Ocaso laboral descalzo
El cierre de la firma zapatera Mart¨ªnez Valero aboca al ostracismo a 146 trabajadores con una antig¨¹edad media de 20 a?os
Abri¨® sus puertas a principios de los cincuenta fruto de la vocaci¨®n pionera de su mentor, Manuel Mart¨ªnez Valero, un viajante de zapatos murciano afincado en Elche. En las d¨¦cadas posteriores la industria, la f¨¢brica de Calzados Mart¨ªnez Valero, se consolid¨® como referente de empresa familiar ilicitana y su patr¨®n, como emblema de gestor austero y, al mismo tiempo, solidario con su entorno socio-econ¨®mico. En su periodo de m¨¢ximo esplendor Mart¨ªnez Valero lleg¨® a producir una media anual de 400.000 pares de zapatos, de la gama media alta, con destino preferente al mercado norteamericano. Al cabo de medio siglo, los herederos de Mart¨ªnez Valero -sus seis hijos y su viuda- han optado de s¨²bito por la clausura de la factor¨ªa. La crisis del sector, agudizada por el atentado del 11-S, y su at¨ªpica estructura productiva y laboral -la f¨¢brica asum¨ªa toda la cadena de producci¨®n y la plantilla era fija con una antig¨¹edad media de 20 a?os-, est¨¢n entre los motivos objetivos de la clausura. Los trabajadores no son ajenos a la coyuntura que ha abocado a los propietarios al cierre de la factor¨ªa, pero tambi¨¦n resaltan los "errores" de gesti¨®n, especialmente en el ¨²ltimo trienio.
El industrial, en plena autarqu¨ªa franquista, abri¨® un negocio netamente exportador
Manuel Mart¨ªnez Valero era un viajante de zapatos murciano que recal¨® en Elche a finales de los cuarenta. En pleno auge del autarquismo franquista, Mart¨ªnez Valero decide montar su propio negocio con car¨¢cter netamente exportador. En mayo de 1950, abre la f¨¢brica de calzado del mismo nombre y pone su punto de mira en el mercado americano.
En las d¨¦cadas posteriores la proyecci¨®n social de Mart¨ªnez Valero es directamente proporcional al auge econ¨®mico de la factor¨ªa zapatera. En los setenta, el empresario refrenda su emporio econ¨®mico con la llegada a la presidencia del club de f¨²tbol de la ciudad. En ese per¨ªodo el equipo atraviesa por una de etapas deportivas m¨¢s brillantes, con ascenso a la Primera Divisi¨®n incluido, y se dota de un nuevo recinto deportivo, el campo de f¨²tbol del mismo nombre que el industrial.
A lomos de la factor¨ªa y del f¨²tbol, Mart¨ªnez Valero pone una pica en la meca del capitalismo con una tienda de venta en la rutilante 5? Avenida de Nueva York. En esas d¨¦cadas, Mart¨ªnez Valero mima su negocio y observa c¨®mo sus empleados -una plantilla en torno a los 150 operarios- crecen laboralmente. "Yo entr¨¦ en el 1963 como encolador, y he acabado como como encargado de mec¨¢nica", dice el ya ex operario Domingo M¨®gica, de 54 a?os. El trabajador presenta un perfil paternalista del empresario. "Era una persona amable, y recta. Nunca tuvimos ning¨²n problema de cobro". Igualmente, la vida laboral de la empresa se caracteriz¨® por la ausencia de conflictos, salvo los relacionados con el entorno global del sector del calzado.
Mart¨ªnez Valero falleci¨® en julio de 1983, justo un mes despu¨¦s de trasladar la factor¨ªa del casco urbano a unas nuevas instalaciones, en el pol¨ªgono industrial de Altabix. El testigo de la empresa lo tomaron sus hijos, b¨¢sicamente Manuel y Juan de Dios Mart¨ªnez Pomares, gerente y jefe de ventas, respectivamente hasta el cierre de la factor¨ªa. Los herederos de Mart¨ªnez Valero calcaron el modelo de gesti¨®n de su padre: plantilla fija y cadena de producci¨®n propia -desde el dise?o, hasta el encolado, pasando por el aparado hasta la comercializaci¨®n y venta", dice Domingo. "La f¨¢brica apenas se apoya en la industria auxiliar del sector", explica el operario M¨®gica. Y tampoco ha derivado producci¨®n al exterior. La industria que Mart¨ªnez Valero abri¨® a mediados de los noventa en China no alimenta a la de Elche, ni viceversa, seg¨²n los trabajadores.
El atentado del 11 de septiembre marc¨® un punto de inflexi¨®n de la factor¨ªa. El mercado americano entr¨® en barrena y los pedidos mermaron progresivamente. "Para mantener la actividad, era necesario una media de 456 pares diarios, y en las ¨²ltimas semanas a duras penas lleg¨¢bamos a esa media", subraya Domingo.
Las primeras luces de alarma sobre el estrangulamiento de la f¨¢brica llegan a finales de 2003. En diciembre de ese a?o, la propiedad acomete una ampliaci¨®n de capital de 1,5 millones de euros y plantea al comit¨¦ de empresa la necesidad de un expediente de regulaci¨®n de empleo. Los trabajadores se muestran dispuestos a negociar, pero, parad¨®jicamente, la direcci¨®n retira la iniciativa y sigue adelante, hasta el lunes, d¨ªa 3 de mayo, cuando los trabajadores al llegar al centro se encuentran con la f¨¢brica cerrada a cal y canto. La empresa ha presentado sin previo aviso suspensi¨®n de pagos alegando un pasivo de 5 millones de euros, por cobros pendientes en el mercado norteamericano. Los trabajadores rechazan el cierre y Direcci¨®n General de Trabajo advierte a los propietarios de la ilegalidad de su decisi¨®n.
Tras una primera semana de tensi¨®n los operarios ven la luz. El Consell propone la retirada de los despidos a cambio de una suspensi¨®n temporal de empleo y un plan para reflotar la firma. Mart¨ªnez Valero responder¨¢ hoy a la iniciativa. Pero los ex trabajadores no abandonan el pesimismo. "Es dif¨ªcil que vuelva a abrir, y si lo hace nunca ser¨¢ igual", concluye Domingo, en referencia a las condiciones laborales de las que gozaban hasta el cierre.
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