Alir¨®n del Valencia en la m¨¢gica Sevilla
El conjunto de Ben¨ªtez conquista el campeonato en un vibrante partido frente a un excelente adversario
Cada cual busc¨® al m¨¢s querido de entre sus compa?eros para poder abrazarlo antes que a nadie. Los futbolistas del Valencia y su cuerpo t¨¦cnico se api?aron bien fuerte, con toda la descarga emocional que se puede soltar tras una Liga dur¨ªsima, llena de altibajos y de sinsabores. Tambi¨¦n de alegr¨ªas, claro, con la explosi¨®n final de ayer en un escenario impresionante. No s¨®lo los cerca de 2.000 valencianistas desplazados a Sevilla, sino un S¨¢nchez Pizju¨¢n que llev¨® a su equipo en volandas a un triunfo por la UEFA que no lleg¨®, pero que, inmediatamente despu¨¦s, se puso de pie para despedir con una ovaci¨®n al campe¨®n, como si de un Curro Romero mediterr¨¢neo se tratase. "A nosotros los t¨ªtulos nos cuestan m¨¢s que a otros y por eso, cuando llegan, los celebramos tanto", hab¨ªa declarado semanas antes Ca?izares, cuando ya ve¨ªa cerca la sexta Liga. Y ¨¦sa es la historia de este conjunto fabricado por Rafa Ben¨ªtez tal que fuese una partida maestra de ajedrez. Un desgaste mental y f¨ªsico de una veintena de hombres dispuestos a todo. A estar a ocho puntos del Real Madrid y, sin embargo, seguir pensando en ganar en el t¨ªtulo. A saber disfrutar, como la semana pasada ante el Betis, o a saber sufrir, como ayer, que fue un suplicio ante la avalancha sevillista. A conseguir, en definitiva, que toda su plantilla se sienta part¨ªcipe del ¨¦xito, porque cada uno goz¨® ayer de su peque?a porci¨®n de gloria. Toda la defensa sin excepci¨®n, los capitanes Albelda y Baraja, la zurda desatada de Vicente, el gol de Mista... Hasta el modest¨ªsimo Garrido, el primero a quien fue a abrazar una estrella humilde como Aimar, ha sido invitado a la fiesta.
SEVILLA 0 - VALENCIA 2
Sevilla: Esteban; Sergio Ramos, Javi Navarro (Magallanes, m. 78), Pablo Alfaro, David; Daniel Alves, Casquero (Dar¨ªo Silva, m. 46), Mart¨ª, Antonio L¨®pez; Baptista; y Carlitos (Anto?ito, m. 67).
Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Ayala, Marchena, Carboni; Jorge L¨®pez (Angulo, m. 71), Albelda, Sissoko (Aimar, m. 78), Vicente; Xisco y Oliveira (Baraja, m. 60).
Goles: 0-1. M. 12. Cabalgada de Vicente, que hace la pared primero con Carboni y despu¨¦s con Xisco, se planta ante Esteban y le bate por el primer palo.
0-2. M. 90. Baraja se interna en el ¨¢rea y, tras varios recortes, marca de tiro raso.
?rbitro: Puentes Leira. Amonest¨® a Xisco, Carboni, Baraja, Alves y David.
Unos 40.000 espectadores en el S¨¢nchez Pizju¨¢n. De ellos, unos 2.000 valencianistas.
En el desmelene de la celebraci¨®n, los m¨¢s fr¨ªos parecieron Ayala, que atend¨ªa a los medios a pie de campo, y Marchena, que se desped¨ªa de sus paisanos sevillistas. Como si no hubieran participado de la conquista. Cuando en realidad, ayer, fueron los m¨¢s decisivos. Esta pareja de centrales, tal vez la mejor del campeonato, encabez¨® una defensa ¨¦pica del gol inicial de Vicente ante un gran Sevilla, que barri¨® al l¨ªder durante un buen tramo, aunque siempre se top¨® con la pareja de centrales, una vez uno, otra vez otro. Siempre hab¨ªa alguien.
El 26 de junio de 1999, el Valencia abri¨® precisamente en la m¨¢gica Sevilla la etapa m¨¢s gloriosa de su historia. Aquel d¨ªa gan¨® la Copa del Rey, liber¨® toneladas de emociones y fantasmas y se libr¨®, en fin, de un gran complejo de inferioridad. Desde entonces llor¨® dos finales de Liga de Campeones, gan¨® dos Ligas y se ha plantado en otra final europea, la Copa de la UEFA.
A Vicente le ca¨ªa la moquita el s¨¢bado en Paterna, reci¨¦n salido de una gripe con fiebre que lo postr¨® d¨ªa y medio en la cama. Recuperado a toda prisa por los m¨¦dicos del club para que disputara ese mismo jueves un pedazo de la semifinal de la UEFA. Se le ve¨ªa afilado, debilitado tal vez. ?Debilitado? No fue lo que pens¨® el joven lateral sevillista, Sergio Ramos, cuando observ¨® c¨®mo le pasaba el extremo zurdo como una exhalaci¨®n. Vicente arranc¨® casi desde su defensa. Primero busc¨® la pared con Carboni y despu¨¦s se la ofreci¨® a Xisco, la definitiva. Dibuj¨® entonces una diagonal en carrera hasta la misma puerta de Esteban, que dej¨® desguarnecido el primer palo. Y lo pag¨® caro.
El Sevilla impuso desde el principio un ritmo muy fuerte, dif¨ªcil de sostener incluso para la habitual contundencia del l¨ªder. Cargado de la adrenalina por la cercan¨ªa de la UEFA, el cuadro de Caparr¨®s frecuent¨® las orillas, donde corr¨ªan todos sus peque?itos: Carlitos, Antonio L¨®pez, David... Ben¨ªtez sac¨® un equipo pele¨®n en el que no hubo lugar para la clase de Baraja ni de Aimar.Caparr¨®s tir¨® la casa por la ventana en el descanso. Mand¨® a Casquero a la ducha y dio paso al volc¨¢nico Dar¨ªo Silva. Y el Sevilla, catapultado por la electricidad de Carlitos, se subi¨® a las barbas del l¨ªder, incapaz de mantener el bal¨®n.
El Valencia necesitaba un tiempo muerto y Ben¨ªtez introdujo a Baraja en lugar del desafortunado Oliveira. Se lesion¨® Carlitos, una pesadilla para todos menos para Marchena, que volv¨ªa a su casa cinco a?os despu¨¦s convertido en un jugadorazo. Los 2.000 valencianistas empezaron a entonar el c¨¢ntico dedicado a Aimar tan pronto lo vieron a punto de salir. Era su ¨²ltima esperanza de escapar del agobio sevillista. Justo lo que sucedi¨®. Entr¨® Aimar y su equipo dej¨® de ser avasallado. Aimar, en fin, dio el pistoletazo de salida para atrapar definitivamente el partido y el campeonato. Su participaci¨®n ha sido poca en el torneo debido a las lesiones, pero siempre un privilegio para los ojos. En el tramo final, su cabecita comenz¨® a pensar jugadas de gol hasta que Baraja interpret¨® a su aire la definitiva. Como en Burdeos en la UEFA, como hace dos a?os, Baraja surgi¨® en el ¨²ltimo suspiro para agarrar el sue?o de todos sus compa?eros.
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