La formaci¨®n de los futuros cient¨ªficos
La promesa gubernamental de incrementar anualmente un 25% la inversi¨®n espa?ola en I+D no militar durante los pr¨®ximos a?os, con la finalidad de revertir el evidente declive de nuestro sistema productivo, ha originado el pronunciamiento de prestigiosos investigadores, como el ex conseller Andreu M¨¢s-Colell (EL PA?S, 12-04-2004), acerca del recto uso de tan voluminosos fondos p¨²blicos. Casi todos ellos coinciden en que debe vigilarse atentamente el sistema de evaluaci¨®n de proyectos, en que las administraciones deben colaborar con las universidades y con los centros de excelencia (cuyos directores deber¨ªan ser seleccionados mediante concursos totalmente abiertos), y en que los investigadores deber¨ªan vincularse a dichas instituciones preferentemente mediante contratos de larga duraci¨®n. Respecto de la formaci¨®n de los futuros investigadores, tan s¨®lo se pide que se fomenten las estancias pre y post doctorales en el extranjero, que ser¨ªan muy ¨²tiles si nuestro sistema educativo produjese suficientes titulados competentes. Para animar un debate sobre este tema expondr¨¦ tres casos que conozco directamente y que pueden arrojar alguna luz al respecto.
Sorprende que un pa¨ªs tan peque?o y tan escaso de recursos materiales como Bulgaria cuente con fuerte presencia en todos los campos de investigaci¨®n matem¨¢tica. La peculiaridad del sistema educativo b¨²lgaro es la existencia, en las principales ciudades, de prestigiosos institutos de educaci¨®n secundaria especializados en matem¨¢ticas (y tambi¨¦n en lenguas modernas). Los alumnos acceden a tales centros mediante concurso p¨²blico para recibir, junto con las materias preceptivas, ense?anzas complementarias que son impartidas, en ocasiones, por profesores universitarios. En el caso de los institutos matem¨¢ticos, las clases adicionales est¨¢n orientadas a la resoluci¨®n de problemas. Los alumnos m¨¢s aventajados de cada promoci¨®n representan a su centro en las competiciones regionales y en la olimpiada matem¨¢tica nacional. Quienes obtienen mejores resultados en esta ¨²ltima acuden a una concentraci¨®n de la que salen los 6 representantes del pa¨ªs en la olimpiada matem¨¢tica internacional (algunos de los cuales lo representan tambi¨¦n en las olimpiadas de f¨ªsica y de qu¨ªmica). Los egresados de los institutos matem¨¢ticos desarrollan actividades profesionales variadas en Bulgaria y en el extranjero. As¨ª, mi departamento es visitado regularmente por un profesor de la elitista Universidad de las Am¨¦ricas (Puebla, M¨¦xico) que se form¨® en este sistema durante los a?os 70 y que acudi¨® a la concentraci¨®n preol¨ªmpica junto con tres compa?eros del instituto matem¨¢tico de Plovdiv; dos de ellos se dedicaron a la inform¨¢tica y el tercero al espionaje. Uno de los inform¨¢ticos es actualmente propietario de una importante empresa canadiense de software, el otro dirige un grupo de investigaci¨®n sobre aplicaciones ling¨¹¨ªsticas en la Universidad de Southampton (que, casualmente, tambi¨¦n colabora con la Universidad de Alicante) y del tercer hombre nada se supo, como corresponde.
En Sydney tuve ocasi¨®n de conocer a un ingeniero que, tras estudiar en el instituto matem¨¢tico de Sof¨ªa y doctorarse brillantemente por la prestigiosa Universidad de Nueva Gales del Sur (donde disfrut¨® de 8 a?os de beca completa), acababa de incorporarse al departamento de investigaci¨®n de una importante empresa australiana de telecomunicaciones. Este capital humano de reserva, junto con los bajos precios de bienes, servicios y salarios convertir¨¢n a Bulgaria en destino preferente de empresas europeas deslocalizadas una vez se produzca el ingreso en la Uni¨®n Europea (UE). El modelo b¨²lgaro es eficiente y de bajo coste.
El tratado de libre comercio NAFTA (http://www-tech.mit.edu/Bulletins/nafta.html) obliga a M¨¦xico a producir un elevado n¨²mero de graduados y de doctores (futuros cuadros de las empresas norteamericanas que intentan deslocalizarse en su territorio). El Gobierno mexicano financia, en concepto de productividad investigadora, hasta la mitad de los abultados ingresos de los profesores universitarios, con independencia de su nacionalidad, tanto si son contratados por las universidades p¨²blicas como por las privadas. Como el principal elemento de evaluaci¨®n es el n¨²mero de tesis de maestr¨ªa y de doctorado dirigidas a estudiantes nacionales, cuya formaci¨®n promedio deja bastante que desear, se incentiva la lectura de tesis escritas por quienes debieran limitarse a dirigirlas. El modelo mexicano produce suficientes graduados y doctores, pero su calidad es dudosa.
Tambi¨¦n es interesante el modelo australiano, pa¨ªs cuyo sistema educativo es incapaz de producir suficientes investigadores cualificados (seg¨²n mis informantes, los profesores de matem¨¢ticas de las universidades de segunda fila han tenido que prescindir de las pruebas en sus explicaciones, por aberrante que parezca; de ah¨ª que los graduados australianos sean rechazados sistem¨¢ticamente por los programas de doctorado de los centros m¨¢s exigentes de su propio pa¨ªs). Las universidades seleccionan a sus becarios entre los numerosos extranjeros solicitantes, quienes reciben permiso de trabajo en Australia al concluir sus estudios. Por eso los ingenieros y los cient¨ªficos suelen ser, como en los EEUU, de origen extranjero, generalmente asi¨¢tico o centroeuropeo.
En Espa?a tenemos pocos profesores y pocos becarios extranjeros, lo que nos aleja de los modelos mexicano y australiano, basados en la importaci¨®n masiva de materia gris. Tampoco nuestro sistema educativo (a diferencia del b¨²lgaro) atiende la diversidad de quienes descuellan, por lo que los estudiantes espa?oles m¨¢s capaces abandonan los estudios muertos de aburrimiento o no desarrollan debidamente sus capacidades, lo que constituye un despilfarro de recursos (cuando no una tragedia personal). As¨ª lo prueba el medallero de las olimpiadas matem¨¢ticas internacionales (en las que cada concursante recibe a lo sumo una medalla) durante el ¨²ltimo quinquenio: recibieron medalla el 100 % de los representes b¨²lgaros (17 de oro, 11 de plata y 2 de bronce), el 64 % de los australianos (4 de oro, 8 plata y 11 de bronce), el 36 % de los mexicanos (1 de plata y 12 de bronce) y el 11 % de los espa?oles (4 de bronce).
La pregunta es: ?Permite el actual modelo educativo espa?ol rentabilizar una gran inversi¨®n en I+D? El lector tiene la respuesta.
Miguel A. Goberna es profesor del Departamento de Estad¨ªstica e Investigaci¨®n Operativa de la Universidad de Alicante
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