El vendaval de Irak
Los efectos pol¨ªticos de la guerra de Irak empiezan a ser devastadores para sus promotores. Los enga?os para ponerla en marcha con la excusa de unas armas de destrucci¨®n masiva que no han aparecido y unos v¨ªnculos inexistentes con Al Qaeda, su ilegalidad, la acumulaci¨®n de muertos, y ahora el esc¨¢ndalo de los abusos y torturas a prisioneros est¨¢n segando la hierba bajo los pies de quienes la apoyaron. No s¨®lo ninguno de ellos ha sacado r¨¦dito pol¨ªtico, sino que el vendaval que ha soplado de Irak puede acabar con su vida pol¨ªtica. Aznar y el PP ya han perdido por decisi¨®n de las urnas; algo ha contribuido Irak tambi¨¦n en la ca¨ªda del Gobierno polaco y la guerra est¨¢ afectando a Berlusconi; el futuro de Blair est¨¢ en suspenso y el apoyo a Bush en EE UU cae en picado, aunque su rival dem¨®crata, John Kerry, no saque partido de momento.
La indignaci¨®n producida por los abusos contra prisioneros, que casi ha tapado la referente a la marcha de la guerra, ha alcanzado a Blair, cuya continuidad al frente del Partido Laborista empieza a estar en entredicho. A la espera aparece el euroesc¨¦ptico canciller del Exchequer, Gordon Brown, que ha sabido sortear la impopularidad de esta guerra y al que las encuestas proclaman vencedor frente a los conservadores. En el partido laborista crecen las presiones para que el premier se distancie de Bush, pero es posible que ya sea tarde y el propio Blair reafirma que seguir¨¢ codo a codo con Bush. Si ¨¦ste pierde en noviembre, es m¨¢s que posible que arrastre a su aliado brit¨¢nico.
Sin embargo, la situaci¨®n electoral en EE UU est¨¢ completamente abierta, pese a que la valoraci¨®n de Bush est¨¦ cayendo. A seis meses de las elecciones de noviembre, seg¨²n Gallup, Bush est¨¢ en el nivel m¨¢s bajo (46%) de apoyo de una presidencia que desaprueba una mayor¨ªa (51%) de sus conciudadanos. A estas alturas de la campa?a de su reelecci¨®n, ni Reagan ni Clinton estaban en tales n¨²meros rojos. Pero, pese a haber alzado el tono de su cr¨ªtica por la manera de llevar la guerra de Irak y pedido la destituci¨®n de Rumsfeld, Kerry no recupera terreno, y Bush le saca un punto en intenci¨®n de voto. Kerry no acaba de convencer, aunque ¨¦sta es una carrera larga que acabar¨¢ previsiblemente versando sobre la idoneidad de los candidatos para el cargo.
Algunos da?os ya son profundos. El ¨²ltimo episodio vergonzoso de esta guerra, los malos tratos a los prisioneros, est¨¢ incidiendo negativamente en las negociaciones en el Consejo de Seguridad para la nueva resoluci¨®n que EE UU busca para el 30 de junio. El aislamiento diplom¨¢tico de EE UU es patente y preocupante, cuando Bush tiene que viajar en junio a Europa para una cumbre con la UE y la OTAN.
Las relaciones transatl¨¢nticas est¨¢n da?adas a un nivel a¨²n m¨¢s profundo: el social. Aunque los europeos han sabido diferenciar su oposici¨®n mayoritaria a la pol¨ªtica de Bush del antiamericanismo, pueden estar llegando a la mayor¨ªa de edad unos europeos marcados por estos acontecimientos en Irak, transformando as¨ª lo que los soci¨®logos hubieran podido llamar la "generaci¨®n del 11-S" en lo que llaman la "generaci¨®n de Irak", que ve c¨®mo en nombre de la democratizaci¨®n del mundo ¨¢rabe se viola el derecho internacional y se pisotean los derechos humanos. Muchos de ellos tienen la ocasi¨®n de votar por vez primera a escala continental en las elecciones al Parlamento Europeo, entre el 10 y el 13 de junio. En su manera de hacerlo pesar¨¢n las consideraciones nacionales, pero pesar¨¢ mucho Irak.
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