Los m¨¢s guapos de la vieja y sudorosa Grecia
Brad Pitt presenta 'Troya' rodeado de guardaespaldas y con un espectacular equipo de bellezas
Con su voz profunda, su sonrisa m¨¢s seductora y m¨¢s corto todav¨ªa de palabras que de pelo, Brad Pitt present¨® ayer en Cannes la espectacular, dispendiosa (150 kilos de presupuesto) y realmente agitada y turbulenta Troya. El peque?o actor estadounidense lleg¨® investido del poder que le da haber interpretado a Aquiles, pero rodeado por dos parejas de guardaespaldas el doble de grandes que ¨¦l, con la expresi¨®n satisfecha del que ha cobrado de salario el 10% del coste total y acompa?ado por el cartel de actores-modelo que le rondan por las faldas en esta especie de Iliada digital, laicista (los m¨ªticos dioses griegos no aparecen), antibelicista por la v¨ªa del hiperrealismo y, seg¨²n denunci¨® un periodista en la rueda de prensa, quiz¨¢ tambi¨¦n algo hom¨®foba, ya que de los c¨¦lebres homosexuales griegos tampoco hay noticias.
Para Brad Pitt, "los temas que trataba Homero est¨¢n hoy en todos los peri¨®dicos"
Rodada en Malta y en M¨¦xico, con un caballo de madera de 13 metros de alto y 11 toneladas de peso como eje central, dirigida por el alem¨¢n Wolfgang Petersen (ese simp¨¢tico seguidor de la Escuela de Francfort que perpetr¨® la po¨¦tica Air Force One) y escrita por un guionista joven, David Benioff, que ha sintetizado en 120 folios y 2.35 horas de metraje lo que al pobre Homero le cost¨® escribir casi media vida, Troya re¨²ne a un largo y excelso equipo de celebridades y bellezas, a cientos de extras reales sin cara y a miles de soldados sin alma, creados por ordenador.
O m¨¢s, porque cuando alguien pregunt¨® cu¨¢nta tecnolog¨ªa digital se hab¨ªa empleado en el rodaje de las batallas y el incendio de la bella Troya (que por cierto se hizo con gas propano), Petersen cont¨® que no pod¨ªa asegurarlo, ya que dej¨® de llevar la cuenta el d¨ªa en que se quej¨® de una toma determinada porque se notaba mucho que aquellos extras no eran reales sino virtuales: "Yo ve¨ªa en la imagen a unos tipos medio parados, haciendo todos lo mismo, el mismo movimiento torpe, as¨ª que se lo dije a los de efectos especiales. Ellos me dijeron que los que yo cre¨ªa que eran virtuales eran reales, y al rev¨¦s, que lo que pasaba es que hac¨ªa tanto calor que los extras humanos no pod¨ªan ni moverse mientras que los robots no paraban de dar saltos".
Autor m¨¢s ¨¦pico que ¨¦tico, Petersen se defiende con habilidad tanto en la pantalla como en directo. Primero dice que ning¨²n autor ha sabido narrar los horrores de la guerra con la precisi¨®n po¨¦tica de Homero. Luego agrega que, aparte de eso, tambi¨¦n era "un gran escritor de entretenimiento". M¨¢s tarde, cuando se le reprocha la ausencia de dioses y homosexuales, arguye que s¨®lo han tomado la Iliada como inspiraci¨®n, cuenta que su voluntad de realismo total exig¨ªa sacar de la pantalla a la mitolog¨ªa ("la gente se reir¨ªa si viera aparecer a los dioses manipulando a los humanos"), que han hecho una reinterpretaci¨®n de la obra para potenciar la humanidad de los personajes. Y remata: "Si Homero estuviera aqu¨ª hoy y nos viera, creo que sonreir¨ªa. Al fin y al cabo, ¨¦l tambi¨¦n interpret¨® cosas que pasaron 600 a?os antes".
Sonrientes y limp¨ªsimos despu¨¦s de haber vertido sangre, sudor y l¨¢grimas durante los seis meses que dur¨® el rodaje, con Petersen y el magn¨¦tico Pitt aparecieron ayer en el festival el forzudo barbudo ?ric Bana, muy propio en su papel de H¨¦ctor despu¨¦s de hacer de Hulk; la insuperable Saffron Burrows, una Andr¨®maca que adem¨¢s de ser inglesa y musa de Mike Figgis es una t¨ªa valiente y no se cort¨® al criticar a "los que mantienen viva la eterna y f¨²til estupidez de la guerra"; el pr¨ªncipe troyano de Canterbury Orlando Bloom (un Paris que ayer celebr¨® el primer d¨ªa de sol en Cannes disfraz¨¢ndose de pirata poni¨¦ndose en la cabeza una de esas bragas Quicksilver que se llevan en la nieve); la casi muda Diane Kruger, una Helena mona y g¨¦lidamente correcta; la animosa y et¨¦rea australiana Rose Byrne (Briseis), el gran Brian Cox, un Agamen¨®n curtido en las praderas de Escocia; y Sean Bean, un Ulises que ha triunfado con El se?or de los anillos y que, como Blendan Gleeson (Menelas), tambi¨¦n surge de la inacabable escuela brit¨¢nica de actores todoterreno.
