Globalizaci¨®n del 'butoh'
La danza butoh japonesa tambi¨¦n se ha globalizado, y esto no es exagerado. Se estudia con m¨¢s o menos rigor en muchas ciudades del mundo donde se practican los modos del baile contempor¨¢neo y, de hecho, ha interesado a algunos creadores e int¨¦rpretes occidentales, con fortuna desigual. De cualquier manera, esta butohman¨ªa a la que asistimos hoy queda muy lejos de la ¨ªntima grandeza que proporcionaban en su esplendor Katzuo Oono (memorables sus dos visitas a Madrid en los ochenta, con su hijo Yoshito), el grupo Sankai Juku o Carlota Ikeda, que ha sido maestra del norteamericano Wendell Wells, un entusiasta de esta tendencia radicado en Espa?a.
El espect¨¢culo visto en Pradillo es en realidad una serie de n¨²meros cortos hilvanados por el estilo o sus mimetizaciones, algunas vulgares. El producto no es coherente, ni engancha al espectador, y tiene sus dos momentos logrados en los ¨²nicamente aut¨¦nticos: cuando baila el propio Katsura Kan (honesto, concentrado) y en el intenso y largo solo de la an¨®nima bailarina japonesa (la admisi¨®n de mujeres en este g¨¦nero es bastante tard¨ªa), mientras se escucha a una soprano en una pieza religiosa (prueba de universalidades: la m¨²sica fuera de localismos, lo mismo que la esencialidad de la danza, sea japonesa o de donde sea).
Compa?¨ªa Saltimbanques
Jap¨®n. Coreograf¨ªa y direcci¨®n: Katsura Kan. Con Wendell Wells. Teatro Pradillo, Madrid. 9 de mayo.
Wells exhibe su elasticidad, pero su trabajo es puramente formal y artificioso, efectista, algo que el butoh rechaza de plano y en principio. Los corifeos te?idos de rojo (elemento presente en todo el teatro cl¨¢sico oriental: los diablillos perturbadores, las malas conciencias del averno) tampoco es que dominen el gesto, y modestamente contribuyen a esa especie de butoh ecum¨¦nico, que es m¨¢s danza de los muertos que de las sombras, esencia nominal del butoh hist¨®rico, del feto al despojo: herencia de Takaya Eguchi, primero, y de Hijikata, despu¨¦s. Es historia, pero muy cercana, sin olvidar a Keito Ohno, Misuttaka Ishii y Akira Kasai: era un periodo de gran cultura, de referencias literarias, de invenci¨®n. Pasado glorioso que la globalizaci¨®n mediatiza, quiz¨¢ hasta humilla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.