"Londres no puede tener derecho de veto"
Dos l¨ªderes pol¨ªticos europeos debaten sobre el peso del Reino Unido en la Constituci¨®n europea
La postura brit¨¢nica ante la Constituci¨®n Europea est¨¢ impacientando a otros pa¨ªses europeos, que han sido definidos por el ministro de Exteriores brit¨¢nico, Jack Straw, como "moscas fastidiosas". Su hom¨®logo franc¨¦s, Michel Barnier, le ha contestado diciendo que los los brit¨¢nicos querr¨ªan m¨¢s bien ser las "moscas tse-tse" para adormecer a Europa. En la cuesti¨®n de la mayor¨ªa cualificada, que deber¨¢ sustituir al principio de unanimidad, los brit¨¢nicos ejercen su ostracismo. ?Puede construirse Europa sin los brit¨¢nicos? El ex primer ministro italiano Giuliano Amato (Tur¨ªn, 1938) y el ex ministro franc¨¦s Dominique Strass-Kahn (Neully, 1949) hablan para el foro Un proyecto europeo.
Strauss-Kahn: "Cada vez que se ofrece un ejemplo de buen funcionamiento, la UE suma puntos en el Reino Unido"
Amato: "Puede que los que aprueben la Constituci¨®n decidan firmar un nuevo tratado entre ellos que deje fuera a los disidentes"
Amato: "Hay un l¨ªmite. O los brit¨¢nicos toman Europa en serio, como nosotros, o habr¨¢ que pensar en otra soluci¨®n"
Strauss-Kahn: "No me resigno a la idea de tener que construir Europa sin los brit¨¢nicos. Tenemos que trabajar para convencer al pueblo brit¨¢nico"
Amato: "Tanto si Londres sigue siendo miembro de la Uni¨®n como si no, seguir¨¢ desempe?ando su papel de enlace entre Europa y EE UU"
Strauss-Kahn: "No hay que poner a los brit¨¢nicos entre la espada y la pared. La situaci¨®n ser¨¢ delicada"
Pregunta. Da la impresi¨®n de que hay muchos europeos exasperados por los bloqueos brit¨¢nicos. ?Podr¨ªa prescindir la Uni¨®n Europea del Reino Unido?
Giuliano Amato. Existen motivos sobrados para mantener a los brit¨¢nicos en la Uni¨®n, y podr¨ªa haberlos para prescindir de ellos. El precio de su presencia no debe ser excesivo. Pero no olvidemos que, desde el punto de vista tanto econ¨®mico como pol¨ªtico, siempre han dado un impulso esencial a la modernizaci¨®n de Europa. Fueron ellos quienes introdujeron el capitalismo moderno y sentaron el ejemplo en el terreno del comercio libre y mundial. En el aspecto pol¨ªtico, siempre han sido mod¨¦licos en materia de democracia. Hemos tenido experiencias fascistas en varios pa¨ªses continentales, pero nunca en las islas. Y, todav¨ªa hoy, Gran Breta?a es un parapeto contra las tendencias al estatismo y el dirigismo, contra quienes se oponen a la liberalizaci¨®n y la competencia.
Dominique Strauss-Kahn. Llevar adelante la construcci¨®n de la Uni¨®n sin los brit¨¢nicos tendr¨ªa un coste importante. Sin embargo, no debemos permitir que ese coste nos impida progresar. Los brit¨¢nicos forman parte indiscutible de nuestra historia europea com¨²n. Pero quiz¨¢ hay que prever ritmos distintos para ellos. En realidad, ya es as¨ª. No est¨¢n ni en el euro ni en el espacio Schengen. Desempe?an una funci¨®n, pero no tan importante como si estuvieran dentro del grupo m¨¢s integrado de europeos. Y hay que dejarles que encuentren la marcha m¨¢s conveniente para ellos. Cada vez que se ofrece un ejemplo de buen funcionamiento de la construcci¨®n europea, la UE suma puntos en el Reino Unido. Los brit¨¢nicos son pragm¨¢ticos. Cuando una cosa funciona, quieren formar parte de ella.
