Cuentas pendientes
La actividad ha sorprendido al alza en un buen n¨²mero de econom¨ªas. Un cambio que parece poner fin a tres a?os de ajustes. Las empresas han sido, sin duda, protagonistas del proceso. Pero tambi¨¦n ha habido cambios en variables financieras, en especial en las bolsas y el tipo de cambio del d¨®lar. En este ¨²ltimo caso, el comportamiento asim¨¦trico con otras divisas hace pensar que algunos ajustes est¨¢n pendientes. As¨ª, el d¨®lar se ha depreciado mucho con el euro, a pesar de que Europa muestra un crecimiento muy moderado, mientras que dado el r¨¦gimen cambiario, no ha variado con el renmimbi chino, la moneda de un pa¨ªs que podr¨ªa estar creciendo dos d¨ªgitos y con una notable expansi¨®n del cr¨¦dito, reflejo potencial de la laxitud que supone una divisa infravalorada. Esto ha generado una notable especulaci¨®n sobre la posibilidad de que en alg¨²n momento var¨ªe el r¨¦gimen cambiario chino. La dificultad est¨¢ en elegir la ocasi¨®n y la manera para que no tenga elevados costes.
Los elevados precios del petr¨®leo a?aden incertidumbre a un entorno en el que hay ajustes econ¨®micos pendientes
No es ¨¦ste el ¨²nico cambio. Las condiciones monetarias de los pa¨ªses industrializados deben normalizarse en un contexto de recuperaci¨®n. De hecho, tras los primeros datos de creaci¨®n de empleo en EE UU, los mercados empiezan a descontar un ciclo alcista de tipos, que llevar¨¢ a ¨¦stos a niveles "neutrales" a final de 2005. Expectativa agresiva que contrasta con el gradualismo que defiende alg¨²n miembro de la Reserva Federal.
Junto a la normalizaci¨®n de las condiciones monetarias, ser¨¢ preciso abordar una reducci¨®n del elevado d¨¦ficit p¨²blico. En EE UU, algunas de las medidas fiscales expansivas se agotar¨¢n en el a?o, por lo que se espera una ralentizaci¨®n de la tasa de crecimiento actual. Cabe esperar, adem¨¢s, que en torno a las elecciones presidenciales haya un intenso debate sobre c¨®mo reducir el d¨¦ficit a medio plazo. Si no mejoran las perspectivas, la p¨¦rdida de confianza pondr¨¢ en cuesti¨®n la sostenibilidad del ciclo expansivo.
En este contexto, los altos precios del petr¨®leo no son una buena noticia. Aunque probablemente los actuales contienen una prima de riesgo, lo cierto es que esos precios y los de otras materias primas se est¨¢n ajustando al alza por el creciente peso de nuevos demandantes de estos productos. Precios elevados de la energ¨ªa suponen un drenaje para la actividad y la confianza y elevan la inflaci¨®n. Crean, por ello, un dilema para los bancos centrales, que ya se hallan en un entorno con bastantes incertidumbres.
Mayte Ledo es economista jefe de Servicio Estudios BBVA.
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