Exportaciones agrarias

El reciente anuncio por parte del comisario comunitario Pascal Lamy sobre una paulatina eliminaci¨®n de los subsidios a la exportaci¨®n de productos agrarios con el fin de facilitar los avances en la ronda de negociaciones de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) es un paso en la direcci¨®n correcta. Pocos d¨ªas despu¨¦s, la Administrac¨ª¨®n estadounidense se ha sumado a la iniciativa, aunque sus ayudas son cuantitativamente inferiores a las concedidas en Europa.

Si se mantiene el compromiso, los pa¨ªses menos desarrollados, mayoritariamente exportadores de productos agr¨ªcolas, empezar¨¢n a encontrar cierta legitimidad en el sistema de relaciones comerciales globales y a obtener ventajas concretas del ya visible aumento del comercio internacional. Tanto m¨¢s cuanto que la UE ha admitido expl¨ªcitamente que ante esa cesi¨®n, el "G- 90", que agrupa a los pa¨ªses m¨¢s pobres pertenecientes a la OMC, no tendr¨¢ que ofrecer nada a cambio. La resistencia de los pa¨ªses desarrollados a eliminar las las barreras proteccionistas ha sido la causa esencial de la p¨¦rdida de credibilidad de la OMC.

La batalla en torno a los subsidios a la agricultura dom¨¦stica ha sido uno de los m¨¢s vergonzosos escollos que interpusieron los ricos en la sesi¨®n celebrada en Canc¨²n, el pasado septiembre, de la Ronda Doha de negociaciones comerciales de la OMC. El ahora posible acuerdo entre EE UU y la UE en este ¨¢mbito no ser¨¢ una condici¨®n suficiente para que se avance en esa ronda, y con ello, en un sistema de relaciones comerciales verdaderamente multilateral; pero no cabe duda de que constitu¨ªa una condici¨®n de todo punto necesaria. No todos los pa¨ªses europeos coinciden con Lamy; Francia, el pa¨ªs m¨¢s beneficiado con esos apoyos, ha expresado sus reticencias a lo que considera un exceso en el ejercicio de las competencias del comisario europeo, amparando las protestas de algunos grupos de agricultores europeos.

Otros contenciosos, ya no s¨®lo entre los grandes, como los relativos a la apertura de los mercados nacionales a la inversi¨®n directa extranjera, pueden encontrar ahora un clima m¨¢s propicio a su resoluci¨®n. Si as¨ª fuera, se habr¨ªa conseguido avanzar en la restauraci¨®n de la autoridad de la OMC, esencial para reducir las no pocas amenazas que hoy pesan sobre el entorno internacional. Europa har¨¢ bien en mantener esa l¨ªnea de flexibilidad iniciada por su responsable comercial.