La mezquita del barrio
La actividad en los centros de oraci¨®n isl¨¢micos que proliferan en Espa?a se ha convertido en foco de atenci¨®n para el Gobierno
A simple vista parece un pol¨ªgono industrial. Grandes naves con enormes anuncios de electrodom¨¦sticos y muebles. Callejuelas sin vida y llenas de coches. Pero los viernes, hacia las tres de la tarde, un reguero de personas entra y desaparece al final de una de esas calles cortadas. Ah¨ª, tras una enorme puerta abatible, est¨¢ la mezquita de Al-Sunna, en Fuenlabrada (Madrid). Con capacidad para 450 personas, con dos plantas y tres aulas, con interiores labrados en colores y moldeados con escayola, con azulejos y mosaicos. Cientos de musulmanes, j¨®venes y viejos, escuchan la oraci¨®n de Mohamed Ghajghouj, el imam.
En Espa?a hay s¨®lo seis grandes mezquitas: en Madrid, dos; en Valencia, una; otra en Barcelona; otra reciente en Granada y otra en Fuengirola (M¨¢laga). Pero hay innumerables lugares de reuni¨®n y rezo, o mezquitas de barrio, como la de Al-Sunna, para los cerca de 800.000 musulmanes que viven en el pa¨ªs, seg¨²n los datos de la Federaci¨®n de Entidades Religiosas Isl¨¢micas (FEERI), que incluyen a las nuevas generaciones.
"Hablo de la 'yihad', en el sentido de esfuerzo. No hablamos de bombas", dice un imam
"Es necesaria una ley para poder controlar a los imames de las peque?as mezquitas", dijo esta semana en una entrevista en este peri¨®dico el ministro del Interior, Jos¨¦ Antonio Alonso, en relaci¨®n a la amenaza que supone el terrorismo islamista, sobre todo tras el atentado del 11 de marzo en Madrid. Su propuesta es, hoy por hoy, una ambiciosa tarea, teniendo en cuenta que en el registro de entidades religiosas del Ministerio de Justicia s¨®lo constan (y porque quieren) 235 organizaciones isl¨¢micas. La vicepresidenta del Gobierno, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, anunciaba el viernes pasado una reforma de la Ley Org¨¢nica de Libertad Religiosa de 1980 para facilitar ese control, siguiendo el modelo franc¨¦s.
Entre tanto, lo cierto es que all¨ª donde hay una peque?a comunidad musulmana hay un lugar de oraci¨®n o un lugar de encuentro y acogida. La proliferaci¨®n de peque?as mezquitas en Espa?a en los ¨²ltimos a?os es algo visible y directamente relacionado con el fen¨®meno de la inmigraci¨®n. El propio Mohamed El Hichou, que lleva m¨¢s de 20 a?os en Espa?a y que ejerce de portavoz de la mezquita de Fuenlabrada, recuerda c¨®mo hace 12 a?os en Madrid s¨®lo hab¨ªa una mezquita, la de Estrecho. "Hoy hay dos en Fuenlabrada, dos en Parla, dos en Villaverde... Es incre¨ªble. Surgen las mezquitas sin ning¨²n control de qui¨¦n las visita, si guardan o no las condiciones m¨ªnimas de seguridad, si se conoce al imam, si est¨¢ cualificado o no... Nosotros tenemos nuestro propio control interno para evitar problemas. Pero el Gobierno espa?ol nos ha dejado hasta ahora de la mano de Dios y, de pronto, lo quieren controlar todo. ?Bienvenido sea! Ojal¨¢ sirva para que exista una colaboraci¨®n entre el Gobierno y las entidades isl¨¢micas", exclama. Este peri¨®dico se ha acercado a algunas de esas peque?as mezquitas para conocerlas por dentro y conocer a sus dirigentes.
A la mezquita de Taqwa, en la placeta del correo viejo de Granada, acuden a diario los musulmanes del barrio. Se trata de cientos de trabajadores y comerciantes que han abierto sus negocios de cueros, telas, especias, carnes o dulces ¨¢rabes a lo largo de las m¨ªticas calles granadinas de Calderer¨ªa y Elvira, en lo que en Granada se conoce como la zona de las teter¨ªas. El templo, cuyo nombre significa en castellano "tener presente a Allah", es uno de los m¨¢s antiguos de la ciudad, con m¨¢s de 20 a?os, y surgi¨®, como la mayor¨ªa de las peque?as mezquitas del pa¨ªs, con la ayuda de una asociaci¨®n ben¨¦fica ¨¢rabe y las donaciones de los fieles.
