Inmigraci¨®n y papeles, una cuesti¨®n de tiempos
Nuevamente Barcelona ha asistido al encierro de personas inmigrantes que exigen una respuesta a su situaci¨®n jur¨ªdica y social. Han sido m¨¢s de un millar en la catedral y unos doscientos en la iglesia del Pi. Pero esta vez han durado poco. Ni siquiera se ha respetado su derecho a permanecer en lugar sagrado, con la correspondiente queja de los colectivos de la Iglesia. La polic¨ªa los ha desalojado en pocas horas y al mejor estilo de los hombres de Harrelson, con nocturnidad y alevos¨ªa, frustrando las esperanzas de regularizaci¨®n administrativa no s¨®lo de los valientes, sino tambi¨¦n de casi un mill¨®n de personas que se encuentran, desde hace tiempo, en una suerte de limbo jur¨ªdico.
De todas las declaraciones que aparecen estos d¨ªas en los medios de comunicaci¨®n destaca la del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, por simple y real al mismo tiempo: "Es l¨®gico que pase esto porque la inmigraci¨®n es un drama". Sin embargo, el drama no es s¨®lo la inmigraci¨®n, sino las situaciones que desde hace a?os la acompa?an, las cuales reducen a los inmigrantes a la condici¨®n de esclavos y v¨ªctimas en pleno siglo XXI. El colectivo inmigrante es esclavo, fundamentalmente, del poder econ¨®mico. Pero tambi¨¦n es v¨ªctima del poder pol¨ªtico y policial, de las mafias y, muchas veces, de los propios medios de comunicaci¨®n.
Es esclavo de un poder econ¨®mico que permanentemente exige trabajadores en algunos sectores de la econom¨ªa, como el agr¨ªcola y el dom¨¦stico, con la condici¨®n de que carezcan de documentos y puedan ser explotados y privados de derechos laborales b¨¢sicos, como el de un salario justo, la sindicaci¨®n, la protecci¨®n ante accidentes laborales, las pensiones en situaci¨®n de desempleo, etc¨¦tera.
Los inmigrantes son v¨ªctimas, adem¨¢s, del poder pol¨ªtico, que, lejos de intentar desvincularse de esta visi¨®n utilitarista, se convierte en c¨®mplice de ella, demorando la adopci¨®n de medidas efectivas para impedir esos abusos.
Como hace poco denunciaba la relatora especial de la ONU para los Derechos Humanos de los Emigrantes, son tambi¨¦n los numerosos y regresivos cambios en la legislaci¨®n los que han producido un aumento constante de los expedientes, que han desbordado las oficinas de extranjer¨ªa y provocado la irregularidad sobrevenida de muchos inmigrantes.
Ante esta situaci¨®n, los inmigrantes se convierten en v¨ªctimas del poder policial y de su sistema de control. As¨ª, ante la dificultad de frenar la llegada de inmigrantes irregulares y de ejecutar las expulsiones judiciales, se opta por abusos y violaciones de sus derechos, con lo que aumenta el riesgo de indefensi¨®n ya que, en la mayor¨ªa de los casos, existe ausencia o deficiencia de la asistencia letrada durante las detenciones.
Tambi¨¦n son v¨ªctimas de las mafias. Porque el refuerzo del control de entrada lo ¨²nico que ha conseguido es reforzar el papel de las redes clandestinas de transporte y, con ello, que aumente el n¨²mero de muertos y desaparecidos en aguas del estrecho y de las islas Canarias. Y cuando llegan, los elevados precios del mercado de la vivienda, sumados a los prejuicios de algunos arrendadores, condenan a este colectivo a habitar hacinado o en viviendas infrahumanas. Por no hablar de las redes de tr¨¢fico sexual que esclavizan a la mujer, a veces ni?a, y la obligan a vender su cuerpo a cuenta de una deuda familiar impagable a corto plazo.
Por ¨²ltimo, los inmigrantes tambi¨¦n son v¨ªctimas de algunos medios de comunicaci¨®n que muchas veces transmiten una visi¨®n sesgada de su situaci¨®n y de sus demandas. As¨ª, con independencia de la opini¨®n que se tenga respecto a la oportunidad o no de los encierros del ¨²ltimo s¨¢bado, lo cierto es que el debate p¨²blico no puede centrarse en los m¨¦todos o en la representatividad de esta o aquella asociaci¨®n en defensa de los sin papeles. Y es que el verdadero problema, el aut¨¦ntico drama, no es ¨¦se.
La mayor parte de los inmigrantes que realizaron los encierros son inmigrantes econ¨®micos. Ante la dram¨¢tica situaci¨®n de sus pa¨ªses de origen, optan por emigrar para satisfacer sus necesidades b¨¢sicas y las de sus familias.
Si se tiene en cuenta esta situaci¨®n, lo que ha pasado recientemente es, como el propio presidente de la Generalitat reconoce, l¨®gico. Pero precisamente por eso la respuesta institucional no puede agotarse en medidas policiales. Hacen falta reformas, pero reformas urgentes. Algunas han empezado a adoptarse, pero se debe avanzar con una mayor celeridad si de verdad se piensa que la situaci¨®n de esclavitud de los inmigrantes es un lastre moral para todos los que vivimos en este pa¨ªs.
Frente a los que agitan el fantasma del efecto llamada, siempre cabr¨¢ recordar que el verdadero efecto llamada es el que comporta un sistema econ¨®mico basado en la desigualdad entre unos pa¨ªses y otros. Desigualdad, por otra parte, creciente y cruel en las zonas donde la falta de oportunidades y la desesperanza inundan la convivencia diaria. En ¨²ltimo t¨¦rmino, es una cuesti¨®n de tiempos, y los de la Administraci¨®n no son siempre los de las personas y sus necesidades.
Lourdes R¨ªos es directora del Observatorio DESC.
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