Ulrich Inderbinen, legendario gu¨ªa de monta?a suizo
Ulrich Inderbinen, el legendario gu¨ªa de monta?a suizo que hizo a los 90 a?os su ¨²ltimo ascenso al Matterhorn (pico de los Alpes de 4.478 metros) muri¨® el pasado lunes, a los 103 a?os, en su casa de Suiza, seg¨²n anunci¨® su familia.
El rey de los Alpes, como Inderbinen era conocido por sus admiradores en todo el mundo, pas¨® 70 a?os ayudando a los monta?eros a escalar las monta?as suizas m¨¢s inaccesibles. Finalmente, dej¨® su profesi¨®n a los 95 a?os. Sin embargo, incluso en su ¨²ltima ¨¦poca ascend¨ªa de forma peri¨®dica picos de m¨¢s de 4.000 metros, y en unas declaraciones asegur¨® que hab¨ªa estado en la cima del Matterhorn -"la monta?a m¨¢s bella del mundo", como una vez la defini¨®- al menos 370 veces. "Nunca me aburr¨ª", dijo en otra ocasi¨®n, "a no ser que mis clientes subieran demasiado despacio".
Inderbinen naci¨® el 3 de diciembre de 1900 en una familia de nueve hermanos. Pas¨® la mayor parte de su infancia cuidando animales en las monta?as cercanas a la ciudad de Zermatt, por entonces una zona rural y empobrecida. Ascendi¨® el Matterhorn por primera vez en septiembre de 1921 con su hermana peque?a. Cuatro a?os m¨¢s tarde consigui¨® su primer trabajo como gu¨ªa. "El se?or Inderbinen se mostr¨® seguro, alguien en quien confiar, as¨ª que espero escalar con ¨¦l en m¨¢s ocasiones", escribi¨® su primer cliente, un m¨¦dico alem¨¢n.
Ten¨ªa una salud de hierro, y s¨®lo una vez tuvo que tomar un descanso de 10 d¨ªas despu¨¦s de lesionarse un hombro tras caer por una pendiente de hielo. A los 74 a?os fue por primera vez al dentista, y nunca necesit¨® gafas.
"Atribuyo mi buena salud a mi actitud positiva ante la vida, el disfrute de la naturaleza y mi profesi¨®n. De ni?o aprend¨ª a contentarme con poco, a no pedir nada a la vida y a trabajar siempre", escribi¨® en su biograf¨ªa, titulada Tan viejo como el siglo, en 1996. "No me afectan las prisas ni el estr¨¦s. Vivo del mismo modo que escalo monta?as: a un ritmo tranquilo pero sostenido. Mis colegas saben que no me gusta parar hasta que llego a mi destino".
Para Inderbinen, uno de sus mejores momentos lleg¨® despu¨¦s de cumplir los 80 a?os, cuando comenz¨® a participar en pruebas de esqu¨ª. Como era el ¨²nico participante de su edad, siempre acababa en primer lugar. Cuando lleg¨® a los 90 a?os recibi¨® un par de esqu¨ªes de regalo.
El gu¨ªa suizo, un cat¨®lico devoto, logr¨® su sue?o de viajar a Roma y recibir la bendici¨®n del papa Juan Pablo II a los 96 a?os.
A pesar de su reputaci¨®n como escalador, se comport¨® de manera modesta. Las televisiones de diferentes pa¨ªses que le entrevistaron se encontraron siempre con un hombre de pocas palabras. Nunca cogi¨® unas vacaciones, y jam¨¢s vio el mar. Ni tan siquiera lleg¨® a tener un coche o una bicicleta en propiedad.
"Soy la ¨²nica persona en Zermatt sin tel¨¦fono", dec¨ªa con orgullo. Sus clientes sab¨ªan que para contratarle ten¨ªan que buscarle por la tarde en la iglesia de Zermatt.
Toda su vida la pas¨® a la sombra de la monta?a de Matterhorn, la m¨¢s famosa de Suiza. "Es una monta?a fascinante, que me ha sorprendido desde la primera ascensi¨®n hasta la ¨²ltima", declar¨®.
Su mayor pena fue cuando su familia le prohibi¨® ir a Tanzania para subir al Kilimanjaro a los 92 a?os. "Nunca supe por qu¨¦ todos se pusieron en contra", dijo. Un periodista le pregunt¨® si ten¨ªa miedo a morir. "No", replic¨®. "Cuando miro los muertos que aparecen en los peri¨®dicos, casi nunca veo alguno de mi edad".-
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