Los indios pierden frente a Benetton en la Patagonia
Un juez argentino obliga a una familia de mapuches a abandonar las tierras de la multinacional
Una batalla desigual ante la justicia ha tenido lugar estos d¨ªas en la Patagonia argentina. Los protagonistas son una familia india mapuche que se instal¨® ilegalmente en un predio de 300 hect¨¢reas, y la multinacional textil Benetton, propietaria en aquella zona de 900.000 hect¨¢reas (superficie equivalente a la Comunidad de Madrid) y 250.000 ovejas para la producci¨®n de lana. David contra Goliat.
Por unos d¨ªas, la familia Curi?anco alberg¨® el sue?o de recuperar una porci¨®n de la tierra de sus ancestros donde vivi¨® el pueblo mapuche. Fue s¨®lo un sue?o. Un juez de la ciudad de Esquel, a 2.000 kil¨®metros de Buenos Aires, ha dictado sentencia y ha ordenado la restituci¨®n de las tierras a la compa?¨ªa.
"Seguiremos peleando", advierten las comunidades mapuches, que, seg¨²n el Instituto Nacional de Asuntos Ind¨ªgenas, agrupan a 80.000 personas en las provincias de Chubut, Neuqu¨¦n y R¨ªo Negro. De momento, un contencioso local y alejado de la capital ha acaparado la atenci¨®n de la prensa y ha traspasado las fronteras provinciales.
Todo empez¨® el 23 de agosto de 2002, cuando Atilio Curi?anco y su esposa, Rosa R¨²a Nahuelquir, decidieron ocupar la tierra de sus antepasados y se instalaron con sus hijos y nietos en el predio Santa Rosa, en un paraje llamado Leleque (Chubut). Aseguran que el Instituto Aut¨¢rquico de Colonizaci¨®n y Fomento les hab¨ªa informado de que eran tierras fiscales, por lo que no hab¨ªa ning¨²n impedimento para que se instalaran en Santa Rosa. La compa?¨ªa niega este punto. Los Curi?anco s¨®lo hicieron uso efectivo de unas 25 hect¨¢reas, levantaron una vivienda precaria de chapa, trasladaron unas pocas cabras y ovejas, y empezaron a trabajar la tierra.
La aventura dur¨® poco porque el Goliat de este caso reaccion¨® con rapidez. La Compa?¨ªa de Tierras Sud Argentino, propiedad de los hermanos Benetton, denunci¨® a la familia mapuche por "usurpaci¨®n" y present¨® t¨ªtulos sobre aquellas tierras que se remontan a m¨¢s de cien a?os, cuando los pueblos abor¨ªgenes ya hab¨ªan sido pr¨¢cticamente exterminados en la llamada campa?a del desierto del general Julio Argentino Roca.
El Estado entreg¨® en 1896 el primer t¨ªtulo de propiedad de aquellas tierras a la compa?¨ªa brit¨¢nica Southern Land Argentinian Company, que posteriormente vendi¨® a un grupo de familias argentinas: Men¨¦ndez, Hume, Paz y Ochoa. Hasta que Benetton desembarc¨® en Argentina. "Nosotros compramos las acciones en 1991. Tenemos las escrituras y los peritajes de top¨®grafos", dice Alberto Mazzucchelli, portavoz de la compa?¨ªa.
Frente a los documentos y escrituras, cuyo origen cuestionan, los mapuches apelan al derecho ancestral y comunitario de la tierra. "Atilio Curi?anco naci¨® a poco metros de ese lugar, el predio que actualmente es Santa Rosa. Son lugares que hist¨®ricamente funcionaron como reservas. Para nosotros, un espacio as¨ª no tiene due?os, porque todos tenemos el derecho de utilizar esa tierra. El Gobierno permit¨ªa el uso de esas tierras con fines comunitarios. Despu¨¦s, poco a poco, la gente fue desalojada", explica Mauro Mill¨¢n, portavoz de la organizaci¨®n de comunidades mapuche tehuelche 11 de Octubre.
El matrimonio desalojado asegura que obtuvieron una autorizaci¨®n verbal de los tribunales y que dieron parte a la polic¨ªa de sus intenciones de instalarse en tierras que hoy son propiedad de los Benetton. "No nos avisaron nada. Incluso despu¨¦s de una semana de estar instalados, la polic¨ªa concurri¨® al lugar y vio los tr¨¢mites que ten¨ªamos. Me dijeron que todo estaba bien, que pod¨ªamos seguir trabajando", dice Atilio Curi?anco.
Treinta y ocho d¨ªas despu¨¦s de ocupar aquellas tierras, el juez instructor de la causa, Jos¨¦ Colabelli, orden¨® el desalojo y la restituci¨®n de las tierras a la compa?¨ªa. Pero la acci¨®n judicial sigui¨® su curso. El matrimonio de Atilio y Rosa fue absuelto del delito de usurpaci¨®n en un primer juicio celebrado el 26 de mayo pasado. "Nunca quisimos una sanci¨®n penal contra la familia. S¨®lo quer¨ªamos la restituci¨®n de las tierras. Sabemos que esta gente no actu¨® de mala fe", se?ala el portavoz de la empresa, que afirma que un buen n¨²mero de los 600 empleados que trabajan para los Benetton en la Patagonia son de origen mapuche.
Despu¨¦s del fallo judicial difundido el lunes por la noche en una sala repleta de pobladores mapuches, Rosa Nahuelquir dec¨ªa: "La justicia s¨®lo es para los poderosos". David no derrot¨® a Goliat. S¨®lo fue un sue?o.
La lucha por la tierra
Las comunidades ind¨ªgenas no s¨®lo reclaman las tierras que consideran les pertenecen. Reprochan tambi¨¦n a Benetton el hecho de que se lleva toda la producci¨®n a Europa y no crea puestos de trabajo. La multinacional cerr¨® la f¨¢brica que ten¨ªa en Luj¨¢n en 1993 "despu¨¦s de perder 13 millones de d¨®lares", seg¨²n el portavoz de la empresa, Alberto Mazzucchelli. La ¨²ltima tienda de venta al p¨²blico se cerr¨® en 2001. Sin embargo, la compa?¨ªa dice confiar en Argentina y haber invertido 25 millones de d¨®lares en un lavadero de lana en la zona de Trelew y en un frigor¨ªfico ovino y una curtiembre, en fase de proyecto. El portavoz sostiene que entregar tierras a los ind¨ªgenas "ser¨ªa violar el principio de propiedad privada" y traslada al Estado la responsabilidad de resolver el derecho a la tierra.
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