As¨ª que los ¨²nicos que no comparecieron fueron los legendarios veteranos y aqu¨ª s¨®lo secundarios de lujo Julie Christie (Tetis) y Peter O'Toole (Priamo). Fuera porque la arruga ya no es bella o porque su participaci¨®n en esta megaproducci¨®n es puramente alimenticia, el caso es que nadie pareci¨® echarles de menos, aunque la conversaci¨®n con las estrellas se fue diluyendo en un mar de vaguedades m¨¢s o menos previsibles, hasta caer en un silencio de plomo cuando una periodista inquiri¨® a los actores por los libros que hab¨ªan le¨ªdo para prepararse.
Pitt se escabull¨® diciendo que la historia le interesa mucho porque "todo lo que sucede ahora ha sucedido antes"; a?adi¨® que "los temas que trataba Homero est¨¢n hoy en todos los peri¨®dicos: la gente sigue muriendo y el mundo sigue siendo destruido por las guerras", y anim¨® a encontrar lo m¨¢s positivo de sus obras: "?l busca la humanidad del mundo, es un idealista que cree que todos queremos lo mismo; superar el odio y el resentimiento que se nos impone". Animado por su l¨ªder, Orlando Bloom dijo que el reto de su papel fue extraer la parte humana del personaje. Menos mal que andaba por all¨ª Saffon Burrows, que dijo: "Cuando uno interpreta a un personaje as¨ª, siente casi que tiene una parte de los derechos de autor de ese personaje. Pero leyendo los poemas de Yeats uno se da cuenta tambi¨¦n de lo poco que aporta. ?sa es una de las ventajas de haber hecho Troya".
Vuelven los aires de la 'movida'
Los golfos de Cannes y otros espa?oles andaban ayer recuper¨¢ndose del festol¨®n Almod¨®var, un memorable derroche de lujo y esplendor castizo que acab¨® con varias cosechas de Veuve Cliquot y de paso trajo al festival el esp¨ªritu cachondo y desinhibido de la movida. A la fiesta se acced¨ªa en un barco, para embarcar te enchufaban un benjam¨ªn con pitorro de pl¨¢stico adaptado al morro (ser¨¢ el botijo franc¨¦s), y al llegar al destino (menos de media milla de intr¨¦pida traves¨ªa) te regalaban una pulsera-recuerdo, te hinchaban de jam¨®n y luego, te ahogaban en mares de champ¨¢n.
La sala estaba decorada con los bocetos que hizo Juan Gatti antes de llegar al cartel definitivo de La mala educaci¨®n. Fuera hab¨ªa una playita artificial y dos barcazas tiraron fuegos artificiales a granel; despu¨¦s, sali¨® Almod¨®var al escenario a presentar la actuaci¨®n de Javier C¨¢mara y las Diab¨¦ticas Aceleradas (Pep y Joan), que hicieron un repaso en play back sangrante a la banda sonora de Alberto Iglesias con algunos a?adidos: Quiz¨¢s, quiz¨¢s, Moon River, Ne me quittes pas, Piensa en m¨ª, Un a?o de amor, un brillante mix max de Rafaella Carr¨¤...
Cuando apareci¨® la Terremoto de Alcorc¨®n, maravillosa y rotunda, el local se ven¨ªa abajo haciendo la coreograf¨ªa con Love is in the air. Victoria Abril y Almod¨®var subieron a bailar, Leonor Watling cant¨® a capella un trozo del Big spender (mientras Almod¨®var se frotaba contra el escenario)...
Al regreso, sentados alegres en la popa (que dir¨ªa S¨¢nchez-Drag¨®), los mareos eran dignos del Cabo de Hornos. Por all¨ª estuvieron Laetitia Casta, Kathleen Turner, Quentin Tarantino, Sofia Coppola y Jean Paul Gaultier, entre otros cientos. Pero dados los niveles de euforia, igual eran sus dobles.
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