La salida del laberinto
Mayor llega a la Euroc¨¢mara con una derrota 'dulce' tras languidecer su liderazgo en Euskadi
El ministro del Gobierno de Aznar mejor valorado durante cinco a?os, el hombre de mirada azul y ademanes cardenalicios que mejor exhib¨ªa su talante moderado hasta que le conven¨ªa emplear sus resortes agresivos, obtuvo con el liderazgo de la lista europea del PP la compensaci¨®n a haber quedado desubicado tras la designaci¨®n del sucesor, pero ayer sufri¨® el coste de la herencia de Aznar, como en marzo lo pag¨® el heredero, Mariano Rajoy.
Jaime Mayor acud¨ªa a estas elecciones en condiciones poco favorables. En primer lugar, porque a¨²n estaba muy reciente el enfado del electorado con el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que se manifest¨® en la decisi¨®n de retirar la confianza al PP y d¨¢rsela al PSOE. Un enfado que ten¨ªa una vertiente que permanec¨ªa de actualidad en esta campa?a: la decisi¨®n de enviar tropas a Irak y el alineamiento con EE UU y el Reino Unido, acompa?ada de un indisimulado desprecio hacia las posiciones de Francia y Alemania.
Ha pagado parte del coste de la herencia de Aznar, tras no haber sido elegido su heredero
En segundo lugar, Mayor hab¨ªa recalado en la lista europea del PP tras fracasar en las urnas, aunque por estrecho margen de votos, su intento de que el bloque constitucionalista venciera a los nacionalistas vascos en las elecciones de 2001 al Parlamento de Vitoria, y tras protagonizar un sonoro fiasco en esa C¨¢mara al facilitar con su ausencia en una votaci¨®n que el Gobierno de Ibarretxe sacara adelante unos Presupuestos que con su voto habr¨ªan quedado rechazados. Adem¨¢s, Mayor hab¨ªa sufrido en el ¨²ltimo a?o el desgaste pol¨ªtico de haber sido el primero de los dirigentes del PP que admiti¨® su disposici¨®n -m¨¢s exactamente, aspiraci¨®n- a ser el sucesor de Aznar como candidato a la Presidencia del Gobierno, y el primero en quedar descartado, seg¨²n muchos observadores.
La derrota del PP en las elecciones del pasado 14 de marzo y algunos anuncios del Gobierno socialista han cambiado sustancialmente el paisaje y la pol¨ªtica con la que se identifica a Jaime Mayor. Mientras que ¨¦l apost¨® por el enfrentamiento total y sin tregua con los nacionalistas -con un estilo que combinaba argumentos racionales y una actitud de total incomunicaci¨®n con sus adversarios-, los nuevos gobernantes han desterrado la ret¨®rica que demoniza al nacionalismo, expresan el prop¨®sito de restablecer el di¨¢logo institucional e intentan crear un clima menos tenso y m¨¢s propicio para alg¨²n acuerdo.
Ese r¨¢pido cambio de decorado ha podido contribuir a que el papel de Mayor Oreja sea identificado con una escena del pasado, que ¨¦l mismo no ha querido dejar atr¨¢s en la campa?a electoral. Como tampoco el recuerdo de su protagonismo al frente de la lucha antiterrorista como ministro del Interior (1996-2001), lo que ha suscitado en su principal adversario y en medios de comunicaci¨®n el reproche de que intenta capitalizar una preocupaci¨®n sobre la que no tiene el monopolio.Con esos comportamientos ha acentuado probablemente la percepci¨®n de que es un dirigente totalmente especializado en la pol¨ªtica sobre el Pa¨ªs Vasco y contra el terrorismo. (Nacido en San Sebasti¨¢n, antes de cumplir 30 a?os ya fue elegido diputado de UCD en el Parlamento vasco y perdi¨® a varios compa?eros de partido en atentados mortales de ETA. En 1995, ¨¦l mismo opt¨® por ser candidato a alcalde de San Sebasti¨¢n despu¨¦s de que ETA asesinara al cabeza de lista del PP, Gregorio Ord¨®?ez. Consejero de Turismo en el Gabinete preauton¨®mico de 1979, fue delegado del Gobierno en el Pa¨ªs Vasco entre julio y diciembre de 1982, y encargado de la refundaci¨®n del Partido Popular en Euskadi en 1990, a?o en el que se present¨®, por segunda vez, como candidato a lehendakari).
En los ¨²ltimos tres a?os, en los que ha permanecido en el Parlamento vasco para ejercer de l¨ªder del primer partido de la oposici¨®n, Mayor no ha logrado fraguar, en Euskadi y en el resto de Espa?a, una imagen m¨¢s institucional y menos beligerante que la que proyect¨® como adversario del PNV en 2001 y en a?os anteriores. Despu¨¦s de haber sido durante su etapa de ministro del Interior el miembro del Gobierno mejor valorado, seg¨²n las encuestas, el modo en que pugn¨® por la presidencia del Gobierno vasco extendi¨® el miedo al cambio, seg¨²n admitieron despu¨¦s dirigentes del PP, y moviliz¨® el voto nacionalista en su contra. En unos comicios en los que aument¨® la participaci¨®n 10 puntos (roz¨® el 80%), Mayor tuvo el m¨¦rito de alcanzar la cota m¨¢s alta de votos obtenida por un partido constitucionalista (323.918) y de dejar reducida a menos de 90.000 sufragios la distancia entre las fuerzas nacionalistas y las defensoras de la Constituci¨®n. Pero su pugna dej¨® tambi¨¦n otro resultado: el PNV gan¨® en votos al PP en su feudo, ?lava, y aument¨® su hegemon¨ªa en Guip¨²zcoa y Vizcaya -en donde Mayor fue el n¨²mero uno de la lista popular-. El pasado 14 de marzo, la lista de candidatos para el Congreso que encabez¨® en ?lava obtuvo casi 13 puntos menos en porcentaje de voto que en 2000.
Esa trayectoria y, probablemente, cierta necesidad vital de alejarse de una comunidad donde los no nacionalistas tienen recortada su libertad y permanentemente amenazada su seguridad, han llevado a Jaime Mayor, de 52 a?os, casado y padre cuatro hijos, a emprender el total cambio de rumbo en el que hoy se embarca.
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