Pol¨ªtica de adversarios
Los brit¨¢nicos denominan "pol¨ªtica de adversarios" a aquella pr¨¢ctica consistente en que cuando uno de los grandes partidos conquista la mayor¨ªa en los Comunes y forma gobierno impone sus pol¨ªticas peculiares, haciendo uso de su mayor¨ªa y sin acordarlas con la oposici¨®n. A su vez, cuando la leal oposici¨®n de Su Majestad vence en las elecciones, obtiene mayor¨ªa en los Comunes y forma gobierno hace exactamente lo mismo: destejer las pol¨ªticas del gobierno anterior con las que no est¨¢ de acuerdo, normalmente las distintivas, e imponer las suyas propias que, a su vez, durar¨¢n lo que dure la mayor¨ªa, a reserva de que el electorado produzca ulteriormente una segunda alternancia que operar¨¢ exactamente igual. El resultado de este tejer y destejer resulta obvio: al partido de la mayor¨ªa le es muy f¨¢cil imponer sus pol¨ªticas distintivas, su mayor¨ªa parlamentaria le basta y le sobra para imponer las que desee en la forma que le parezca bien, sin embargo una pol¨ªtica no acordada con toda o la mayor parte de la oposici¨®n dif¨ªcilmente durar¨¢ m¨¢s que el gobierno y la mayor¨ªa que la impone, la facilidad de imponer se paga al precio de la discontinuidad cuando hay cambio de mayor¨ªa. En lo que los polit¨®logos de moda denominan la "democracia mayoritaria" es muy f¨¢cil imponer pol¨ªticas, es muy dif¨ªcil conseguir que duren. La eficacia para imponer se paga al precio de la r¨¢pida caducidad de lo impuesto.
"Se necesita que el Senado sea la c¨¢mara de las instituciones auton¨®micas: sin su voto no se puede sacar una ley territorial"
Viene esto a cuento de las idas y venidas sobre la Ley de Calidad de la Ense?anza, que es un ejemplo "de libro" de lo que se?alaba hace un momento: llegaron los socialistas y usaron de su mayor¨ªa para impone una LOGSE sin financiaci¨®n adicional y sin pactarla con los conservadores, y cuando los conservadores alcanzaron la mayor¨ªa impusieron la liquidaci¨®n de lo que no les gustaba de la LOGSE y establecieron lo que les gustaba en la LOCE sin prever que a las mayor¨ªas les pasa lo que a las verduras de las eras, que pasan r¨¢pidamente. Y ahora es llegado el turno de destejer lo que los anteriores tejieron. Entre tanto a la ense?anza que la zurzan, eso s¨ª con el acompa?amiento de inmejorables palabras. Tras casi dos d¨¦cadas de tan hermosa imitaci¨®n de Pen¨¦lope me parece que ya va siendo hora que unos y otros se sienten a hablar al efecto de determinar en qu¨¦ est¨¢n de acuerdo y qu¨¦ le parece aceptable o soportable a cada parte de lo que le agrada a la de enfrente, a fin de reunir ese conjunto e incorporarlo a una legislaci¨®n educativa que ser¨¢ buena, mala o regular, pero que al menos ser¨¢ estable durante una larga temporada. Si adem¨¢s el conjunto resultante es coherente, miel sobre hojuelas.
Si la "pol¨ªtica de adversarios" no parece muy recomendable, ni siquiera en el que a no dudarlo es hoy uno de los estados m¨¢s centralizados de Europa, parece todav¨ªa menos aconsejable en uno fuertemente descentralizado como el espa?ol, en especial en aquellas pol¨ªticas que en raz¨®n del reparto de competencias son compartidas. Que el gobierno del Estado y su mayor¨ªa impongan contra viento y marea sus preferencias en cualquier asunto, cuando la materia va ser parcialmente legislada e ¨ªntegramente administrada y financiada por gobiernos aut¨®nomos en algunos de los cuales gobiernan otros partidos, o gobierna el mismo pero sin la c¨®moda mayor¨ªa de que se goza en Madrid, no parece algo digno de particular alabanza. Si, como sucede en la ense?anza, una materia es compartida por Estado y Comunidades Aut¨®nomas, y ¨¦stas est¨¢n gobernadas al menos en parte por la oposici¨®n, parece l¨®gico que las pol¨ªticas correspondientes deben ser pactadas entre las instituciones que comparten la responsabilidad y las fuerzas pol¨ªticas que gobiernan esas instituciones. Descentralizaci¨®n pol¨ªtica se llama eso. Cuando no sucede as¨ª nada de particular tiene que las instituciones y fuerzas pol¨ªticas que no se tienen en cuenta a la hora de dise?ar e imponer una determinada pol¨ªtica p¨²blica, y que van a ser responsables de su administraci¨®n, se resistan como gato panza arriba. Lo que est¨¢ pasando con la Ley de Calidad es nuevamente un buen ejemplo: si los se?ores del PP hicieron mal en sacar adelante la ley como la sacaron -y yo creo que hicieron mal al sacarla unilateralmente- no parece que la mayor¨ªa actual est¨¦ muy afortunada cuando hace exactamente lo mismo para desguazar aquella parte de la ley con la que no est¨¢ de acuerdo. Entre los errores de los unos y las equivocaciones de los otros al final acaban pagando el pato los tribunales. Ya lo dec¨ªa mi madre: unos por otros y la casa sin barrer.
Claro que episodios como el que se toma como ejemplo suceden porque pueden suceder. Y pueden suceder porque nuestro sistema institucional no obliga a las partes a consensuar las pol¨ªticas p¨²blicas compartidas. Si fuera de otro modo, si para sacar la LOU o la LOCE, por no salir de la ense?anza, hubiera que pasar por el voto de los gobiernos y parlamentos aut¨®nomos, en algunos de los cuales las mayor¨ªas son semejantes y en otros no, la probabilidad de sacar adelante pol¨ªticas unilaterales ser¨ªa tan baja y los costes tan altos que pr¨¢cticamente siempre ser¨ªan preferibles la negociaci¨®n y el acuerdo, con lo que al evitarnos las pol¨ªticas impuestas nos evitar¨ªamos sus muchos inconvenientes, de los cuales el de Pen¨¦lope no es el menor. Pero para eso se necesita que el Senado sea lo que debe ser, la C¨¢mara de las instituciones de gobierno auton¨®micas, y que sus poderes sean lo que en buena l¨®gica deber¨ªan ser: sin su voto no es posible sacar una "ley territorial". Pero no parece que los vientos vayan a soplar por ese cuadrante, tal parece como si tirios y troyanos no quisieran enterarse de que las malas instituciones generan malas pol¨ªticas. Aunque eso s¨ª, las malas pol¨ªticas sean m¨¢s c¨®modas y permitan quedar mejor con la clientela. Alguna ventaja tendr¨ªa que tener la pol¨ªtica de adversarios.
Manuel Mart¨ªnez Sospedra es profesor de Derecho de la Universidad Cardenal Herrera-CEU.
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