Preferir¨ªa no hacerlo

En un libro, la unidad natural de comunicaci¨®n es la palabra escrita. Se pueden usar accesorios como las im¨¢genes, pero no hasta el punto de que ¨¦stas expulsen al texto. Si es as¨ª, el libro deriva hacia otra cosa, un ¨¢lbum quiz¨¢. En una conferencia, la unidad esencial es la palabra hablada. El orador puede ayudarse con la lectura de alg¨²n fragmento, pero no hay mayor sopor que escuchar durante una hora al que le da por leer en lugar de hablar. El cine es fotograf¨ªa, cada fotograma es una palabra visual. Existe cine mudo, pero no existe cine sin imagen. Pues bien, en las exposiciones y museos se usan hoy textos, im¨¢genes, sonidos, multimedia, simulaciones, pero ?cu¨¢l es la palabra propia de una exposici¨®n?: la realidad. Lo que no puede no estar en un museo, creo, es la mism¨ªsima realidad, el objeto, el fen¨®meno. Una exposici¨®n sin su raci¨®n m¨ªnima de realidad se reduce sin remedio a un libro para leer de pie, a un multicine en monosala, a un cibercaf¨¦ amaestrado... Una exposici¨®n se sabe que es mala cuando se la sustituye, con ventaja y sin salir de casa, por un buen libro, un buen v¨ªdeo, una buena grabaci¨®n o una buena conexi¨®n a la Red. S¨ª, podr¨ªa salir de casa y acudir a una exposici¨®n as¨ª, pero preferir¨ªa no hacerlo.

Una exposici¨®n masiva de audiovisuales s¨®lo tiene sentido si los audiovisuales son, ellos mismos, la realidad que exponer. Pero Voces es una exposici¨®n sobre la diversidad de las lenguas. Cada uno de sus ¨¢mbitos est¨¢ construido con accesorios inmerecidamente elevados a la categor¨ªa de palabra expositiva. Uno podr¨ªa esforzarse entonces para buscar emociones en su globalidad. Pero preferir¨ªa no hacerlo. Continuar¨¢.