P. En la situaci¨®n que describen, Londres tiene un pie dentro y otro fuera de Europa. Y parece que ustedes se conforman con eso.
D. S-K. Los brit¨¢nicos tiempre est¨¢n un poco dentro y un poco fuera. Ellos inventaron el concepto de club, pero, cuando no forman parte de ¨¦l, les parece una cosa sin inter¨¦s, y, si est¨¢n en ¨¦l, quieren dirigirlo. ?Eso les supone ventajas? S¨ª, pero tambi¨¦n inconvenientes. Para lograr construir la Uni¨®n pol¨ªtica, les necesitaremos. La Europa de la defensa no puede tener mucho sentido sin ellos. Ahora bien, si se mantienen aparte, habr¨¢ que avanzar sin ellos. Cosa que tampoco tendr¨ªa por qu¨¦ ser beneficiosa para ellos. Si ¨¦se fuera el caso, se encontrar¨ªan estancados, no en segunda divisi¨®n -un t¨¦rmino que resultar¨ªa desagradable-, pero s¨ª m¨¢s alejados del centro en el que se fraguar¨ªan las cosas.
G. A. La presencia de Gran Breta?a representa un elemento saludable y ¨²til para Europa. Al mismo tiempo, su actitud puede tener un coste excesivo. Podemos pagar un precio razonable por sus motivos de pol¨ªtica interior, pero hay un l¨ªmite: que no impida cualquier progreso. O los brit¨¢nicos toman Europa en serio, como nosotros, o habr¨¢ que pensar en otra soluci¨®n. Es preciso presionar a la direcci¨®n del New Labour. Eso s¨ª, no debemos olvidar que son los dirigentes m¨¢s europeos que ha tenido jam¨¢s Gran Breta?a. El problema de los brit¨¢nicos es que, dentro de su opini¨®n p¨²blica, existe una serie de objeciones contra Europa de base profundamente ideol¨®gica. En los ¨²ltimos meses, Tony Blair ha abordado este problema con valent¨ªa en dos discursos importantes, en Cardiff y Varsovia. Despu¨¦s, sobre todo en relaci¨®n con el problema de Irak, los dirigentes brit¨¢nicos han retrocedido a una posici¨®n m¨¢s tradicional: la defensa del Reino Unido contra Europa. Y ¨¦sa no es una actitud acertada.
D. S-K. La situaci¨®n acabar¨¢ por aclararse. Obligado hasta cierto punto por los acontecimientos, por motivos t¨¢cticos y tambi¨¦n, sin duda, un poco por convicci¨®n, Tony Blair se ha comprometido a celebrar en 2005 un refer¨¦ndum sobre el proyecto de Tratado constitucional. As¨ª que tienen que ocurrir una de estas dos cosas: o que los defensores de la aprobaci¨®n del Tratado resulten convincentes y desaparezcan muchas de las ambig¨¹edades pasadas, porque este proyecto crea unas instituciones con una dosis de supranacionalidad superior a todo lo anterior -y ¨¦ste es el principal motivo de rechazo brit¨¢nico-, o que el refer¨¦ndum produzca una respuesta negativa. Entonces ser¨¢ preciso que los que hayan aprobado el tratado constitucional avancen de manera aut¨®noma y dejen la puerta abierta para que los brit¨¢nicos se incorporen m¨¢s tarde, pero sin que nos impidan progresar. Los que construyen con m¨¢s rapidez tienen que dejar a los dem¨¢s la posibilidad de unirse posteriormente a ellos.
P. Si los brit¨¢nicos rechazan la Constituci¨®n, ?tendr¨¢n que salir de la Uni¨®n, o nos encontraremos con dos Uniones en una?
