer las prioridades y al partido le corresponde apoyarlas. Nosotros hicimos un programa electoral calculando honradamente lo que pensamos que pod¨ªamos llevar a la pr¨¢ctica. Y salvo sorpresas, y partiendo de la confianza en que el Gobierno del PP no nos haya enga?ado respecto a la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs en relaci¨®n a las cuentas p¨²blicas, nuestro programa se podr¨¢ llevar a la pr¨¢ctica.

P. En el programa del PSOE figura tambien la "desideologizaci¨®n" de la educaci¨®n, la supresi¨®n de la ense?anza obligatoria y puntuable de la religi¨®n. ?Est¨¢n ustedes preparados para hacer frente a la cruzada de la jerarqu¨ªa cat¨®lica y del PP?

R. Estoy convencido de que, al igual que ha pasado en otras etapas de Gobiernos socialistas, al final prevalecer¨¢ el sentido com¨²n. Y a trav¨¦s del di¨¢logo podr¨¢ haber un punto de encuentro y respeto mutuo entre el Gobierno y la jerarqu¨ªa cat¨®lica.

P. Adem¨¢s de antipatriotas por traer a las tropas de Irak y conniventes con el terrorismo a cuenta del tripartito, ahora son ustedes socialistas anticristianos.

R. Mire, hay una vieja m¨¢xima en pol¨ªtica que dice que cuando el enemigo se equivoca no hay que distraerlo.

P. ?Cu¨¢ntos puntos les hizo crecer la gesti¨®n del 11-M por parte del Gobierno del PP?

R. Es muy dif¨ªcil de evaluar eso. La gesti¨®n que se hizo del 11-M fue una gesti¨®n reincidente, sobre otras gestiones que el Gobierno [del PP] hab¨ªa realizado de forma ineficaz. Eso estimul¨® la participaci¨®n del electorado, que fue un elemento determinante para la victoria socialista. No fue una cuesti¨®n de puntos, sino de una oleada de cambio que el PP no pudo parar.

P. Me gustar¨ªa saber si no ha tenido siquiera un minuto de l¨®gica tentaci¨®n para vengarse con una sonrisa, ante el espejo, de quienes le infravaloraban como Pepi?o el de Lugo.

R. Le aclaro que a m¨ª nunca me han llamado Pepi?o, sino Pepe Blanco. Y le aseguro que la satisfacci¨®n que me produjo haber podido dirigirme a todos los espa?oles anunciando la victoria socialista me hizo olvidar todas las circunstancias adversas que tuve a lo largo de estos cuatros a?os. Ese momento no ha tenido precio en mi vida.