El 'caso Farruquito'
El desgraciado atropello mortal cometido por Farruquito ha dado lugar a una nueva campa?a medi¨¢tica de enjuiciamiento paralelo de los hechos en la que la televisi¨®n p¨²blica andaluza se ha destacado lamentablemente.
Conocida la implicaci¨®n del artista en el accidente y las escabrosas circunstancias que lo rodearon, La Nuestra procur¨® con diligencia la aparici¨®n de los m¨¢s allegados familiares de la v¨ªctima exhibiendo su desolaci¨®n con minuciosa sordidez, y exigiendo acto seguido una "justicia" que quedaba cifrada subrepticiamente en t¨¦rminos de venganza. Este mensaje no s¨®lo se dejaba llegar al televidente sin filtro ni matiz, sino que reforzaba el contraste con las manifestaciones de apoyo al presunto autor, que indefectiblemente resultaban indignas ante la magnitud de la tragedia provocada.
Recientemente, Paco Lobat¨®n, alegando su intenci¨®n de satisfacer la gran demanda informativa generada por el caso, emit¨ªa en su programa Siete Lunas un reportaje sobre conductores habituales que carecen de carn¨¦ (tema que s¨®lo tangencialmente se relaciona con el asunto de referencia, cuya esencia es la conducci¨®n temeraria y su adecuado castigo), y aprovechaba para volver a mostrar im¨¢genes de la viuda lamentando su dolorosa p¨¦rdida, contrapesadas de nuevo por una defensa del bailaor especialmente desafortunada por parte de su colega Antonio Canales.
La sustancia informativa de estos hechos, por el momento, no da de s¨ª m¨¢s all¨¢ de la narraci¨®n de los mismos con expresi¨®n de sus circunstancias e identificaci¨®n de sus concurrentes. Por lo dem¨¢s, ya est¨¢n los jueces para valorar, calificar, enjuiciar e imponer el oportuno castigo, con la ayuda de los dem¨¢s miembros de la Administraci¨®n de justicia, y mediante la aplicaci¨®n del ¨²nico criterio v¨¢lido para hacerlo: la ley.
El resto ha sido un mareo vergonzoso de la perdiz del morbo; otro indecente festival de chapoteo en la miseria, de fomento de las reacciones m¨¢s viscerales y de los rencores m¨¢s inmediatos e irracionales; de negaci¨®n de la urbanidad m¨¢s elemental y de desprecio de normas b¨¢sicas que deber¨ªan ser sobreentendidas en cualquier Estado de Derecho que se precie.
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