Molly Bloom, entre sue?os
16 de junio de 2004. O sea, ma?ana. Centenario de la primera cita amorosa de Joyce con quien iba a ser la mujer de su vida. ?Ay, Norah Barnacle, que le perdiste luego cuando ten¨ªa 58 a?os, t¨² que fuiste para ¨¦l amante, madre, confidente, inspiraci¨®n, calor, risa, consuelo, alma gemela, quitapenas, iron¨ªa, estrella en su noche oscura ("tranqui, Jim, que no pasa nada, que saldremos del apuro, volveremos a Irlanda unos d¨ªas y compraremos ropa barata en Moore Street para toda la familia y terminar¨¢s el libro y ser¨¢s el escritor m¨¢s famoso del mundo...")!
La acci¨®n de Ulises -o sea el periplo de un d¨ªa y una noche de Leopoldo Bloom por un Dublin sucio, charlat¨¢n, bebedor, corrosivo y cachondo mental- se inicia, como se sabe, en la ma?ana de dicho 16 de junio -?vaya homenaje a Norah!- y termina con el famoso "S¨ª" complaciente, escrito con may¨²scula y seguido de punto final (el ¨²nico del episodio), pronunciado por Molly mientras se mueve entre sue?os en la cama.
Si Joyce s¨®lo hubiera escrito aquel mon¨®logo interior habr¨ªa bastado, seguramente, para que nunca dej¨¢ramos de agradecer su aportaci¨®n a la literatura, es decir a la vida. Cuando la novela se public¨® en Par¨ªs en 1922 fue precisamente tal secuencia on¨ªrica lo que m¨¢s escandaliz¨® a los miserables puritanos de siempre, y hubo intervenciones policiales tanto en los puertos brit¨¢nicos como en los de Estados Unidos para proteger a los buenos burgueses de tanta procacidad y porquer¨ªa. Francia hab¨ªa sido la responsable, una vez m¨¢s, de permitir la publicaci¨®n de un texto obsceno y vil, y fue objeto, en consecuencia, de la renovada vituperaci¨®n de los fariseos de ultra-Mancha, los mismos que poco tiempo atr¨¢s hab¨ªan machacado con trabajos forzosos a otro irland¨¦s genial y subversivo, Oscar Wilde. Cuando, all¨¢ por los a?os cincuenta, servidor empez¨® sus estudios de espa?ol en el Trinity College de Dubl¨ªn, Ulises, tres d¨¦cadas despu¨¦s de su publicaci¨®n, estaba todav¨ªa prohibido en Irlanda -no ya en Gran Breta?a- y s¨®lo se pod¨ªa conseguir bajo cuerda. Todav¨ªa me produce verg¨¹enza ajena el recuerdo de aquella afrenta.
La Irlanda de hoy es bien diferente, y Joyce toda una gloria nacional. La celebraci¨®n de Bloomsday va a ser ma?ana por todo lo alto, y adem¨¢s coincide con el final de la eficaz presidencia irlandesa de la Uni¨®n Europea. En Espa?a, entre los actos programados, hay que destacar la reposici¨®n en Madrid, por Mag¨¹i Mira, de su magn¨ªfica interpretaci¨®n del mon¨®logo de Molly, tanto m¨¢s convincente por cuanto ¨¦sta vuelve una y otra vez, mientras sue?a, al Gibraltar y a la Andaluc¨ªa de su infancia y adolescencia, entrever¨¢ndose entre sus rememoraciones subliminales numerosas frases e im¨¢genes espa?olas que han sido investigadas, en Sevilla, por el gran experto en Joyce Francisco Garc¨ªa Tortosa. Para los que protestan que Ulises supera sus m¨¢s fornidos esfuerzos, nada m¨¢s recomendable que empezar con dicho mon¨®logo en la magn¨ªfica traducci¨®n de la novela debida al mismo estudioso (editada por C¨¢tedra). Hacerlo ser¨ªa la mejor manera posible de honrar al genio dublin¨¦s en esta fecha tan se?alada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.