Una nueva desverg¨¹enza
M¨¢s pronto que tarde, los taurinos -incluida la autoridad- acaban sin remedio con esta fiesta. Ayer, en Las Ventas, se escribi¨® otra p¨¢gina negra de la desverg¨¹enza y de la decadencia galopante que impera en este negocio.
Pasen y vean: la empresa compra una corrida a una ganader¨ªa que tiene tres due?os y responde a Gonz¨¢lez S¨¢nchez-Dalp, Manolo Gonz¨¢lez y San Miguel. Tres hierros distintos y un solo encaste verdadero. ?Por qu¨¦ este misterio? Por cuestiones de herencia, se supone. Se divide la ganader¨ªa en tantas partes y cada beneficiado la pone a su nombre. Tambi¨¦n son ganas de confundir al personal, mire usted. Tres hierros con id¨¦nticos defectos, como despu¨¦s se comprob¨®.
La empresa compra esa corrida a sabiendas de que no es el tipo de toro requerido para Las Ventas. Pero ?y si cuela? Pues col¨®. La autoridad se puso el antifaz y aprob¨® seis toros impresentables, anovillados e impropios de una plaza de primera categor¨ªa. Es una bonita manera de no tener problemas. Adem¨¢s, los toros salen al ruedo y no se protestan. Este p¨²blico conformista, festivalero y nada exigente se convierte en el mejor aliado de los dos responsables anteriores.
Gonz¨¢lez / Ferrera, Abell¨¢n, Revuelta
Primer toro de Gonz¨¢lez S¨¢nchez-Dalp, 2? y 6? de San Miguel y 3?, 4? y 5? de Manolo G¨®nzalez, todos ellos muy mal presentados, inv¨¢lidos, mansos y descastados. El 5? fue devuelto y sustituido por uno del Conde de la Maza, que tambi¨¦n fue devuelto; 2? sobrero de esta misma ganader¨ªa, bien presentado y deslucido. Antonio Ferrera: pinchazo y estocada contraria y atravesada (silencio); pinchazo y casi entera baja (silencio). Miguel Abell¨¢n: pinchazo y estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); pinchazo y estocada muy baja (silencio). Andr¨¦s Revuelta, que tom¨® la alternativa: casi entera trasera (silencio); tres pinchazos y estocada baja (silencio). Plaza de las Ventas, 13 de mayo. 5? corrida de feria. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
Pero no acaba ah¨ª la cosa: los toros estaban podridos, inv¨¢lidos hasta la desesperaci¨®n, quiz¨¢ enfermos o borrachos, vaya usted a saber. ?Qu¨¦ han comido estos toros? ?Los habr¨¢ visto un veterinario? ?Habr¨¢ ordenado la autoridad que se analicen sus v¨ªsceras? ?Estar¨¢n preocupados los tres due?os o dormitar¨¢n tranquilos una vez que han resuelto las cuestiones fiscales? ?Se preocupar¨¢ alguien de averiguar qu¨¦ les ocurr¨ªa a estos toros, que se mostraron moribundos, amorfos, mustios, noqueados y, sobre todo, embajadores de la m¨¢s baja escoria ganadera de nuestro pa¨ªs?
Con este material de desecho, la lidia se transform¨® en una farsa, en una grotesca caricatura que nada tiene que ver con esta fiesta de arte y valor. No hubo tercio de varas porque los toros no aguantaban ni la presi¨®n de un alfiler. Todos salieron derrengados de su encuentro con el picador. Todos besaron la arena una y otra vez y llegaron a la muleta sin h¨¢lito de vida. El ¨²nico que se mantuvo en pie fue el segundo sobrero, que empuj¨® desigualmente al caballo. No hubo, pues, toreo de muleta.
A pesar de estos novillos que m¨¢s que toros parec¨ªan gatos, a pesar de su vida mortecina, hubo momentos de cierto inter¨¦s, aunque de tono menor, por la disposici¨®n de Ferrera y Abell¨¢n en el manejo del capote. Lo mejor, sin duda, fue el competido tercio de quites que ambos protagonizaron en el cuarto de la tarde. Comenz¨® Abell¨¢n con unas r¨¢pidas ver¨®nicas, sigui¨® Ferrera con chicuelinas con las manos bajas, le replic¨® su compa?ero con chicuelinas rodillas en tierra de las que result¨® atropellado, y volvi¨® a responderle Ferrera otra vez por chicuelinas. Finalmente, invit¨® a participar al toricantano, que se justific¨® con dos ver¨®nicas muy movidas. No hubo toreo del bueno, pero s¨ª la satisfacci¨®n de asistir a una competencia que se perdi¨® hace tiempo. Abell¨¢n se luci¨® en su lote con un capoteo variado que, a la postre, fue lo mejor de su actuaci¨®n. Voluntarioso siempre, nada pudo hacer ante su moribundo primero, y no se confi¨® con el complicado sobrero, cuyo principal defecto es que luc¨ªa dos perchas astifinas.
Tampoco fue tarde triunfal para Ferrera, que est¨¢ en horas bajas, pero tiene la suerte de cara. Hizo un quite al primero de la tarde que se lo ech¨® a los lomos de mala manera, y antes de que cayera al suelo lo enganch¨® por la taleguilla y lo zarande¨® dram¨¢ticamente. Cuando parec¨ªa que hab¨ªa recibido un cornad¨®n de campeonato, se levant¨® maltrecho, pero, afortunadamente, ileso. Puso banderillas a toro pasado y no tuvo toros para lucirse con la muleta.
A¨²n quedaba otra sorpresa: estaba anunciado Salvador Vega, pero result¨® herido en Zaragoza el pasado 23 de abril. La empresa ha tenido la feliz ocurrencia de sustituirlo por un inexperto novillero al que le ha ofrecido la alternativa. Sin duda, otra tomadura de pelo que habr¨¢ supuesto un buen ahorro econ¨®mico para los empresarios, y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. Andr¨¦s Revuelta no est¨¢ para alternativa y menos en San Isidro. Est¨¢ muy verde y la corrida le vino grande. Aun as¨ª, estuvo entonado en la ver¨®nica al recibir al sexto y en un quite posterior.
?Acaban o no acaban con esta fiesta? Se admiten apuestas.
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