D. S-K. No hay que poner a los brit¨¢nicos entre la espada y la pared. La situaci¨®n ser¨¢ delicada. El problema m¨¢s dif¨ªcil no es -como dec¨ªan muchos anteriormente- el de crear una "vanguardia", sino el de administrar la retaguardia.
G. A. La Constituci¨®n es muy distinta a los tratados anteriores. Cuando se trata de innovaciones sectoriales, es posible dejar que uno o dos pa¨ªses "se salgan". Pero, con un nuevo sistema institucional, es imposible mantenerse al margen. Basta que uno de nuestros pa¨ªses vote contra la Constituci¨®n, para que, legalmente, no est¨¦ aprobada. Desde el punto de vista pol¨ªtico, puede ocurrir que los que aprueben la Constituci¨®n decidan firmar un nuevo tratado entre ellos, con el mismo contenido y que deje fuera a los disidentes. Ser¨ªa una postura muy dura, pero la ¨²nica soluci¨®n posible. En el caso de un pa¨ªs peque?o, es concebible, pero en el caso de Gran Breta?a o Francia es m¨¢s complicado. Tambi¨¦n podr¨ªa fracasar el refer¨¦ndum en Francia. ?Ser¨ªa imaginable seguir adelante sin Par¨ªs?
D. S-K. No puedo imaginar en Francia un refer¨¦ndum que no obtenga la mayor¨ªa para el s¨ª, como en el pasado. Si el presidente de la Rep¨²blica decide someter el Tratado a refer¨¦ndum, cosa deseable, los franceses votaran "a favor". Francia, como Alemania o Italia, forma parte de todo lo que hemos intentado construir desde el principio. Nuestros amigos brit¨¢nicos ya se han mantenido al margen en varias ocasiones. De modo que el paralelismo entre el Reino Unido y los dem¨¢s no es nunca completamente v¨¢lido. Repito: el precio de mantener a los brit¨¢nicos con nosotros no puede ser exagerado ni producir el inmovilismo. Si en 2005 se niegan a participar en la siguiente etapa de la construcci¨®n europea, habr¨¢ que avanzar sin ellos siempre que sea necesario.
G. A. Cuando se celebr¨® el primer refer¨¦ndum en Gran Breta?a, en 1975, el Gobierno laborista de Harold Wilson mantuvo una postura muy neutral. Si Tony Blair o el ministro que ocupe su puesto se esfuerza en convencer a sus conciudadanos de que acepten a Europa, los dem¨¢s pa¨ªses tendr¨¢n que dar con una soluci¨®n para que el Reino Unido permanezca dentro. Si el Gobierno se mantiene neutral, los europeos ver¨ªan un posible no como la voluntad de permanecer fuera.
D. S-K. ?se es un punto fundamental. Hay otro caso posible: que el Gobierno brit¨¢nico est¨¦ muy dividido. No de forma oficial, pero s¨ª que el pa¨ªs sienta que existen tendencias divergentes dentro de ¨¦l. A m¨ª me han sorprendido las ¨²ltimas opiniones de Jack Straw, que constituyen un claro endurecimiento. Es posible que sea una t¨¢ctica: Tony Blair no quiere que se le acuse de malvender al Reino Unido en el debate de mediados de junio. Pero tambi¨¦n se puede ver una l¨ªnea de ruptura en el New Labour. Si es esto ¨²ltimo, la campa?a para el refer¨¦ndum ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil. El compromiso pol¨ªtico personal de los principales dirigentes laboristas, empezando por Tony Blair, ser¨¢ decisivo para influir en el voto de los brit¨¢nicos.
P. El refer¨¦ndum brit¨¢nico se celebrar¨¢, como muy pronto, dentro de un a?o. ?Hay que esperar un a?o o m¨¢s para seguir avanzando, con todos los riesgos que eso implica respecto a la integraci¨®n? Es una manera de otorgarles esa "capacidad de inercia" que rechazan ustedes.
