Banalidad

Peque?os episodios como a modo de flecos no digeridos se han ido sucediendo desde la creaci¨®n de la AVL en el ¨¢mbito del dominio ling¨¹¨ªstico del valenciano. Primero, algunas defecciones de miembros de la misma; despu¨¦s, filtraciones interesadas a la prensa de algunos desencuentros entre acad¨¦micos; m¨¢s adelante, reticencias p¨²blicas de entidades (en una y otra orilla de los alineamientos del conflicto: unitarismo versus secesionismo) que en su momento no prestaron el apoyo que hubiera sido deseable ante su creaci¨®n; y, finalmente, algunas decisiones gubernamentales (de nuestra Generalitat y del anterior Gobierno de Madrid) tomadas m¨¢s para cubrir las cr¨ªticas del flanco secesionista aut¨®ctono que para dar cumplimiento al Estatut de Autonom¨ªa, han venido a perjudicar el necesario clima de trabajo que la instituci¨®n necesita, e incluso a poner en cuesti¨®n su propio prestigio.

Desde la creaci¨®n de la AVL, por eso, hemos insistido en la necesidad de que cuanto menos se entorpezca su tarea, mejor para el valenciano y para la autoestima del conjunto de sus usuarios leales. Que en su momento la Consejer¨ªa de Cultura adoptase medidas para que en las escuelas oficiales de idiomas que expiden t¨ªtulos a reconocer por las administraciones se especificase claramente que el correspondiente a la lengua propia de los valencianos recibiese la denominaci¨®n que la lengua tiene en el Estatuto de Autonom¨ªa, y que en la catalogaci¨®n de los libros publicados en la CV en valenciano figurase as¨ª en los ficheros de la Biblioteca Nacional (de Espa?a, se entiende) ni siquiera presupon¨ªa que se fuese a ense?ar en las academias una supuesta lengua diferente al catal¨¢n, ni mucho menos, que los textos a catalogar como val no estuviesen escritos en un pulcro catal¨¢n de Val¨¨ncia.

As¨ª pues, ambas medidas no implicaban inquisici¨®n alguna en los programas de ense?anza de la lengua, ni en la coin¨¦ que se utiliza en los libros publicados con ISBN valenciano en valenciano. ?Por qu¨¦ pues el esc¨¢ndalo que se mont¨®? Y ?por qu¨¦ ahora el esc¨¢ndalo ante el anuncio de Rosa Reg¨¤s de volver a la denominaci¨®n ¨²nica?

Los propios tribunales de justicia le han reiterado a la Generalitat que la utilizaci¨®n del t¨¦rmino lengua catalana como denominaci¨®n cient¨ªfica internacionalmente reconocida para la lengua que nuestro Estatuto recoge con toda justicia como valenciano no es contraria al Estatuto; lo que invita a la Generalitat a admitir la doble denominaci¨®n, no s¨®lo por mandato judicial, sino porque eso se compadecer¨ªa con la realidad, pues la lengua de la Administraci¨®n valenciana es perfectamente homologable con el catal¨¢n, y la base de trabajo de la AVL es la normativa que viene utilizando la Administraci¨®n auton¨®mica.

El empecinamiento en los absurdos s¨®lo favorece a que la denominaci¨®n ¨²nica (catal¨¢n) est¨¦ en permanente contradicci¨®n con la realidad f¨¢ctica de la unidad ling¨¹¨ªstica que impl¨ªcitamente reconoce la Generalitat, aunque contin¨²e haciendo aspavientos incomprensibles para cubrirse el flanco secesionista de una clientela a la que con la AVL minimiz¨® y deslegaliz¨®.

No puedo comprender c¨®mo despu¨¦s del esfuerzo que el PP hizo para resolver los errores a que indujo a la sociedad valenciana en el pasado m¨¢s reciente, dos pol¨ªticos como Gonz¨¢lez Pons y su secretario auton¨®mico, Serra, que han dado muestras sobradas de ponderaci¨®n y lealtad hacia lo pactado para el futuro de nuestra lengua, insisten en esta batalla banal.