Del dolor
Las torturas filmadas y fotografiadas en Irak podr¨ªan costarle la reelecci¨®n al presidente Bush. Es una buena noticia que semejante pr¨¢ctica pueda acabar con una carrera pol¨ªtica. Por m¨¢s que la quieran convertir en espect¨¢culo para webs degeneradas, la tortura sigue siendo una de las pruebas m¨¢s repulsivas de la barbarie (el ¨²ltimo informe de Amnist¨ªa Internacional es devastador). Como a tantas personas de este pa¨ªs, a mi padre le torturaron en una c¨¦ntrica comisar¨ªa de esta ciudad. En casa se hablaba poco del tema, y menos de los detalles, hasta que, en 1995, ¨¦l mismo decidi¨® escribirlo: "Mientras dos polic¨ªas me aporreaban el trasero y las nalgas, los otros me abofeteaban, me daban pu?etazos en el est¨®mago o me pegaban en las manos para que se apretaran las esposas, que cuando pasaban un diente produc¨ªan un dolor tan agudo que me desmayaba y ellos mismos las abr¨ªan para volverlas a la posici¨®n anterior. Y todos los polic¨ªas me insultaban a la vez reclamando mi domicilio".
Por desgracia, la tortura no es patrimonio de Bush, la prueba es que, en nombre de una interpretaci¨®n totalitaria de las mismas ideas por las que mi padre fue torturado, otros tambi¨¦n torturaron. Marie-Monique Robin, periodista y cineasta, acaba de rodar un documental titulado Les escadrons de la mort: l'¨¦cole fran?aise, en el que cuenta c¨®mo el ej¨¦rcito franc¨¦s export¨® sus t¨¦cnicas de tortura aplicadas en Argelia a pa¨ªses latinoamericanos. Robin responde as¨ª al testimonio del general Aussaresses, que hace poco public¨® un libro en el que, adem¨¢s de admitir haber usado la violencia m¨¢xima en los interrogatorios, presum¨ªa de no arrepentirse (van a llevarle a los tribunales por apolog¨ªa de la violencia y en ese movimiento participa Henri Alleg, que hace 40 a?os fue brutalmente torturado, como cont¨® en su espeluznante libro La question).
La denuncia de quienes sospechan que muchas de esas fotograf¨ªas de torturas en Irak han sido manipuladas subleva a Robin. "En 40 a?os, la relaci¨®n con la fotograf¨ªa ha cambiado radicalmente. Cuando Eisenhower llega a los campos nazis, se siente tan aterrorizado que pide a todos los soldados que tomen inmediatamente fotograf¨ªas, porque tem¨ªa que no le creyeran y porque era necesario evacuar a los supervivientes y vaciar las fosas comunes. Hoy, proliferan las fotograf¨ªas y el tema central pasa a ser el del origen de las mismas, y que al poderse manipular, se puede negar lo que muestran. Para m¨ª es muy grave, la fotograf¨ªa ha perdido su estatus de prueba". Para recuperar la fe en la fotograf¨ªa, decido pasarme por la exposici¨®n Iraquians, de Sergi Reboredo. Se trata de un fot¨®grafo nada neutral en la elecci¨®n de sus temas, militante de un estilo directo. Tomen nota del horario de su exposici¨®n, bastante absurdo por cierto: los jueves, viernes y s¨¢bados, de 18.00 a 20.00 horas, en La Interior Bodega (calle de Ferlandina, 34, Barcelona). Es una antolog¨ªa de fotograf¨ªas tomadas en el Irak derruido por la guerra, pero sin ¨¦nfasis dram¨¢tico, aunque el dolor se intuye en el decorado. Sonrisas, mercados, soldados, escuelas, la vida cotidiana intenta resistir y, sin propon¨¦rselo, consigue que, por un momento, olvidemos las torturas. Ya lo dijo Voltaire: "Tan absurdo resulta infligir la tortura para llegar a conocer un crimen como absurdo era ordenar un duelo para juzgar a un culpable: ya que a menudo el culpable resulta vencedor y a menudo el culpable vigoroso y obstinado resiste el interrogatorio mientras que el d¨¦bil inocente sucumbe". En la exposici¨®n de Reboredo descubrimos a d¨¦biles inocentes que resisten, lo cual significa que quiz¨¢ no sean tan d¨¦biles.
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