La voz precisa de un poeta verdadero

Escribir un buen poema est¨¢ al alcance de poca gente. No consiste en esparcir renglones y cortarlos con tijera de sastre. Tampoco en distribuir las palabras con los ¨¢ridos modos de un texto burocr¨¢tico. Miguel de Unamuno escribi¨® en alguna ocasi¨®n que se publicaban demasiados libros. Su reflexi¨®n no hace m¨¢s que recalcar con la intemporal precisi¨®n de la inteligencia lo que es un hecho repetido en la poes¨ªa espa?ola: se publican demasiados libros cuya ¨²nica relaci¨®n con la poes¨ªa es el orden gr¨¢fico de los textos. Ya se sabe, frases cortadas como dientes de sierra que dibujan bonitas piruetas en el blanco del papel. Y poco m¨¢s.

Afortunadamente, tambi¨¦n hay autores que saben escribir un buen poema. Es es el caso de Rafael Adolfo T¨¦llez (Palma del R¨ªo, C¨®rdoba, 1957), que ha publicado Muertes y maravillas en la Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara. T¨¦llez es profesor de Ense?anza Secundaria y antes trabaj¨® como guionista de televisi¨®n y locutor de radio (ocupaciones que suelen ayudar a comprender los p¨¢lpitos secretos de las palabras). T¨¦llez pertenece al consejo editor de la revista Renacimiento. Dentro de la prestigiosa editorial sevillana del mismo nombre dirige la colecci¨®n Azul, que se centra en los poetas hispanoamericanos. El escritor de Palma del R¨ªo es autor de los siguientes poemarios: Si no regresas junto al port¨®n oscuro (1988), Quienes rondan la niebla (1993), Los adioses (1996) y La rosa del mundo (1997).

Los primeros versos de su poema Las muertes acreditan a un poeta: "La muerte es esa hoguera de brasas apagadas / en torno a la cual nos hemos reunido / y es el rumor del paso de los pastores en la hierba. // Quiz¨¢s he muerto alguna vez. Y era otro / quien se alej¨® de la cocina / que fue un imperio oloroso de panes y jazm¨ªn, / otro quien subi¨® calle arriba haciendo la casa / mucho m¨¢s desierta".