Una exposici¨®n descubre la dimensi¨®n humana del M¨¦xico precolombino
'Cuerpo y cosmos' re¨²ne 200 obras escult¨®ricas en La Pedrera, en Barcelona
Un elogio del cuerpo y un reflejo profundo y conmovedor de la condici¨®n humana es lo que muestran por encima de todo las 200 piezas reunidas en la extraordinaria exposici¨®n de arte escult¨®rico del M¨¦xico precolombino Cuerpo y cosmos, inaugurada ayer en La Pedrera, el centro cultural de Caixa Catalunya, en Barcelona. Organizada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia de M¨¦xico (INAH) y la fundaci¨®n catalana, la exhibici¨®n, sorprendente en su innovador discurso, incluye un gran n¨²mero de obras maestras, y bastante sexo.
Figuran en la exposici¨®n, procedente de 40 museos y zonas arqueol¨®gicas de M¨¦xico, esculturas como las tres olmecas de piedra, colosales (ha habido que distribuir el peso para asegurar la integridad del piso de la sala), que forman el conjunto de Los Gemelos: dos personajes id¨¦nticos, en posici¨®n sedente frente a un tercero que es un jaguar. Este grupo sensacional se encontraba en manos privadas en una finca en Veracruz hasta que hace siete a?os se recuper¨® para el museo de Xalapa (cuyo vest¨ªbulo ha quedado generosamente vac¨ªo con motivo de esta exposici¨®n). Otra escultura maravillosa es la denominada El adolescente huasteco, un joven desnudo, en piedra, completamente tatuado (como un joven contempor¨¢neo) con s¨ªmbolos que podr¨ªan aludir a ritos de paso y que muestra colgado en la espalda un peque?o ser identificado como su doble m¨¢gico.
La exposici¨®n, parte del programa del F¨®rum, es una oportunidad excepcional para admirar piezas se?eras del M¨¦xico precolombino -las hay absolutamente impresionantes, ¨²nicas-, entre ellas algunas que nunca antes hab¨ªan viajado a Europa, pero tambi¨¦n, y aqu¨ª radica especialmente su importancia, para observar con una nueva mirada, muy estimulante y que elimina falsa solemnidad, una cultura que ha estado mucho tiempo sometida a t¨®picos deformadores, prejuicios y conveniencias, como explic¨® el director del comisariado de la misma y director del INAH, Sergio Ra¨²l Arroyo.
Est¨¢ en esta exposici¨®n todo ese mundo enigm¨¢tico, pl¨¢sticamente abigarrado e imbricado con el ritual y el sacrificio (en buena medida sacrificio humano) que se suele asociar con el antiguo M¨¦xico -puede verse, por ejemplo un cr¨¢neo humano maya con incrustaciones de turquesa, un sacerdote del dios Xipe-Totec vistiendo la piel desollada de un sacrificado o un enorme y acongojante ¨ªdolo zapoteca con cabeza de murci¨¦lago-, pero, de manera "audaz", dijo Arroyo, y casi cabr¨ªa calificar de revolucionaria, lo que sobresale es un verdadero canto al ser humano, centro de la creaci¨®n y del cosmos. Por primera vez podr¨ªa decirse que uno puede ver al hombre y la mujer precolombinos como sus cong¨¦neres, con rostros, cuerpos, placeres, dolores, miedos (la estela de un prisionero) y esperanzas reconocibles como propios o al menos cercanos. As¨ª, el inicio de la exposici¨®n es toda una declaraci¨®n de principios, con un espectacular Chac Mool maya de Chich¨¦n Itz¨¢ -la divinidad recostada sobre cuyo vientre se colocaba ofrendas, a menudo sangrientas-, que aqu¨ª, sin perder la calidad ceremonial que inspir¨® a Carlos Fuentes, aparece como una verdadera exaltaci¨®n del cuerpo, con un punto casi de moderna languidez. Cerca, otra de las obras se?eras es el grupo de 16 preciosas figurillas olmecas sepulcrales (la c¨¦lebre "ofrenda 4") reunidas en una especie de ritual.
En todos los ¨¢mbitos de la exposici¨®n, ya se trate del funerario, el cosmol¨®gico o el de la fertilidad, e independientemente de la riqu¨ªsima variedad estil¨ªstica de las piezas (se recalca la diversidad formal dentro de la gran unidad civilizatoria mesoamericana), el recorrido muestra el cuerpo con una preeminencia absoluta.
El placer del cuerpo y los ritos de fecundidad tienen amplia representaci¨®n: El adolescente de Cumpich, escultura maya de un joven con escarificaciones y dotado de unos test¨ªculos hipertr¨®ficos, inmerso en el ¨¦xtasis sexual; una feliz pareja de Nayarit en c¨®pula trasera, sacerdotes masturb¨¢ndose, una mujer acarici¨¢ndose, falos de diferentes tama?os y calidades, o un encantador viejecillo arando con una piedra en forma de pene y luciendo una gran e ir¨®nica sonrisa.
Babelia
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