Zacar¨ªas Maza es el director de la mezquita de Taqwa, aunque tambi¨¦n hace de imam ("el que dirige la oraci¨®n", "el que sabe de teolog¨ªa isl¨¢mica" o "el gobernador", seg¨²n las principales acepciones). Es un espa?ol converso de unos 50 a?os, con pelo y barba canos, que viste chilaba y que tiene una voz pausada y suave, caracter¨ªsticas que se repiten en casi todos los imames. Se hizo musulm¨¢n en los a?os ochenta, junto a su mujer y sus hijos, tras ser destinado como maestro al S¨¢hara. Desde entonces, y tras vivir cuatro a?os en La Meca y haber estudiado el ¨¢rabe y el Cor¨¢n all¨ª, en la Universidad Umm Alcora con una beca, se dedica a impartir estudios isl¨¢micos, aunque se gana la vida haciendo traducciones.
"Esta mezquita, en concreto, la subvenciona una asociaci¨®n de Emiratos ?rabes. No tenemos otra cosa. En Espa?a nadie nos da ayudas. Frente a los miles de millones que recibe del Estado la Iglesia Cat¨®lica, nosotros no recibimos ni un duro, y luego parece punible que nos financien otros pa¨ªses ¨¢rabes. Son subvenciones totalmente desinteresadas, nadie se mete en que digamos esto o lo otro. ?Acaso se mete el Gobierno en lo que predican los sacerdotes?", inquiere Maza, sentado sobre las alfombras del oratorio de la planta baja. Sheij Hamid, de 50 a?os, el otro imam mauritano que habitualmente dirige la oraci¨®n en Taqwa y que tambi¨¦n vive hace muchos a?os en Espa?a, aunque no habla tan bien el castellano, rehuye los comentarios pol¨ªticos, pero aclara: "No me opondr¨¦ a ning¨²n tipo de control". Lleva 17 a?os predicando en esta mezquita. Las razones de su elecci¨®n las aporta Maza: "Por su sabidur¨ªa y su conocimiento del Islam y del Cor¨¢n y por su conocimiento de la Fiqh [jurisprudencia isl¨¢mica]". Hamid aprendi¨® todo lo que sabe a la antigua usanza: por transmisi¨®n oral, memoriz¨® el Cor¨¢n desde peque?o y los textos antiguos cl¨¢sicos con un maestro en Mauritania. Pertenece a la escuela maliqui, predominante en la zona del Magreb -existen otras tres escuelas: hambali (pen¨ªnsula ar¨¢biga), shafe¨ª (Egipto) y hanaf¨ª, que corresponden a otras tres interpretaciones del Cor¨¢n realizadas a lo largo de la historia por los grandes sabios (ulemas)-.
?l y la mayor¨ªa de los imames reconocen haberse sentido vigilados, observados o interrogados en alguna ocasi¨®n por las fuerzas de seguridad del Estado y todos niegan estar condicionados por quienes les financian. Est¨¢n dispuestos a ser transparentes pero no a hacer la oraci¨®n en castellano: "La lengua del Cor¨¢n es el ¨¢rabe, el mensaje divino es en ¨¢rabe. La traducci¨®n es ya una interpretaci¨®n. ?El que quiera entender que haga tambi¨¦n el esfuerzo de aprender!", argumenta Maza, que asegura que su meta es "el retorno del Islam a Al Andalus", pero con la palabra, y que se muestra convencido de que todas estas propuestas forman parte de "la cruzada iniciada por Bush contra los musulmanes tras el 11-S". Maza, como otros imames, se?ala que "pueden ser ellos mismos y sus servicios de inteligencia (la CIA, en Estados Unidos, y el Mosad, en Israel), los que est¨¦n tras los atentados, para otorgarse el derecho de actuar despu¨¦s impunemente en los territorios palestinos o iraqu¨ªes".
