Un contraste ¨²til
Con el mismo objetivo fundamental que mantiene desde su nacimiento -evaluar la competitividad econ¨®mica de una ya muy amplia muestra de pa¨ªses, de los 80 del a?o pasado se ha pasado a 102-, la edici¨®n ¨²ltima del Global Competitiveness Report incorpora notables mejoras sobre ediciones anteriores. Aun cuando la mayor¨ªa de los resultados ya eran conocidos desde que el pasado oto?o se divulgaran a trav¨¦s de la web del World Economic Forum, el volumen reci¨¦n aparecido a?ade valiosos materiales, adem¨¢s de una muy ¨²til disposici¨®n de los resultados. La metodolog¨ªa y estructura del estudio es descrita por su editor, el profesor de las universidades de Columbia y Pompeu Fabra, Xavier Sal-i-Martin. Se mantienen las dos aproximaciones complementarias con las que naci¨® el informe en 2000, generadoras de sendos ¨ªndices, con sus correspondientes sub¨ªndices: el Growth Competitiveness Index (GCI), desarrollado originalmente por Jeffrey Sachs y John W. McArthur, y el Business Competitiveness Index (GCI), cuyo autor es Michael Porter.
Ambos combinan el an¨¢lisis de datos correspondientes a los pa¨ªses con un amplio cuestionario entre directivos empresariales acerca de los obst¨¢culos competitivos existentes en sus propios pa¨ªses. El primero trata de analizar el potencial de las econom¨ªas para conseguir un crecimiento sostenible a medio y largo plazo. Descansa sobre tres pilares: el entorno macroecon¨®mico, la calidad e las instituciones p¨²blicas y el progreso tecnol¨®gico. El segundo, espec¨ªfico de la competitividad empresarial, asume que ¨¦sta se fundamenta en dos ¨¢reas estrechamente relacionadas: el grado de sofisticaci¨®n y productividad con el que compiten las compa?¨ªas nacionales y las subsidiarias de multinacionales establecidas en el pa¨ªs, y la calidad del entorno microecon¨®mico en el que operan esas empresas.
Los resultados de la econom¨ªa espa?ola no dejan de apoyar otros diagn¨®sticos m¨¢s intuitivos basados en medidas convencionales sobre la competitividad. Dejan, en efecto, poco lugar para la complacencia, al tiempo que respaldan aquellos diagn¨®sticos que hacen de la productividad la principal carencia de nuestra econom¨ªa. En el primero de los ¨ªndices, la posici¨®n de Espa?a retrocede en 2003 del puesto 20 al 23. Lejos quedan econom¨ªas pertenecientes a la UE con un nivel de vida muy superior al nuestro, cuyo patr¨®n de crecimiento deber¨ªamos observar m¨¢s de cerca: Finlandia (1?), Suecia (3?), Dinamarca (4?), Holanda ( 12?), Alemania (13?), Reino Unido (15?), Austria (17?). Estonia tambi¨¦n se encuentra una posici¨®n por delante de Espa?a en este ¨ªndice.
El segundo, correspondiente a la competitividad empresarial, no modifica mucho esas posiciones relativas. Finlandia vuelve a ser la primera y Espa?a la 25?. Que la pertenencia a la UE no es precisamente un obst¨¢culo para avanzar tambi¨¦n en este ¨ªndice m¨¢s expresivo de las fortalezas relativas microecon¨®micas lo se?alan las posiciones avanzadas que ocupa Suecia (3?), Dinamarca (4?), Alemania (5?), Reino Unido (6?), Holanda (9?), Francia (10?), B¨¦lgica (15?) o Austria (17?). Espa?a vuelve a estar muy por debajo, en la posici¨®n 25?, de lo que el tama?o relativo de su econom¨ªa aconsejar¨ªa.
Adem¨¢s de numerosas tablas con los resultados para cada econom¨ªa seg¨²n varios criterios, el volumen incorpora textos de gran valor. Adem¨¢s de las descripciones metodol¨®gicas de Sala-i-Martin, Blanke, Paua, Porter, Nei Baily o Stern, son destacables las contribuciones de Robert J. Gordon sobre la relaci¨®n entre la productividad, la inversi¨®n y la innovaci¨®n, y la de Daniel Kaufmann sobre la calidad de los Gobiernos.
Un trabajo, en definitiva, de gran utilidad. Muy adecuado , como sugiere su editor, para estimular el debate interno -entre los responsables pol¨ªticos, organizaciones de la sociedad civil, comunidad acad¨¦mica- acerca de los problemas de la competitividad de cada pa¨ªs. Los espa?oles deber¨ªamos darnos por aludidos. Catalu?a ya lo est¨¢ haciendo a trav¨¦s de una iniciativa que merecer¨ªa la pena seguir en otras autonom¨ªas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.