La sonrisa rusa
Qu¨¦ puede escribir un escritor sobre el f¨²tbol. No m¨¢s que un futbolista sobre la literatura. La diferencia entre un futbolista y un escritor es muy peque?a. El uno y el otro viven de la reacci¨®n del p¨²blico, pero hay una diferencia, no es muy grande, una nimiedad.
La diferencia est¨¢ en la sonrisa. Yo veo poco el f¨²tbol por televisi¨®n, pero un d¨ªa empec¨¦ a ver un partido por la mitad y no pude dejar de verlo, y as¨ª fue que vi el partido hasta el final. Ra¨²l hab¨ªa metido un gol, me daba absolutamente igual qui¨¦n hab¨ªa metido el gol y a qui¨¦n, yo s¨®lo s¨¦ m¨¢s o menos qu¨¦ equipo juega y en qu¨¦ Liga. Recuerdo unos cuantos nombres c¨¦lebres, pero aquel d¨ªa Ra¨²l sonre¨ªa cuando meti¨® el gol. Dio una patada en el bal¨®n, el p¨²blico grit¨® con toda su fuerza y aquel d¨ªa, por primera vez, sent¨ª envidia hacia los futbolistas. Un jugador de f¨²tbol le da a la pelota y unos segundos m¨¢s tarde ya conoce el resultado. Ra¨²l daba a la pelota y sonre¨ªa, o¨ªa los gritos de las tribunas y sonre¨ªa. Despu¨¦s del final del partido segu¨ªa sonriendo. La vida de un escritor es mucho m¨¢s complicada. Yo a menudo sonr¨ªo cuando escribo, pero mi manuscrito tiene que llegar hacia la editorial y luego a la imprenta y m¨¢s tarde a las librer¨ªas. M¨¢s o menos dos a?os m¨¢s tarde sabr¨¦ si he metido un gol o no. Dos a?os m¨¢s tarde oir¨¦ los gritos en las tribunas o un total silencio. Ser¨¢ demasiado tarde. Cuando sale mi libro ya no puedo cambiar nada, pero incluso cuando tengo ¨¦xito siempre habr¨¢ detr¨¢s de mi sonrisa la tristeza de la espera del resultado. Cuando Ra¨²l meti¨® aquel gol y sonre¨ªa yo pens¨¦ que su trabajo no necesita ser traducido a otros idiomas. El mundo entero comprende perfectamente que un gol es un gol. No hace falta dar prueba de nada y los cr¨ªticos no pueden nada. En raras ocasiones se puede criticar al juez, pero s¨®lo en raras ocasiones.
Antes, cuando yo era m¨¢s joven y no comprend¨ªa casi nada de la vida, yo era un forofo del equipo de Rusia de hockey. Yo era un forofo del equipo m¨¢s fuerte del mundo. Ahora soy un forofo de los d¨¦biles. Cuando veo el f¨²tbol me siento del lado de los japoneses, me encantan los futbolistas japoneses. Si un d¨ªa alguno de los equipos de hockey africano llega hasta el campeonato del mundo yo estar¨¦ del lado de los africanos. Una vez tuve much¨ªsimas ganas viendo las olimpiadas de que ganase un esquiador africano. Cuando los espa?oles jueguen con los rusos yo estar¨¦ del lado de los rusos y el patriotismo nada tiene que ver con eso. A m¨ª me gustar¨ªa ver sonre¨ªr a los rusos si ganan. Los rusos sonr¨ªen poco. Hace tres a?os, cuando yo todav¨ªa viv¨ªa en Rusia, yo no sonre¨ªa casi nunca. Ahora me pasa mucho m¨¢s.
Los rusos son gente seria. Con toda seriedad hacen preguntas al portavoz del parlamento ruso sobre la Copa de Europa. Al portavoz del parlamento ruso no le gusta el clima de Portugal. Es una persona seria y un gran pol¨ªtico. De antemano est¨¢ descontento con el resultado del partido entre Espa?a y Rusia. Todav¨ªa no ha pasado nada y los pol¨ªticos ya conocen todas las causas. Todav¨ªa nadie ha hecho la pregunta y los pol¨ªticos ya conocen la respuesta. Qu¨¦ gente tan seria son los pol¨ªticos.
Nosotros, en nuestra gran mayor¨ªa, por suerte, no somos pol¨ªticos. No necesitamos decir cosas poco serias poniendo cara de gente seria. Podemos sonre¨ªr cuando ganamos, cuando empatamos y lo que importa m¨¢s, sonre¨ªr cuando perdemos. Yo voy a desear que ganen los rusos. Quiz¨¢ muchos espa?oles lo har¨¢n conmigo, porque estar del lado de los m¨¢s fuertes es demasiado f¨¢cil. Aquel esquiador africano lleg¨® el ¨²ltimo. Lentamente esqui¨® hacia la meta sonriendo.
Rub¨¦n Gallego es escritor. Traducci¨®n: Aurora Gallego.
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