El continente
Hace unas semanas, tras la ampliaci¨®n europea que autoriza la afiliaci¨®n de nuevos pa¨ªses a este continente con exclusivos contenidos, le¨ª un art¨ªculo que contaba que los bares de Bruselas y Estrasburgo especializados en eurobur¨®cratas tendr¨ªan que ampliar su oferta de bebidas. El articulista hac¨ªa una lista de brebajes procedentes de los nuevos pa¨ªses que, sumados a los ya existentes, constitu¨ªan un impresionante arsenal de armas qu¨ªmicas contra la sed. Forzando la met¨¢fora, podr¨ªa decirse que Europa es un bar con una oferta de alcoholes cada vez mayor y una clientela en la que se mezclan religiones, culturas, apetitos y remedios diversos contra la resaca. Con motivo de la publicaci¨®n de su impresionante reflexi¨®n sobre el estalinismo (Koba el Temible, publicado por Anagrama, con momentos como ¨¦ste: "La literatura nos avisa de los grandes acontecimientos, pero no reconocemos los avisos hasta que los acontecimientos llegan y se van"), el novelista Martin Amis dijo que Europa es una hormiguita militar y un rat¨®n diplom¨¢tico. Ahora s¨®lo falta saber qu¨¦ clase de insecticidas y matarratas la amenazan.
Hist¨®ricamente, el car¨¢cter mutante de Europa se ha prestado a muchas definiciones. Sus pa¨ªses tambi¨¦n. En los a?os m¨¢s duros del ascenso de Le Pen, cuando la extrema derecha abogaba por una Europa pura, una pintada kilom¨¦trica en un puente de Ly¨®n tuvo el acierto de recordar a los xen¨®fobos que su Europa no era tan virgen como pretend¨ªan. Al fin y al cabo, dec¨ªa el graffito, las motos que circulan por sus calles son japonesas; las pizzas, italianas; el cusc¨²s, argelino; la democracia en la que se inspiran, tan griega como los griegos que rechazan para seg¨²n qu¨¦ trabajos; el caf¨¦, colombiano; los relojes, suizos; las camisas hawaianas, manufacturadas en Asia; los despertadores, coreanos; las cifras, ¨¢rabes; la escritura, latina, y Cristo, jud¨ªo.
Vista desde nuestro tendencioso punto de vista, Europa podr¨ªa ser una catedral ocupada por inmigrantes sin papeles algunos de los cuales acaban orinando en el altar. Se trata, pues, de un territorio conflictivo, lejano y cercano al mismo tiempo, que aspira a crear una identidad pr¨®tesis ideada para sustituir las mutiladas identidades aut¨¦nticas. Daniel Faucher dec¨ªa que Europa es demasiado grande para estar unida y demasiado peque?a para estar dividida, una especie de ni contigo ni si ti, pero a lo bestia. Juan Pablo II era partidario de una met¨¢fora anat¨®mica y dec¨ªa que Europa debe respirar con dos pulmones, el del este y del oeste. Un neum¨®logo que analizara la salud de ambos pulmones descubrir¨ªa importantes focos de infecci¨®n; pero teniendo en cuenta la realidad de los pa¨ªses que todav¨ªa no han conseguido hacer m¨¦ritos para ser admitidos en el club y los que intentan portarse bien para que no les echen, el este es m¨¢s ejemplo de intolerancia que de pluralidad.
Una de las v¨¢lvulas de escape de la poblaci¨®n oriental fueron los chistes, una catarsis clandestina que retras¨® la rebeli¨®n y m¨¢s de un suicidio. "?Cu¨¢les son los cuatro enemigos del socialismo?", preguntaba un viejo chiste de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Respuesta: el verano, el invierno, el oto?o y la primavera (en realidad, el gran chiste era que el pa¨ªs se llamara a s¨ª mismo rep¨²blica y democr¨¢tica). As¨ª las cosas, quiz¨¢ no sea tan mala idea votar hoy, no ya para arreglar nada, pero s¨ª, por lo menos, para no empeorar las cosas. Y si tenemos dudas razonables sobre la preparaci¨®n y el criterio de los candidatos, votemos por los que no podr¨¢n hacerlo, aniquilados por dos epidemias de la ideolog¨ªa europea: el nazismo y el estalinismo.
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