Abdul Qader Husni, imam de la recientemente creada mezquita de Assalam (mezquita de la paz), situada unas manzanas m¨¢s al norte que la de Taqwa, en el barrio granadino de Caser¨ªa de Montijo, en un bajo de unos 70 metros cuadrados de un centro comercial abandonado, asegura: "Ya nos est¨¢n controlando hace tiempo, estoy convencido de que mi oraci¨®n de los viernes est¨¢ traducida y de que nos han vigilado. Pero a m¨ª nadie me dice lo que tengo que decir. Digo lo que siento bajo mi responsabilidad. Y, si voy contra la ley, que me detengan, para eso est¨¢n las leyes, pero si no... No podemos vivir como en la ¨¦poca de la Inquisici¨®n. Yo hablo de la yihad, esa palabra que aterra a Occidente, en el sentido de esfuerzo, que es lo que significa, no hablamos de bombas y cinturones".
De origen palestino, Abdul Qader, que todav¨ªa hoy duda de que los terroristas de Legan¨¦s se inmolaran y asegura que el v¨ªdeo en el que se les ve¨ªa pod¨ªa ser un montaje, se vino a Espa?a a estudiar la carrera de Medicina hace m¨¢s de 20 a?os y hoy trabaja en el hospital de Traumatolog¨ªa de Granada como m¨¦dico de familia. "El imam no se elige. Surge entre el colectivo demostrando cualidades. Primero se mira su reputaci¨®n, despu¨¦s que tenga conocimientos del Cor¨¢n y que conozca lo fundamental del Islam", explica. S¨®lo hace tres a?os que funciona la mezquita. Y tuvieron que reunir unos 70.000 euros para comprar el local y adecentarlo.
En general, las iniciativas del Gobierno han sido vistas por la comunidad musulmana con cierto recelo por entender que cuestiona derechos fundamentales b¨¢sicos, como la libertad de expresi¨®n, de reuni¨®n o de culto y que les convierte indiscriminadamente en sospechosos de incitar al terrorismo y les obliga a demostrar su inocencia ante la sociedad. Los musulmanes espa?oles (unos 10.000) son, en general, m¨¢s cr¨ªticos con estas medidas que los de origen ¨¢rabe. Su conocimiento de las leyes y de los derechos que les amparan es m¨¢s profundo que el de aquellos que, a¨²n llevando mucho tiempo en el pa¨ªs, no tienen la seguridad de sentirse plenamente en su casa.
?Y el Acuerdo de Cooperaci¨®n?
Las propuestas de controlar mezquitas e imames han abierto heridas en la comunidad musulmana que, ahora m¨¢s que nunca, reivindica el cumplimiento del Acuerdo de Cooperaci¨®n firmado entre la Comisi¨®n Isl¨¢mica, m¨¢ximo ¨®rgano de representaci¨®n de los musulmanes en Espa?a, y el Estado espa?ol en noviembre de 1992, con un Gobierno socialista.
Desde el punto de vista de los musulmanes, el desarrollo y cumplimiento de este pacto servir¨ªa igualmente para controlar las mezquitas o lugares de culto existentes en el pa¨ªs y para colaborar y mantener un di¨¢logo con sus dirigentes.
En el acuerdo firmado queda claramente definido lo que se considera una mezquita, as¨ª como lo que se entiende por "dirigentes religiosos isl¨¢micos e imames" y se especifica que ¨¦stos deben acreditar el cumplimiento de su funci¨®n (tambi¨¦n definida en el art¨ªculo seis), mediante certificaci¨®n expedida por la comunidad a la que pertenezcan con la conformidad de la Comisi¨®n Isl¨¢mica de Espa?a. Adem¨¢s se les reconoce el derecho a no "declarar sobre hechos que les hayan sido revelados en el ejercicio de sus funciones de culto en los t¨¦rminos establecidos para el secreto profesional".
El art¨ªculo cinco del mismo acuerdo establece, incluso, que los imames "quedar¨¢n incluidos en el Regimen General de la Seguridad Social, asimilados a trabajadores por cuenta ajena" y que ser¨ªan las comunidades isl¨¢micas las que asumir¨ªan los derechos y las obligaciones establecidas para los empresarios en dicho r¨¦gimen.
Aparte del Estatuto de los dirigentes religiosos y de la protecci¨®n jur¨ªdica de las mezquitas, el Acuerdo, que hasta ahora no ha sido desarrollado, aborda tambi¨¦n asuntos como la ense?anza religiosa en centros docentes.
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