Los trabajadores de Textil Narvaiza tiran la toalla
La plantilla acuerda el cierre de la empresa a pesar de la promesa patronal de fabricar un mill¨®n de metros de tela al mes
El caso de la empresa Textil Narvaiza es at¨ªpico. El centenar de trabajadores que emplea en las plantas de Vitoria y Bergara han decidido irse a la calle. Esc¨¦pticos con las decisiones empresariales y cansados de dejarse en el camino mucho m¨¢s que el sueldo, han pedido a la direcci¨®n que presente un expediente de regulaci¨®n de empleo con la extinci¨®n de sus 103 contratos.
Han evitado las movilizaciones con la esperanza de recuperar el mercado, han acordado rebajarse el sueldo dos veces (un 30% y un 20%) y han aumentado la productividad como ¨²nica manera de aferrarse a su puesto de trabajo. Todo ha sido in¨²til. En una d¨¦cada han visto c¨®mo todo el que pod¨ªa cog¨ªa lo suyo menos ellos. El proceso de fabricaci¨®n de denim, el tejido con el que se hace la tela vaquera ya no era rentable y el proyecto empresarial resultaba inviable.
"No es grato dejarte la piel", explica un afiliado a UGT, "y ver c¨®mo hasta la Caja Vital ejecuta un cr¨¦dito y recupera su dinero en la subasta". Con todo embargado, la maquinaria decr¨¦pita y sin mantenimiento y un panorama negro por una competencia mucho m¨¢s s¨®lida, hace 20 d¨ªas los 103 empleados de Textil Narvaiza -32 en Vitoria y 71 en Bergara- celebraron una asamblea en esa ¨²ltima localidad y acordaron el cierre de la empresa.
Era su propia propuesta: "Cuando nos dijeron que pod¨ªamos producir un mill¨®n de metros al mes sencillamente no nos lo cre¨ªmos, esta vez no, y dijimos no a seguir trabajando, por dignidad, o para no perder la que nos quedaba", explica otro empleado afiliado a CCOO. En la asamblea 53 empleados votaron a favor de cerrar la empresa y 28 se inclinaron por seguir.
El empresario Jos¨¦ Miguel Zaldo, procedente de la tambi¨¦n textil Tavex, que se hizo cargo de la empresa en 1996 para reflotarla, les ofreci¨® continuar con el tintado, actividad que se desarrolla en Bergara, y que, en su opini¨®n, podr¨ªa salvar a la compa?¨ªa.
Los trabajadores le respondieron que la empresa hab¨ªa llegado a un punto de degeneraci¨®n de la maquinaria en el que era imposible hacer frente a los pedidos y optaron por el cierre definitivo.
"Grandes discursos y pocos hechos", critic¨® ayer un miembro del comit¨¦ de empresa, de CCOO, al referirse a Zaldo. Lo cierto es que la firma, que ha pasado por diferentes manos, no consigue levantar cabeza desde hace una d¨¦cada. En 1996, se llamaba Hilaturas de Vergara, y era 100% propiedad de Hijos de Narvaiza. Ese a?o present¨® suspensi¨®n de pagos y los trabajadores aceptaron rebajarse el sueldo dos veces consecutivas. Pese a todo, la firma lleg¨® a 2002 en una situaci¨®n tan cr¨ªtica, con una deuda de 12.000 euros por empleado y casi sin generar plusval¨ªas con las ventas, que se declar¨® en quiebra.
Textil Narvaiza, heredera de esa quiebra, naci¨® con 3,6 millones de euros de deuda procedente de las dos sociedades preexistentes, Hilaturas e Hijos de Narvaiza. Siete trabajadores de la planta de Vitoria se fueron entonces a la calle.
A pesar de todo, la plantilla decidi¨® seguir adelante, aferrarse a sus puestos y aumentar la productividad. "No metimos ruido por los acreedores", relata otro trabajador. La quiebra sigui¨® hacia adelante y "¨¦ramos plenamente conscientes de que se estaba dejando de pagar a todo el mundo. Cada vez llegaba menos materia prima y esto no iba a ninguna parte". Hace 20 d¨ªas, los empleados llevaban tres meses sin cobrar y la deuda ascend¨ªa ya a unos 18.00 euros por trabajador.
Decepcionados y con problemas econ¨®micos graves, prefieren irse al paro, a pesar de tener una media de 50 a?os, que seguir acumulando deudas: "Hacer hac¨ªamos tela, pero ya no nos llegaba a fin de mes".
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