El regreso de la ¨¦pica

Gracias, Gladiator, la ¨¦pica ha vuelto. Cleopatra (Joseph Leo Mankiewicz, 1963), la pel¨ªcula m¨¢s cara de la historia del cine hasta aquel a?o (45 millones de d¨®lares), hab¨ªa supuesto el principio del fin. Su fiasco en taquilla fue tal que las grandes epopeyas ambientadas en las antiguas Grecia y Roma, con miles de extras y reparto plagado de estrellas, dejaron de realizarse en Hollywood durante d¨¦cadas. Sin embargo, el ¨¦xito de Gladiator (Ridley Scott, 2000) ha permitido que los responsables de Troya se hayan podido gastar 150 millones de d¨®lares en su producci¨®n, algo inaudito hace unos a?os. ?El resultado? Dispar respecto de la esperada espectacularidad, notable en cuanto a la narraci¨®n de una de las historias m¨¢s grandes jam¨¢s contadas y casi pleno en el apartado interpretativo. ?El culpable de esto ¨²ltimo? Brad Pitt.

Nunca ha estado tan mal el aqu¨ª int¨¦rprete del guerrero Aquiles. O, quiz¨¢, nunca le hab¨ªan otorgado un papel con tal variedad de registros, nunca hab¨ªa tenido que mostrar los sentimientos de un hombre tan equ¨ªvoco. Sus primeros planos, donde debe evidenciar desde el dolor hasta la ira, desde el amor hasta el odio, desde la prepotencia hasta la piedad, son deficientes. El trabajo del resto del reparto, con Peter O'Toole (magistral en la secuencia de la s¨²plica ante Aquiles), Brian Cox, Eric Bana y Sean Bean a la cabeza, provoca que la mala actuaci¨®n de Pitt sea m¨¢s visible.

Troya est¨¢ lejos del estilo de Cleopatra, una pel¨ªcula con tanto texto (magn¨ªfico, por otra parte) que el gran p¨²blico no la disfrut¨®, y bastante m¨¢s cerca de la notable Gladiator, aunque sin llegar a su altura. ?El principal culpable? No hace falta repetirlo. ?D¨®nde estabas, Russell Crowe?