Alicia de Larrocha anima a los j¨®venes pianistas a "regresar al romanticismo"

Si Lang Lang, la joven figura china del piano mundial, dice admirar a Granados, eso, seg¨²n Alicia de Larrocha, la pianista espa?ola m¨¢s importante de la historia, es bueno, porque supone "regresar al romanticismo". Lo dijo antes de recibir ayer, de manos de la reina Sof¨ªa, el Premio Yehudi Menuhin, otorgado por la Fundaci¨®n Alb¨¦niz a aquellos artistas que compaginan su carrera con la ense?anza.

De Larrocha lo hace ahora todos los d¨ªas, ya retirada, con clases que pueden durar hasta cinco horas: "Me tienen que cortar", asegura. A los j¨®venes les encuentra muy diferentes a los de su generaci¨®n: "Hoy tienen m¨¢s competencia, m¨¢s distracci¨®n, en mi ¨¦poca ¨¦ramos como monjes que entr¨¢bamos en un convento", asegura.

La pianista, poco dada a las entrevistas y a los encuentros con la prensa, atendi¨® ayer a un grupo de periodistas, acompa?ada de Paloma O'Shea, presidenta de la Fundaci¨®n Alb¨¦niz, para celebrar el premio. "Estoy hablando con ustedes, mire, es un milagro. Me han debido de dar algo", dec¨ªa. Estuvo escueta pero muy amable y, como siempre, quit¨¢ndose m¨¦ritos y mostrando raza de autoexigente, madera de grande del piano, siempre en busca de la perfecci¨®n: "Yo no merezco premios, cuando me los dan me entra complejo de inferioridad", afirma. "No estoy contenta con lo que he conseguido en mi carrera, creo que deb¨ªa haber hecho m¨¢s, siempre se puede hacer m¨¢s".

Echa de menos los viajes: "Eso s¨ª, siempre me ha gustado cambiar de paredes", comenta. Y ahora dice que va a m¨¢s recitales: "Antes no iba porque si ve¨ªa algo bueno, me acomplejaba", confiesa la gran int¨¦rprete, que fue admirada por Rubinstein y que es hoy, sin discusi¨®n, la reina viva de los de su instrumento en Espa?a.