Dementieva-Myskina, amigas y finalistas

Las dos tienen 22 a?os, est¨¢n entre las diez primeras del mundo, son ¨ªntimas amigas y hoy se disputar¨¢n el t¨ªtulo de Roland Garros. Anastasia Myskina y Elena Dementieva marcar¨¢n un hito en el tenis ruso, que nunca hab¨ªa colocado a dos de las suyas en una final del Grand Slam. Y una de ellas ser¨¢ la primera ganadora de un torneo grande.

Quien m¨¢s lejos hab¨ªa llegado era Olga Morozova, ahora entrenadora de Dementieva, que disput¨® la final de Roland Garros y la de Wimbledon en 1974, su mejor a?o. En ambas ocasiones perdi¨® frente a la estadounidense Chris Evert y dej¨® un vac¨ªo en el entonces tenis sovi¨¦tico. Tambi¨¦n la bielorrusa Natasha Zvereva, en 1988, alcanz¨® la final en Par¨ªs, a¨²n como jugadora de la URSS, pero perdi¨® estrepitosamente ante la alemana Steffi Graf en la final m¨¢s corta de la historia: 6-0 y 6-0. Los ¨²nicos t¨ªtulos rusos los han ganado Yevgeny Kafelnikov (Roland Garros 1996 y Open de Australia 1999) y Marat Safin (Open de EE UU 2000).

Dementieva y Myskina forman parte de la nueva generaci¨®n rusa, que siempre ha intentado desmarcarse de la sombra de Ana Kurnikova. Mientras la rubia de oro vende su imagen, navega con la regatista brit¨¢nica Ellen McArthur y presenta un reloj con su nombre en los Campos El¨ªseos, sus compatriotas se consolidan entre las mejores: diez est¨¢n entre las 50 primeras (estadounidenses s¨®lo hay ocho) y seis entre las 20 primeras (cinco).

Pero, a diferencia de Sharapova, Likovtseva y otras, Dementieva y Myskina son dos productos absolutamente rusos. Comenzaron a jugar juntas en el Spartak Club, de Mosc¨², bajo la direcci¨®n de la madre de Safin, Raouza Islanova. Se enfrentaron decenas de veces como infantiles, juveniles y j¨²niors. "Ni me acuerdo del primer partido", confes¨® ayer Dementieva; "pero s¨ª de que una vez nos jugamos una pizza y la gan¨® ella". En sus enfrentamientos personales est¨¢n empatadas a cuatro. La ¨²ltima vez, en Toronto, gan¨® Dementieva en tres sets. "La que sea m¨¢s fuerte mentalmente se impondr¨¢, pero seguiremos siendo muy buenas amigas", concluy¨® Myskina.