Pol¨ªtica de becas
Para el buen desarrollo de la ciencia no s¨®lo es necesario contar con investigadores en la proporci¨®n que deber¨ªa tener un pa¨ªs como el nuestro (5,7 por mil activos es la media en la UE), sino tambi¨¦n disponer de personal de apoyo, del que hoy por hoy carecen pr¨¢cticamente todos los grupos que realizan su labor en los diferentes organismos p¨²blicos, principalmente universidades y Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
Creo que no me equivoco al afirmar que un porcentaje muy alto (posiblemente m¨¢s del 90%) de la investigaci¨®n que se lleva a cabo en estas instituciones corresponde a tesis doctorales. Que ¨¦sta sea la realidad se debe principalmente a dos causas. Una de ellas es la mencionada falta de personal estable de grado medio con la suficiente formacion para ocupar un puesto de auxiliar o t¨¦cnico y realizar un trabajo que en las condiciones actuales asume el doctorando, lo que consume gran parte de su tiempo. Los investigadores responsables de los proyectos corrigen o intentan corregir en parte la carencia de personal t¨¦cnico con licenciados que durante cuatro a?os van a permitir el avance de la ciencia realizando una tesis doctoral. Para ello se necesitan becas, mejor dicho, becarios, y as¨ª se hace constar en las solicitudes de proyectos. Es triste decirlo, pero en no pocos casos se considera peyorativamente a este personal como mano de obra barata y ocasional. La segunda causa es la consideraci¨®n que se le concede a la direcci¨®n de tesis doctorales en la evaluaci¨®n del historial de los cient¨ªficos que acceden o se promocionan dentro de cada escala e instituci¨®n. Esta situaci¨®n es similar a lo que ocurre con la direcci¨®n de proyectos y que ha llevado al minifundio actual con la consiguiente inexistencia de grupos con la masa cr¨ªtica suficiente para abordar la soluci¨®n de problemas de envergadura.
A la b¨²squeda de becarios por los investigadores se une el inter¨¦s de los licenciados por una posible beca, lo que determina una demanda de becas predoctorales muy superior a la oferta. El panorama est¨¢ cambiando ¨²ltimamente a peor debido al dif¨ªcil futuro profesional que se presenta a los ojos de los licenciados con inquietudes cient¨ªficas. As¨ª, el n¨²mero de solicitantes no decae, pero desciende su calidad y es dif¨ªcil encontrar los buenos expedientes de antes en las personas que quieren dedicarse a la investigaci¨®n.
Si se corrigieran las causas de tal demanda, la oferta de becas podr¨ªa estar en relaci¨®n con el n¨²mero de los futuros contratos p¨²blicos o privados o posibles puestos estables de trabajo. Dicha oferta deber¨ªa ser siempre algo superior para permitir la selecci¨®n y sobrepasar los posibles abandonos. Tal vez el 20% por arriba de ese potencial de colocaci¨®n ser¨ªa un porcentaje aceptable y sobre ¨¦l tendr¨ªan que ponerse de acuerdo en su pol¨ªtica de becas los organismos nacionales y auton¨®micos financiadores. Pero el ajuste de esta cifra propuesta depender¨¢ del conocimiento que tales organismos competentes tengan sobre el porcentaje de ¨¦xito de aquellos que en su d¨ªa obtuvieron una beca. Estos becarios, ya en n¨²mero adecuado, tendr¨ªan la consideraci¨®n laboral que llevan exigiendo desde hace tiempo.
Hay que reconocer que, si las condiciones no cambian en nuestra convergencia con Europa, el sistema no puede absorber tantas cabezas cualificadas, excelentemente preparadas, encaminadas desgraciadamente a la frustraci¨®n y cuya formaci¨®n ha supuesto, aparte del costo econ¨®mico, un esfuerzo redundante para el personal investigador.
Jos¨¦ Olivares Pascual es profesor de investigaci¨®n del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas en la Estaci¨®n Experimental del Zaid¨ªn, Granada.
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