D. S-K. Los retrasos en estos temas son siempre demasiado largos, suponiendo que la Conferencia Intergubernamental culmine en el mes de junio... Pero supongamos que s¨ª. Despu¨¦s, son posibles todos los pactos, todos los chantajes, todas las presiones. No obstante, sabemos que la construcci¨®n europea ha avanzado a base de regateos, intercambios y equilibrios. As¨ª que no me preocupa demasiado. Lo que hace falta para obtener un resultado positivo es que, desde el primer momento, el Gobierno brit¨¢nico aproveche este a?o de espera y lleve a cabo una campa?a entre sus ciudadanos, en vez de aprovechar sus reparos para hacer campa?a contra sus socios europeos.
G. A. Mi respuesta es no: no podemos esperar, pero tampoco podemos imaginar una defensa europea sin Londres. Imaginemos la hip¨®tesis terrible de que Europa avance con la Constituci¨®n pero Gran Breta?a deje de ser miembro de la Uni¨®n. ?Querr¨ªa eso decir que el Reino Unido estar¨ªa totalmente al margen? ?No podr¨ªamos concebir un contexto distinto, m¨¢s amplio, que incluyera a Gran Breta?a entre los socios privilegiados asociados a distintas pol¨ªticas europeas, empezando por la de defensa? Podr¨ªamos admitir a pa¨ªses no miembros de la UE en relaciones de cooperaci¨®n reforzada.
P. ?No es eso abrir la puerta a un juego de equilibrios todav¨ªa m¨¢s intenso entre Estados Unidos y Europa, que pondr¨ªa en situaci¨®n dif¨ªcil a algunos pa¨ªses como Italia?
G. A. Tanto si Londres sigue siendo miembro de la Uni¨®n como si no, seguir¨¢ desempe?ando su papel de enlace entre Europa y Estados Unidos. Esa tradici¨®n no cambiar¨¢. Nuestro problema es dar sustancia a una pol¨ªtica exterior europea. En el caso de Irak, aunque la mayor parte de los pa¨ªses continentales comparten a estas alturas la posici¨®n franco-alemana, eso no quiere decir que sea una postura europea. Si pretendemos que Europa tenga una sola voz, que tenga m¨¢s influencia, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil tratar con los brit¨¢nicos que con Italia, tal como est¨¢ ahora.
P. ?Qu¨¦ ser¨ªa para ustedes un "precio excesivo" por mantener a los brit¨¢nicos en la UE?
G. A. Un ejemplo: yo comparto la idea de que los Parlamentos nacionales deben tener m¨¢s voz. Ahora bien, con el texto existente, un solo parlamento nacional puede bloquear todo. ?se es un precio demasiado alto, inaceptable. Reduce el poder innovador de la constituci¨®n en un aspecto fundamental. En cuanto a la aprobaci¨®n de ciertas cuestiones por voto mayoritario, y no s¨®lo por unanimidad, hay que dejar la puerta abierta para el futuro.
D. S-K. S¨ª, una de las claves ser¨¢ la posibilidad de avanzar a base de mayor¨ªas cualificadas, aunque tengan que ser muy amplias. Por eso el sistema de "pasarela", aunque es muy pesado, permite avanzar, siempre que no sea posible un bloqueo nacional. La l¨ªnea que no debe atravesarse es la de cualquier situaci¨®n que impida que unos pa¨ªses avancen m¨¢s r¨¢pido si as¨ª lo han decidido. Si Londres exige una especie de "derecho de veto" sobre los acuerdos alcanzados por otros pa¨ªses europeos entre ellos, estar¨ªa traspasando el l¨ªmite. Pero no me resigno a la idea de tener que construir Europa sin los brit¨¢nicos. Los franceses, en especial, tenemos que trabajar para convencer al pueblo brit¨¢nico, empezando por la m¨¢xima autoridad del Estado.
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