Amadeo Gabino, escultor

Ha muerto mi amigo Amadeo Gabino. Hab¨ªa nacido en Valencia en 1922, pero parec¨ªa un ingl¨¦s. Ayer mismo iba a ingresar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Pero desde el domingo estaba enterrado en la ciudad donde resid¨ªa, Madrid. A ¨¦l pod¨ªan ser aplicadas aquellas palabras de Albert Camus: "El sol que rein¨® en mi infancia me ha impedido cualquier clase de resentimiento".

De este artista elegante, ir¨®nico y divertido escrib¨ª un d¨ªa: si el esp¨ªritu de un escultor no es distinto de la materia con que trabaja, a Amadeo Gabino hay que asimilarlo con el aluminio y el acero unido al vac¨ªo de las esferas. Sus armaduras celestes tal vez nacieron en su inspiraci¨®n cuando el hombre comenz¨® a ser extraterrestre. Si las corazas nunca dejaron de ser vestidos medievales el amianto es hoy la piel de los astronautas. Ese es su mundo. El espacio.

En la escultura el espacio siempre es sagrado. En el caso de Amadeo Gabino lo es doblemente porque aqu¨ª no se trata de un concepto metaf¨ªsico que el escultor convierte en volumen sino del vac¨ªo que existe entre los planetas , un lugar ideal para vestirse con elegancia y pasear de forma incontaminada.

Elegancia. Ya ha salido la palabra clave para entender las esculturas de Gabino. Las c¨¢psulas espaciales, los trajes de los cosmonautas, los artilugios articulados con que se exploran los desolados territorios del sistema solar son muy pr¨¢cticos, est¨¢n ¨²nicamente concebidos para su funci¨®n, pero ni siquiera guardan la simetr¨ªa de los insectos. Toda la labor de Amadeo Gabino ha sido unir esa funci¨®n exploratoria e ingr¨¢vida a la belleza de las formas. Nunca mejor que en este caso, puesto que esas formas navegan en el vac¨ªo, la est¨¦tica debe estar unida a la finalidad. La Nasa trabaja por su cuenta; Amadeo Gabino, por otra.

Guerreros medievales que fluyen en la memoria, exploradores espaciales que navegan hacia Marte : esa es la materia de su inspiraci¨®n. No se puede negar que Amadeo Gabino es un cl¨¢sico sumamente moderno. La ¨®rbita de la Tierra est¨¢ llena de chatarra. Si ese basurero de aluminio y acero un d¨ªa pasa a formar parte de la est¨¦tica hallar¨¢ su profeta en este escultor que ha tenido la visi¨®n de ver ese muladar purificado y convertido en arte. En alg¨²n lugar del universo habr¨¢ un bosque de aluminio que no ser¨¢ distinto de la imagen que el espectador obtiene de la exposici¨®n antol¨®gica de este artista. No se trata de ciencia ficci¨®n ni de otra clase de fantas¨ªas met¨¢licas sino de entender el mundo de hoy a trav¨¦s de las formas y materiales que llenan la imaginaci¨®n moderna.

He visitado algunas veces el taller de Gabino y he visto sus instrumentos, sus materiales y la propia silueta personal del escultor movi¨¦ndose entre ellos sin que desmerecieran unos y otros de ese punto de sue?o que es el esp¨ªritu. Los guantes, el delantal de cuero, el soplete, las l¨¢minas, los bocetos de papel, las palabras medidas, el t¨¦ exquisito, la luz del jard¨ªn que fecunda el aluminio. Pocas veces se da en un artista la perfecta simbiosis de una vida y una obra tan exquisita, preservada, rigurosa y exenta de adherencias impuras como en Amadeo Gabino. La iron¨ªa es el fundamento de su inteligencia. Su lenguaje rob¨®tico , mezcla de tiempo y espacio que utiliza en su trabajo se traduce en el momento de la conversaci¨®n en un juego vital a la vez lleno de pudor y de energ¨ªa.

Si hacer escultura consiste en condensar el espacio en una materia sin que esta pierda el esp¨ªritu, Amadeo Gabino muestra como el vac¨ªo de las esferas puede convertirse en aluminio y el espacio en un ala que vuela por el universo exterior que no es distinto de la mente. Y dicho esto, hay que tomar el t¨¦ y en medio de una pl¨¢tica ir¨®nica contemplar en el fondo de la taza ese poso dorado en cuyo espejo uno se obliga a permanecer siempre joven. Ayer mismo le llam¨¦ a casa sin saber que ya estaba sepultado. El tel¨¦fono sonaba con una respuesta muda como si en su silencio Amadeo Gabino me contestara desde su tumba que siempre ser¨¢ para ¨¦l una armadura celeste.